España

Rajoy bombardea el 'no' de Sánchez con una batería de pactos y consensos

Rajoy eludió la confrontación y se aferró al pacto, al diálogo y a la responsabilidad. No mencionó a Sánchez. Se dirigió a los militantes socialista en "una situación de excepcionalidad".

Rajoy se apareció ante el Congreso cargado de sensatez a la busca de un gobierno "estable, moderado y eficaz”. No señaló al PSOE ni mencionó a Sánchez, los responsables del peligroso bloqueo. Pero bombardeó el discurso del 'no' con una batería de propuestas de pactos difíciles de rechazar. Tampoco nombró explíctamente a Rivera, su báculo. Se refirió, con agradecimiento, tres veces, a Ciudadanos y a Coalición Canaria por el apoyo prestado para presentarse con 170 diputados ante la Cámara.

El presidente en funciones apostó por un discurso de investidura austero, átono, enumerativo, tedioso, formal. Muy conciliador y escaso de la solemnidad, la pasión y la épica que algunos esperaban. No era el día. En este primer asalto de la sesión de investidura tocaba ofrecer una imagen moderada, de mano tendida, de invitación al consenso. Austero, sin ironías ni gracietas, en un tono ponderado y hasta humilde.

La hora de los puños

Este miércoles, segundo asalto, sacará los guantes en sus réplicas a Pedro Sánchez, según comentan en su equipo. Será el momento de poner al líder socialista contra las cuerdas y recordarle quién es el culpable de que España se encuentre "en el peor momento de su historia de estos últimos 40 años". Tras el bálsamo argumentario, el acoso dialéctico.

No parecía dirigirse el presidente en funciones a los diputados allí presentes. Su bancada aplaudió con prudencia y apenas se escucharon protestas desde los escaños de la oposición. Se dirigió a la sociedad española, a los electores, tanto a los propios como, muy especialmente a los de la oposición. Y, en especial, a los socialistas. “Los votantes no han creído lo que les contaban algunos y no se lo creen, según anuncian las encuestas”. Severa advertencia al bloqueo del líder socialista, ajeno al sentir de su propio espectro electoral.

Evitó la polémica, la confrontación, la acidez, el sarcasmo y los golpes bajos. Ese ejercicio frustrante y devastador tan habitual en el Hemiciclo

Evitó la polémica, la confrontación, la acidez, el sarcasmo y los golpes bajos. Ese ejercicio frustrante y devastador tan habitual en el Hemiciclo. Rajoy, en las antípodas de su mensaje en la investidura de Sánchez, recordó con serenidad las generales de la ley. Se presenta candidato por tres motivos. España necesita con urgencia un Gobierno, los españoles ya han mostrado sus preferencias y no existe una alternativa razonable. Calificó de "gobierno de mil colores" al experimento Frankenstein, ese posible acuerdo del PSOE con Podemos e independentistas. Y esgrimió en varias oportunidades el espectro de unas terceras elecciones al hablar de "juguetear de nuevo con la paciencia de los españoles".

Sus momentos más vibrantes coincidieron con las referencias a la unidad de España, al desafío del independentismo catalán, y recordó el pacto suscrito en este sentido con Ciudadanos para preservar “la soberanía nacional, la igualdad de todos los españoles y sus derechos fundamentales”. Era el tramo final de su discurso y pareció dedicado a Rivera, con quien se había mostrado tan escasamente atento.

Una responsabilidad compartida

"Todos somos corresponsables, no podemos eludir nuestra responsabilidad, no hay salida individual a la actual situación". Más guiños a los socialistas, a quienes piensan que la actitud de su secretario general lleva a España hacia el sendero de las urnas. "Sin acuerdos no se podrá evitar nuevas elecciones". Quienes esperaban caña al PSOE, se quedaron con las ganas. Quienes pretendían un verbo vibrante y ampuloso, también. El aspirante recordó la labor realizada en estos cuatro años, enarboló los principales aspectos del acuerdo con Ciudadanos y propuso una serie de pactos para recabar adhesiones. Educación, financiación autonómica, (en clara alusión a los líderes regionales socialistas), autónomos, pensiones, violencia de género (gran novedad). Es el momento de los acuerdos y no del navajeo. "Ya llegará la hora de las discrepancias", señaló. Lo primero, formar un gobierno, “todos tenemos que ponernos al servicio del consenso y de los españoles. Hemos de anteponer el interés de todos al particular”.

 Arrasar con el egoísmo personalista del secretario del PSOE, tender la mano a todo tipo de pactos y acuerdos, ejercer la responsabilidad que reclama el momento, ponerse al servicio de los españoles. Rajoy apostó por ganar la batalla de la legitimidad frente a quienes se ofuscan en parapetarse en el 'no' sin argumentos ni alternativas. Quizás un esfuerzo inútil, pero había que intentarlo, según un miembro de su equipo.

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