Un histórico dirigente gallego setentón de pelo cano y tez enrojecida y un ex poderoso banquero de pelo engominado hacia atrás cuya carrera empresarial y política se vio truncada en los noventa por el Caso Banesto amenazan con atomizar el Parlamento gallego, un hemiciclo casi siempre estable y de perfil conservador desde hace más de dos décadas. Si Xosé Manuel Beiras y Mario Conde son la antítesis ideológica, la irrupción de ambos a un lado y otro del espectro político gallego es una advertencia no solo al PP, hegemónico en la región desde 1989 –salvando el periodo de 2005 a 2009-, sino también a la oposición, especialmente la que encarna el nacionalista BNG, que alcanzó con Beiras su listón de votos más alto en 2001.
En febrero, Incontro Irmandiño, la corriente abanderada por Beiras, abandonó el BNG. Desde entonces, este grupo ha ido tejiendo una red de contactos con el sinfín de partidos y movimientos que conforman la molecularizada izquierda nacionalista gallega hasta formar la plataforma A Nova Irmandade Galega. Mañana, salvo sorpresa, A Nova propondrá acudir en coalición con la rama de IU en la región, Esquerda Unida, en una especie de formación conocida como la “Syriza galega”. A este nuevo partido que concurrirá el 21 de octubre y que aún no tiene nombre, las encuestas le atribuyen un resultado por encima del 10%, lo suficiente como para doblar el espinazo del BNG, que en 2009 obtuvo un 13% de los votos. Una alianza que catapulta a la federación que dirige Cayo Lara. ¿Volverá IU por donde menos se la espera, una región donde no arañó escaños ni en tiempos de Julio Anguita?
El caso de Mario Conde también es paradigmático. Oriundo de Tuy (Pontevedra), el ex banquero, que también es amigo (o ex amigo) del presidente Alberto Núñez Feijóo, sopesa poner patas arriba a la derecha gallega con una nueva formación, Sociedad Civil y Democracia (SCD). Espoleado por el canal de televisión Intereconomía, Conde cuenta con el apoyo de numerosas bases locales del PP, descontentas con Feijóo (hasta la fecha, la intención de voto del PPdeG ha caído nueve puntos). Entre otros apoyos, ha conseguido uno no declarado pero importantísimo, el de José Luis Baltar, que se ha dejado ver con Conde en numerosos actos. Presidente de la Diputación de Ourense desde 1987 hasta este año (es conocido como el Fabra orensano), su hijo, Manuel Baltar, concurrirá para la presidencia provincial del PP de Ourense, hecho que complica la proyección de Mario Conde.
Sea como fuere, el trío PP-PSdG-BNG, sobre el cual ha pivotado la realpolitik gallega de los últimos años, está en peligro de muerte. Tan solo los socialistas están a salvo de escisiones. Su candidato, Pachi Vázquez, se enfrentará a Feijóo con el fin de reeditar el histórico bipartito con BNG que derrotó al PP en 2005. Lo malo para el PSdG es que la política gallega está tan atomizada que, si vencen al PP, el bipartito puede acabar siendo tripartito. Y ya se sabe que tres son multitud.
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