El Gobierno se ha visto desbordado por la indignación y alarma social generadas por la derrota de la doctrina Parot en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo. Las palabras del presidente, al ser preguntado cinco veces en el Congreso, resultaron muy inoportunas. “Hoy llueve mucho”, fue la escueta frase de respuesta. Demasiado banal para asunto tan grave. A esas horas, la etarra Inés del Río ya había abandonado las dependencias penitencias y se anunciaba la puesta en libertad de otro etarra sanguinario, Antonio Troitiño, detenido en Londres. Cada uno de ellos cumplía condena por el asesinato de 25 personas. Ninguno ha dado muestras de arrepentimiento, ni de voluntad alguna de reinserción. Siguen pensando como etarras aunque ahora les será más difícil seguir actuando como etarras.
Comparecencia esperada
Las redes sociales se han inundado con mensajes, comentarios y críticas contra las palabras del presidente. Se había entendido mal, entre otras cosas, que, ante tan dramática noticia, Mariano Rajoy no protagonizara una comparecencia pública en la que trasladara unas palabras de consuelo y solidaridad con las víctimas. Sí lo habían hecho, veinticuatro horas antes, los ministros del Interior y de Justicia junto a Mari Mar Blanco y Ángeles Pedraza, dos de los símbolos más relevantes de estas agrupaciones. Pero esa comparecencia consiguió una repercusión muy limitada.
Más eco han tenido las palabras de la secretaria general del PP, Dolores Cospedal, quien ante su grupo en el Senado subrayó la “repulsa” que le provoca personalmente “que los delincuentes y asesinos se paseen por la calle”.
Horas después se conoció la convocatoria, suscrita finalmente por todas las agrupaciones de víctimas, de una gran concentración para este próximo domingo en Madrid al objeto de condenar la resolución del TEDH, y en especial de rechazar el papel efectuado por el magistrado López Guerra, el representante español en Estrasburgo, colocado allí en los tiempos del Gobierno de Rodríguez Zapatero y de su fallido impulso al “proceso de paz”. Seguramente sin él, este episodio se habría orientado en otra dirección, menos lesiva para los intereses españoles.
Aguirre y Botella
Tanto Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, como la alcaldesa de la ciudad, Ana Botella, han hecho pública la confirmación de su asistencia a esta movilización. “Supongo que del PP vendrán los de siempre”, confesaba a este diario, algo escéptico, el dirigente de una de estas organizaciones. “Este asunto no le interesa al Gobierno, sólo le supone un engorro y quiere pasar página cuanto antes”. Fuentes de Génova subrayaban lo complicado del asunto. “No podemos manifestarnos contra un tribunal europeo, ni contra el Gobierno de la nación, ni contra el ministro de Justicia, ni contra la Audiencia Nacional”, reconocían en privado.
Para evitar la presión de los suyos y para compensar el mal efecto de aquellas palabras sobre la lluvia, el ministro del Interior ha anunciado este miércoles en Los Desayunos de TVE que Mariano Rajoy recibiría en Moncloa a las representantes de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y de la AVT. Una foto para compensar un patinazo. El equipo de comunicación de Presidencia había detectado el nefasto efecto de esas palabras. Tanto que, durante la mañana, se había puesto en comunicación con algunos periodistas relevantes para intentar controlar los daños. El encuentro de Moncloa no resultó un éxito, de acuerdo con las primeras impresiones. Ángeles Pedraza comentó a la salida que "estamos muy molestos, muy enfadados". El presidente no se había comprometido a nada. Buenas palabras. Y poco más.
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