En La Rioja nunca pasaba nada, salvo cuando una pedregada a destiempo echaba a perder media vendimia. Veinte años llevaba en el gobierno con mayoría absoluta de Pedro Sanz, un clásico del Partido Popular y un político indiscutible dentro y fuera del partido. La conmoción ha sido superlativa. Sanz se va, deja la presidencia de la Comunidad por exigencias de Ciudadanos. No había logrado, esta vez, los escaños suficientes para formar Gobierno sin necesidad de apoyos. El partido de Rivera lo ha defenestrado.
Van desfilando hacia la puerta de salida algunos barones regionales del PP muy tocados por el resultado electoral. Varios de ellos, los últimos mohicanos, forman parte de la vieja guardia, como Aguirre, Sanz, Rudi. Otros llevaban apenas unos añitos en sus puestos respectivos como Fabra o Bauzá. El batacazo electoral le sirve en bandeja a Rajoy la tantas veces anunciada renovación. Primero, en provincias, donde se nota más la presión de los subordinados o compañeros que pierden el puesto, el cargo, el empleo y la nómina. Un trance complicado que algunos no son capaces de asumir. En especial cuando se piensa que el desastre general ha sido causado por la negligencia de un Gobierno negligente y amorfo y de un partido sin nervio ni espíritu. Las culpas, de acuerdo con la reflexión de estos dirigentes en retirada, son de Madrid.
Las culpas, de acuerdo con la reflexión de los dirigentes 'populares' en retirada, son de Madrid
El caso riojano
Muy digno, Pedro Sanz anuncia que abandona la posibilidad de repetir al frente del Ejecutivo regional pero ya ha amarrado un sillón en el Senado y en la cúpula del PP de la zona. Ha recomendado a José Ignacio Ceniceros, su fiel escudero, para que ocupe su sitio como presidente de la Comunidad. Ciudadanos no pondrá problema con este nombre porque el auténtico obstáculo es la continuidad de Sanz, que no tiene imputaciones, ni sospechas, ni puntos de contacto con la corrupción.
Las réplicas del terremoto del 24-M siguen sacudiendo al Partido Popular, que está a la espera de las indicaciones de Rajoy sobre cómo será su futuro y, de paso, qué piensa hacer también con el Gobierno. Este miércoles tiene anotada su audiencia en la Zarzuela para comunicarle al Monarca las novedades y, acto seguido, cabe pensar que se producirá el anuncio oficial en el seno del Comité Ejecutivo de la formación.
Alberto Fabra en la Comunidad Valenciana, Luisa Fernanda Rudi en Aragón y José Ramón Bauzá también anunciaron su renuncia a seguir al frente del PP en sus respectivas regiones a las pocas horas de conocer el resultado del escrutinio. Bauzá y Fabra, como este martes Aguirre, anunciaron su decisión de convocar congresos regionales extraordinarios para elegir sucesor al frente de la formación. Génova echó el freno y advirtió que no ahora no toca. Los congresos periféricos deberán celebrarse después del Nacional, que será el año que viene.
El martes circulaban versiones sobre el 'clan de los gallegos' es decir, que Rajoy pondría en su entorno a Núñez Feijóo y a Ana Pastor
Rajoy proyecta remodelar algunos estamentos del partido para introducir savia nueva y engrasar unos resortes herrumbrosos. Las elucubraciones mencionan a Dolores Cospedal en su sitio y algunos refuerzos y cambios. Juegos de quinielas y adivinanzas. Nadie, salvo quizás los ya confirmados por el dedo del líder máximo, conoce a ciencia cierta las novedades. Este martes circulaban con insistencia las versiones sobre el 'clan de los gallegos', es decir, que Rajoy, desconfiado sastre, pondría en su entorno a Núñez Feijóo y a Ana Pastor. Al primero, en el hueco del Gobierno que dejaría la segunda rumbo al partido.
La noche del martes sin embargo recuperaba fuerza la teoría de que Sáenz de Santamaría iba a perder su poder de fuego como portavoz, pero el puesto se le entregaría a su ministro favorito, Alfonso Alonso. Una jugada que encaja con los anhelos de la vicepresidenta, pero muy poco con los de Rajoy, que ha perdido buena parte de su confianza en ella, según la versión ya instalada entre aquellos ministros altos cargos del partido con línea directa con el presidente.
Barones saliendo, mudanzas en Génova y Moncloa, jóvenes políticos quizás entrando... Rajoy puede que finalmente lleve a cabo la mutación exigida, la renovación reclamada. O, sencillamente, a lo mejor y salvo un par de toques mínimos, los únicos cambios los producirán esos barones que están hasta los pelos, como Bauzá o Fabra, y han dicho, amablemente, ahí os quedáis.
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