Se cumple una semana desde que el Ministerio de Sanidad retirara la obligatoriedad del uso de mascarilla en espacios interiores. Una medida que llegaba 700 días después de que se impusiera su uso y que la ministra de Política Territorial y portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, anunció a bombo y platillo: "Es un día muy especial para el Gobierno y el conjunto de los españoles en la lucha contra el virus. Estamos avanzando en la normalidad. Mañana podremos desprendernos en interiores de las mascarillas y mostrar nuestros rostros y nuestras sonrisas", celebraba Rodríguez el pasado miércoles.
Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, achacaba en una publicación desde su cuenta oficial de Twitter al "éxito de la campaña de vacunación" contra el coronavirus el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en espacios interiores.
No obstante, esta retirada no era del todo completa, ya que en hospitales, centros de salud, centros de transfusión de sangre o farmacias, al igual que en las residencias de ancianos, todavía es necesario usarla. También en aviones, trenes, metros, autobuses y barcos si no se puede estar en el exterior.
Por otro lado, el Ejecutivo nacional dejaba en manos de las empresas la potestad de imponer o no su uso a los trabajadores a partir de la valoración que hagan los servicios de prevención de riesgos laborales, mientras que en el resto de ámbitos pasará a estar solo recomendada. Por lo tanto, desde el pasado miércoles ya no es obligatoria en colegios, comercios, supermercados, restaurantes y bares, así como gimnasios, teatros, cines o conciertos.
El adiós a las mascarillas ha caído de pleno dividiendo a la sociedad española entre los que todavía son reticentes a dejar de usarlas y los que recibieron el cambio con euforia y la alegría de volver a una suerte de normalidad prepandémica.
No obstante, los epidemiólogos piden "prudencia" a la ciudadanía tras conocerse el aumento de la incidencia después de la Semana Santa, según los datos presentados este pasado martes por el Ministerio de Sanidad.
El aumento de la incidencia en 108 puntos en una semana entre los mayores de 60 años y la subida de la ocupación hospitalaria ha dado pie a que los epidemiólogos recuerden que "la pandemia todavía no ha terminado". Es más: año descartan "que la mascarilla pueda volver a ser de uso obligatorio si la situación epidemiológica empeora", algo que "ya ha ocurrido en otros países". Asimismo, señalan que el empleo de las mascarillas en espacios cerrados y en lugares donde no se pueda garantizar la distancia de seguridad sigue siendo "altamente recomendable" e insta a la población a vacunarse y recibir la tercera dosis de refuerzo.
Además, en caso de mostrar síntomas de infección respiratoria aguda (aun cuando no sea un caso confirmado de covid-19), los epidemiólogos recomiendan teletrabajar y, si esto no es posible o la situación clínica empeora, solicitar la baja laboral, usar la mascarilla sistemáticamente, guardar la distancia de seguridad de 1,5 metros y evitar el contacto con personas vulnerables.
Entre la euforia y el miedo por las mascarillas
Lo cierto es que la pandemia de la covid tras dos años todavía sigue conviviendo entre nosotros y a pesar de los esfuerzos para volver a la realidad que conocíamos antes de la llegada del primer contagio a nuestro país, muchos españoles todavía tienen miedo de contagiarse de coronavirus por ello siguen utilizando la mascarilla en cualquier ambiente.
Por ello, 'Donde Dije Diego' vuelve tras estar un tiempo alejado de las calles para "cotillear" y conocer como ha caído el fin de las mascarillas en interiores entre los ciudadanos.
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