El asesinato del piloto ruso Maxim Kuzminov en un área residencial de La Villajoyosa (Alicante) pone de manifiesto que la guerra de Ucrania no entiende de fronteras y que la amenaza sobre los opositores al Kremlin se extiende a cualquier parte del mundo. Aunque la Guardia Civil trabaja en el esclarecimiento de los hechos, lo cierto es que este militar de 28 años se había convertido en un enemigo público de Moscú, desde donde se le definía abiertamente como un "cadáver moral". Y que los servicios de inteligencia españoles son conocedores de la presencia de agentes hostiles extranjeros en nuestro país destinados a controlar a posibles opositores.
Así consta en el último informe anual publicado por el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), órgano de asesoramiento de la Presidencia del Gobierno, donde se abunda en asuntos relacionados con el espionaje y las injerencias en España desde el exterior. En este sentido, destaca que la invasión rusa de Ucrania y "la estrategia política de algunos países han influido sobre los objetivos y la agresividad de los Servicios".
Aunque el DSN apenas ofrece datos sobre la actividad específicas de naciones extranjeras, sí que detalla que en 2022 se expulsó a 27 diplomáticos rusos de territorio español como parte de las medidas pactadas con otros países de la Unión Europea tras la invasión de Vladimir Putin sobre Ucrania. Una decisión que, según afirma el informe, "ha tenido un efecto negativo sobre su capacidad de operar sobre territorio europeo y ha influido, entre otros factores, en el índice de actividad de los Servicios de Inteligencia extranjero".
En cualquier caso, Seguridad Nacional alerta de que se ha detectado la presencia de servicios de inteligencia extranjeros en España, bien mediante oficiales de inteligencia declarados o con agentes itinerantes. El objetivo de estos equipos sería el de controlar a "sus respectivas colonias" para "localizar a posibles opositores", además de "alinear las posturas de la comunidad internacional a favor de sus propios intereses".
Maxim Kuzminov
Una descripción que encaja en los acontecimientos que tuvieron lugar en La Villajoyosa, en Alicante. Cabe recordar que el nombre de Maxim Kuzminov estaba marcado en rojo por el Kremlin después de que el pasado mes de agosto abandonase Rusia a bordo de un helicóptero militar Mi-8, haciéndolo aterrizar en Ucrania, en una misión planificada al menos con seis meses de antelación. Los dos soldados que acompañaban a Kuzminov a bordo de la aeronave fueron abatidos por las fuerzas especiales ucranianas.
El episodio abrió las puertas a una avalancha propagandística. Desde Kiev se le encumbró como un "héroe" que huía del totalitarismo ruso y que, exponiendo su propia vida, había logrado extraer ingente información sobre tecnología militar. En Moscú no se tardó en calificarlo como "traidor", mientras que canales afines a Putin lo vinculaban con drogas o alcohol.
Lo cierto es que Ucrania ofreció a Kuzminov una identidad falsa y un cuantioso botín, que rondaba los 500.000 euros, así como protección tanto a él como a su familia. Todo ello fue adecuadamente difundido, reclamo para tratar de atraer a otros soldados o funcionarios rusos dispuestos a saltar las trincheras para colaborar con las autoridades ucranianas.
Su aparición en Alicante
Desde entonces no se han conocido nuevos detalles sobre el paradero de Maxim Kuzminov. Hasta que un suceso en una zona residencial de La Villajoyosa llamó la atención de Kiev: la semana pasada fue asesinado un ciudadano ucraniano de 33 años a las puertas de su garaje. Los autores del crimen huyeron a bordo de un vehículo que fue localizado horas después en El Campello, reducido a cenizas.
No había lugar a dudas. Se trataba de un asesinato perfectamente planificado. El individuo recibió varios impactos de bala y, pese a la vigilancia que había en la zona, los criminales lograron pasar desapercibidos. Se sospecha que hicieron seguimientos durante semanas. Y eso que la persona a la que perseguían mantenía una vida discreta, alejada de cualquier estridencia.
Porque esa persona no era verdaderamente un ciudadano ucraniano de 33 años, como apuntaba su documentación. Era Maxim Kuzminov, el aclamado piloto de helicópteros ruso que desertó en septiembre para colaborar con las autoridades ucranianas. Fuentes de seguridad consultadas por este diario apuntan que se le habría encontrado un acomodo en el Levante español, en una zona frecuentada por otros ciudadanos rusos o ucranianos.
¿Por qué en España? El sistema de acogida de ciudadanos ucranianos en España se considera un éxito a nivel internacional, tras incorporar a más de 170.000 personas en sus propias estructuras, con las consiguientes ayudas educativas a los menores, de seguridad social o administrativas. Un flujo lo suficientemente denso como para incluir, también, al piloto ruso, siempre bajo una falsa identidad.
La Guardia Civil aún trabaja en el esclarecimiento de los hechos. Aunque inicialmente se atribuyó el asesinato a un supuesto ajuste de cuentas, fuentes de seguridad consultadas por Vozpópuli indican que la identidad del fallecido es, realmente, la de Maxim Kuzminov, enemigo público del Kremlin. Moscú niega tener noticias sobre su muerte, aunque los servicios de inteligencia ucranianos (GUR) la confirmaron mediante un mensaje escueto de uno de sus portavoces.
¿Quién lo mató? ¿Bajo qué órdenes? ¿Cómo localizaron al piloto ruso en este rincón de Alicante? Esas son las incógnitas que las autoridades españolas tratan de resolver, con la hipótesis de que servicios hostiles -como los detallados por el DSN en su informe anual- hayan sido los autores del crimen.
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