España

Tres claves de la 'mayoría moderada' con la que cuenta Rajoy para ganar las elecciones generales

Ya no se habla de 'mayoría social', ni de 'mayoría suficiente' o 'mayoría natural'. Rajoy, al cumplir tres años de su llegada a la Moncloa, se dirige tan sólo a la 'mayoría moderada', ese sector de la sociedad que, según él, le garantizará la victoria en las próximas generales.

Tres años después de su llegada la Moncloa, Rajoy se muestra convencido de que los españoles le van a reconocer en las urnas el esfuerzo que ha realizado su Gobierno e este periodo de tormentas y sobresaltos. Así se lo comenta a los propios, en encuentros privados e informales, y así también lo lanza a los cuatro vientos en actos públicos y masivos. Rajoy cree en su victoria en las generales del año próximo. Y, convencido y sin disimulos, expone sus motivos, al margen de la cantinela de la recuperación. En el PP se cree que será el voto refugio de la gente sensata, que huye de improvisaciones, experimentos y principios doctrinarios anticuados.

El espectro sociológico del PP se ha hecho mayor, como España, el país más viejo del planeta. Un detalle que expertos y analistas de Génova no dejan de contemplar con atención creciente. España envejece y el electorado del PP, también. Los mayores de 65 años, que suman ya 7,5 millones, votan indefectiblemente a la opción de la gaviota. Y esta es una de las claves, uno de los factores en los que se apoya el optimismo del presidente. No hay que olvidar que los jóvenes de entre 16 y 30 años han pasado de representar el 25 por ciento al 18 en doce años. España es un país para viejos y para el PP. Así de fácil.

Pensionistas y vecindario rural

Otro puntal básico del PP son los pensionistas, 9,2 millones, a los que Montoro ha cuidado con esmero, cariño y prodigalidad. Desde 2011, este colectivo no ha sufrido ni un retroceso en su poder adquisitivo. El PSOE congeló las pensiones, craso error, disparate olímpico de Zapatero. El PP las aumenta. Poco, pero tampoco la inflación asusta. Otro bloque muy fiel al PP reside en las localidades con menos de dos mil habitantes, que suman casi 6.000 de los 8.110 municipios y cuyos vecinos se han volcado tradicionalmente en hacia las opciones que representan el bipartidismo, tanto PP como PSOE, pero con inclinación creciente hacia el primero.

Otro bloque muy fiel al PP reside en las localidades con menos de dos mil habitantes, que suman casi 6.000 de los 8.110 municipios

Estos son los tres bastiones fundamentales en los que se anclan las esperanzas del PP, o al menos en torno a los que gira su estrategia para permanecer en la Moncloa. Dicen los especialistas que escrutan la morfología social del voto, que si se mantienen estos tres nichos medianamente seguros y aferrados, Rajoy no tendrá problema alguno en renovar su mandato. El propio presidente del Gobierno así se lo ha transmitido a su equipo de Moncloa y a los dirigentes de su formación. Da por seguro que ganará, aunque resultará casi imposible revalidar la mayoría absoluta. "Te cuenta con una convicción tan firme, que resulta difícil no creerle", señalaba a este diario un miembro del Gobierno hace unos días.

Abstencionistas recuperables

“La gente de edad es nuestra”, vienen a decir los analistas de Génova. En las europeas se perdieron 2,6 millones de votos. Pero tan sólo medio millón migró a otras siglas. El resto, es decir, la gran mayoría, se quedó en casa ejerciendo la abstención. Los llaman 'abstencionistas recuperables'. Quieren castigar a Rajoy por haber mentido, bien con los impuestos, con el aborto, con la política antiterrorista, con Bolinaga, con los independentistas, con Artur Mas...

Pero según los analistas, buena parte de este votante hastiado, escéptico o cabreado es gente de edad ya avanzada que no respaldará nunca ni al PSOE ni mucho menos a Podemos. Y que según se acerque el momento de las urnas, es muy posible que se sacuda el enojo hacia el PP y se acerque a apoyarlo para evitar una victoria inquietante del movimiento Podemos y asociados. "O nosotros o el caos" sigue siendo una baza certera a la hora de movilizar a esa mayoría moderada, que siempre ha sido más participativa en el ejercicio electoral que los jóvenes o los profesionales, mucho más abstencionistas.

El voto pensionista, el voto de los mayores y el voto rural sustentan la estrategia del posible triunfo de Rajoy. Esa es la 'mayoría moderada' a la que se refiere constantemente, Es el mantra del presidente, que todavía no ha calado en sus equipos ya que la expresión se escucha muy poco aún a sus portavoces. En poco tiempo se oirá como recurrente letanía. Es la clave del posible triunfo del PP, ese bloque del electorado más conservador, tradicional, de edad provecta, que no mira apenas hacia otras siglas excepto las propias. Salvo Ciudadanos en Cataluña que crece, y UPyD en alguna plaza esporádica, que decrece. Algo quizás a Podemos, que se llevó 80.000 votos del PP en las europeas. Pero el conglomerado que capitanea Pablo Iglesias aspira a desintegrar a IU y a merendarse al PSOE. Por el momento.

El único partido a la derecha

A la derecha, aparece prácticamente solo el PP. A la izquierda, una izquierda fragmentada, bulliciosa y tensa. Con ese panorama se maneja Mariano Rajoy, quien da por hecho que la situación económica va a evolucionar favorablemente a lo largo del año entrante. Los números macro llegarán por fin al bolsillo del contribuyente. En forma de rebaja de impuestos, creación de empleo (precario, pero empleo) a lo que habrá de sumarse una ayuda del precio del combustible para empezar el año con optimismo.

Las cifras de Pedro Arriola, el analista demoscópico del PP, apuntan a que bastará un 28 por ciento del voto para vencer en las presidenciales. Y con menos del 35, se podría incluso alcanzar la mayoría absoluta. Una de las claves es la irrupción de Podemos, que alterará muchas cosas. Incluso el porcentaje necesario para alcanzar mayorías. Casi un retorno a los tiempos de Adolfo Suárez, cuando, en 1977, con apenas un 34 por ciento de los sufragios, se quedó a siete escaños de la mayoría absoluta. Aznar, un cinco por ciento más de votos, se quedó a casi veinte diputados para conseguir la absoluta en las fatídicas elecciones de 1996. 'La dulce derrota' de un González crepuscular y emponzoñado por la corrupción.

Tercera edad, pensionistas, voto rural, también desempleados y amas de casa, forman el grueso que, según Rajoy, le llevará en andas a la Moncloa. La gresca en la izquierda le favorece. La evolución económica también. Y, sobre todo, el temor nada anecdótico hacia Podemos, esa gran incógnita sobre cuya apariencia a finales del año próximo, cuando las generales, es todavía una enorme incógnita.

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