Una tarde cualquiera, cuatro mujeres se encuentran en un parque de la Comunidad de Madrid. Todas van con sus hijos, todas los crían solas y todas se sienten 'más solas que nunca'. El pasado martes, el Consejo de Ministros dio luz verde a la Ley de Familias. El proyecto 'estrella' de Ione Belarra deja desprotegidas a estas madres al reconocer más de una decena de tipos de familias y contemplar una protección especial para once casos, pero abandonar a los hogares monoparentales de un solo niño.
En el parque, los críos se entretienen columpiándose, corriendo y brincando, otros haciendo incluso la croqueta en el césped. Las cuatro madres mientras cuentan sus historias a Vozpópuli. "Tenía 38 años, dejé a un lado lo profesional y aquello que había logrado por hacer realidad mi mayor ilusión antes de que fuera tarde". Una situación diferente vivió Cristina, de 24 años. Esta madrileña tuvo a su hija de cinco años y medio después de una relación amorosa en la adolescencia: "Llevaba apenas un año en la universidad. Me planteé interrumpir el embarazo, pero conté con el apoyo de mi familia. Al final te sientes con una gran responsabilidad. Mi hija depende absolutamente de mí".
Irene y Cristina lo tenían claro: querían ser madres, aunque fuera solas. No obstante, todas ellas aseguran que la maternidad no ha sido nada sencilla. Se enfrentan a decisiones difíciles para mantenerse a flote: elegir entre trabajar, aunque sea de manera precaria, o quedarse en casa porque no tienen recursos ni una red de apoyo para cuidar a sus hijos. Un proceso complicado si se le añade la ausencia de una normativa que iguale y equipare sus derechos y los de sus hijos a los de cualquier otro modelo familiar. "Somos familias de segunda. Las instituciones garantizan estudiar más a fondo nuestra exclusión social, pero el tiempo pasa y nada cambia", opina Ruth.
La realidad es que en España existen cerca de dos millones de familias formadas por un sólo progenitor, lo que supone casi el 25% total. De ellas, el 81% tienen al frente a una mujer y el 70% sólo tienen un hijo. Ahora bien, se trata de un colectivo altamente vulnerable, donde conciliar, cuidar, trabajar o tener un hogar se hace sumamente difícil, y en las que las crisis tienen un impacto desproporcionado. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021, en España, el 54,3% de las familias formadas por un sólo progenitor estaban en riesgo de pobreza, un 5,2% más que en 2020, y casi el doble que en las biparentales (27,8%).
La Ley sigue sin cumplir con el principio de equidad
La Ley de Familias de Belarra parecía que, tras décadas de lucha, se convertiría en el 'chaleco salvavidas' para este tipo de hogares. Sin embargo, el retraso en su aprobación y las peculiaridades de la normativa han mermado las esperanzas de los hogares monoparentales.
El plan, entre múltiples cuestiones, busca apoyar a los hogares que más lo necesitan. Esta iniciativa abre un nuevo título acreditativo, ya no se habla de "familias numerosas", sino de aquellas con "mayores necesidades de apoyo a la crianza". En este sentido, esta protección especial es para las monoparentales con dos hijos, las familias con dos hijos donde un ascendiente o descendiente tenga discapacidad, las familias con dos hijos encabezadas por una víctima de violencia de género o por un cónyuge que haya obtenido la guardia y custodia exclusiva sin derecho a pensión de alimentos, y las familias con dos hijos en la que un progenitor esté en tratamiento hospitalario durante un año o haya ingresado en prisión.
Por otro lado, pasarán a considerarse familia con mayores necesidades de apoyo a la crianza "de categoría especial", las familias que hasta ahora eran consideradas numerosas de categoría general, como aquellas con cuatro hijos, en vez de cinco, como hasta el momento, las familias con tres hijos en caso de parto múltiple, en vez de cuatro como en la actualidad, y las familias con tres hijos y bajos ingresos hasta el 150% del IPREM.
A pesar de que la nueva ley supondrá un avance en lo que a la diversidad familiar se refiere, lo cierto es que no convence a la gran mayoría. Asociaciones de madres solteras aseguran que la ley es "incompleta", "discriminatoria", "un incumplimiento del principio de equidad" y "una verdadera injusticia".
"Han hecho un cómputo que no representa a más de un millón de familias. Dejarnos fuera significa no atender las necesidades monoparentales y entendemos que eso es de justicia social. Tiene que haber un reconocimiento a nuestras familias, y no dejar a voluntad en las comunidades autónomas que hablen medidas de apoyo, sino que debería estar regulado por ley a nivel estatal y que luego las comunidades autónomas y sus competencias decidan", sostiene Carmen Flores Rodríguez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS).
Necesitamos que las instituciones se coloquen las 'gafas monoparentales' y vean nuestra realidadAsociación Madres Solteras por Elección
Flores ve crucial que la sociedad reconozca el modelo familiar monoparental y que la Ley de Familias legisle teniendo en cuenta las necesidades de estas familias con un solo hijo o hija. Al respecto, la Asociación Madres Solteras por Elección (MSPE) sostiene que con los datos aportados por múltiples organizaciones que trabajan por la infancia (Unicef, Save The Children e incluso el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil) y atendiendo a uno de los objetivos principales que tiene la Ley, acabar con la pobreza infantil, "debería darnos un apoyo real, efectivo e inmediato desde el primer hijo o hija".
"La ley se olvida de que somos diversas dentro de la monoparentalidad. Como el modelo familiar biparental, también sufrimos otras circunstancias en nuestras familias, somos además numerosas, tenemos miembros con discapacidad, tenemos partos múltiples, sufrimos vulnerabilidad económica y social. Esta interseccionalidad tiene que abordarse", denuncia MSPE.
La presidenta de la FAMS plantea que esta exclusión responda a unos prototipos sociales. "Nos dejan fuera y estamos hablando de proteger a niños y a niñas de esas discriminaciones. No constituimos una familia biparental, y no respondemos a los cánones que la sociedad y política tiene marcado de lo que es una familia. Nos dejan fuera y discriminan a nuestros hijos con ello".
Ambas asociaciones abogan por ir más allá y atender las particularidades del modelo monoparental. "Somos una única persona progenitora que cuida y a la vez sustenta a nuestras familias, necesitamos que las instituciones se coloquen las 'gafas monoparentales' y vean nuestra realidad", afirma MSPE. En este sentido, defienden la equiparación e igualdad de oportunidades para que los niños y niñas de familias monoparentales no tengan diferencia de trato o derechos respecto a otras familias. Sobre todo en cuestiones de duración de los permisos por cuidado del menor, así como, la protección especial desde el primer hijo para monoparentales en caso de discapacidad del menor o progenitor o progenitora con bajos ingresos y la eliminación de la discriminación fiscal frente a las biparentales.
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