Displicencia con el PSOE y centrar el tiro en Podemos. El PP reforzará esta estrategia de aquí a las elecciones de mayo. El partido de Pablo Iglesias colabora activamente. Así se pudo comprobar en la concentración del sábado en Madrid. Mucha agresividad, mensajes en la linde de la venganza y unos discursos agrios y belicosos, según el particular resumen que hacía de la movilización un estratega de Génova. Banderas republicanas, mucho militante de IU y activistas de organizaciones radicales antisistema. Poco que ver con el arranque del 15-M, cuando la Puerta del Sol se llenó de jóvenes universitarios, profesionales, representantes de la clase media española. Ese panorama ha cambiado en forma drástica.
El camino hacia el centro
El Partido Popular considera que el empeño de Pablo Iglesias por aproximarse a la centralidad para arañar votos del PP está resultando un fracaso. Los líderes de Podemos, acosados por casos colindantes con la mentira o la corrupción, han radicalizado su discurso. Se muestran de nuevo agresivos y caen con facilidad en el insulto. "Quieren destrozarlo todo, pero no lo conseguirán", dijo Rajoy en Barcelona, en referencia a Podemos, aunque sin citarlo.
El PP decidió en su reciente Convención Nacional hacer de la formación de Iglesias el objetivo primordial de su prédica política
El PP decidió en su reciente Convención Nacional hacer de la formación de Iglesias el objetivo primordial de su prédica política. Es 'el PP o el caos', como sentenció en su momento María Dolores de Cospedal. Una disyuntiva que funciona. El PSOE aparece preterido y ya ha dejado de ser parte del binomio del necesario bipartidismo. Al menos por el momento. Rajoy no quiere que Pedro Sánchez se hunda pero necesita la ira incontenida de Podemos para movilizar a esa gran masa de sus electores que se consideran engañados por la gestión del Gobierno del PP. Podemos es la pieza para calentar los espíritus y empujar a la 'gente de orden' hacia las urnas. En los sondeos que maneja el PP empiezan a apreciarse signos positivos. La recuperación económica ayuda pero el fantasma de Podemos también. El deslumbramiento inicial que produjo Pablo Iglesias se está convirtiendo en un espejismo para buena parte del electorado menos radical. Ese votante desengañado del PP y PSOE coincide en las críticas al sistema pero no se fía de las etéreas promesas de Podemos.
Podemos es la pieza para calentar los espíritus y empujar a la 'gente de orden' hacia las urnas
"Huir de la radicalidad", "apostar por la estabilidad", son los eslóganes que más va repetir el PP en estas próximas semanas. La actitud de Syriza, enormemente beligerante con la Troika, con el gobierno alemán y con Bruselas, alimenta esta línea de actuación del Partido Popular. Podemos sigue enganchado al partido que ganó las elecciones griegas, aunque haya intentado señalar determinadas distancias. "Ni quieren pagar su deuda, ni cumplir sus compromisos y, además, quieren más dinero", dijo Rajoy con referencia al nuevo gobierno de Atenas. La alternativa en Europa es, de esta forma, el gobierno del PP, que reduce déficit y ofrece una economía en crecimiento. En suma, que donde no está el PP, 'todo es incertidumbre'.
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