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Megalodón, el tiburón XXL que vivía muy cómodo en Canarias

La temperatura fría de las aguas de Canarias hace 2,5 millones de años generó la presencia de especies marinas que siguen siendo un misterio

Diente de megalodón encontrado en Canarias
Diente de megalodón encontrado en Canarias

La temperatura fría de las aguas de Canarias hace 2,5 millones de años generó la presencia de especies marinas que siguen siendo un misterio. En 2011 la Facultad de Ciencias de Mar de la Universidad de Las Palmas estudió una pieza dental de un megalodon producto de una casualidad de dos amantes del buceo de El Confital, bajo una base del Ejército de Tierra, y donde hay que ser muy experimentado (además de tener permisos) para explorar las centenares de cuevas volcánicas submarinas que hay como La Catedral, una enorme masa de roca volcánica de formas retorcidas, casi góticas, y plagada de cuevas, bóvedas, arcos, pasadizos y diques casi verticales más de 30 metros de desarrollo vertical deja sin aliento.

La presencia del megalodón en las islas durante el Plioceno ya estaba documentada -la sociedad científica Museo Canario conserva un diente entre sus colecciones-, que aporta la clave de por qué estaban aquí los grandes tiburones. "Un tiburón tan grande tiene unas necesidades metabólicas enormes. No se alimentaban de pescaditos, sino que eran predadores preferenciales de mamíferos marinos”, explica el paleontólogo Juan Francisco Betancor, firmante de un artículo publicado por el CSIC. Este investigador y sus colegas Alejandro Lomoschitz y Joaquín Meco han revisado tres de los grandes yacimientos del Plioceno que existen en Gran Canaria y Fuerteventura (Barranco Seco, Tamaraceite y Ajuy), algunos de ellos explorados ya a finales del siglo XIX, para intentar aportar más luz sobre cómo eran los ecosistemas marinos de Canarias en ese tiempo, sus protagonistas y su clima.

Otros estudios demuestran que en esa época vivió, cazó y se reprodujo en estas aguas de Canarias el mayor depredador marino de todos los tiempos: el Otodus (Megaselachus) megalodon, llamado normalmente megalodón y que alcanzaba un tamaño de hasta 20 metros de largo y 100 toneladas de peso. Pero en otras zonas de las islas Canarias también se han encontrado restos de megalodón por Investigadores del Instituto Español de Oceanografía a más de 1.000 metros de profundidad. Ha sido en la zona de La Graciosa y se trata de un importante yacimiento submarino de fósiles en el que se han encontrado dientes del tiburón más grande y mayor depredador marino que ha existido. Además de los fósiles de megalodon, que pertenecen a ejemplares de la especie Otodus (megaselachus) megalodon, se encontraron restos fosilizados de otros tiburones extintos, fragmentos del cráneo y costilla de un sirénido (mamíferos marinos del tipo manatí, dugongo o vaca marina), así como huesos fosilizados de ballenas.

Los avistamientos de tiburones en Canarias son resultado de la calidad de sus aguas. El megalodón disfrutaría de una dieta rica en otros peces capaces de saciar su monstruoso paladar. El yacimiento paleotológico submarino fue descubierto a más de 1.000 metros de profundidad al pie de la montaña submarina conocida como Banco de Concepción, situada al norte de la isla de La Graciosa, ha abierto la puerta a nuevas teorías de gran relevancia científica ya que aporta información que permite esbozar el paisaje marino existente en Canarias cuando éstas empezaban a nacer del lecho oceánico (durante el Mioceno, entre 23 y 5 millones de años atrás).

Este tiburón, hoy fósil, vivió aproximadamente desde hace 20 millones de años (en el Mioceno) hasta hace tan solo 2 millones de años (Plioceno). Por el tipo de dientes que poseía sabemos que se alimentaba de grandes presas, como ballenas, delfines, focas u otros mamíferos marinos; también grandes peces y tortugas eran parte de su dieta. Fue una especie cosmopolita, presente en todos los océanos, y un gran migrador.

Las pruebas del registro fósil demuestran que los ejemplares pequeños eran más frecuentes en las zonas costeras y los grandes en aguas abiertas y alejadas de la costa. Esto parece estar relacionado con que determinadas zonas costeras o islas con abundante alimento fueran elegidas como zonas de reproducción y cría por estas enormes especies, muy necesitadas de grandes cantidades de alimento para su desarrollo. En cuanto a la existencia de Sirénidos (manatí o vaca marina), nunca había sido antes registrada en Canarias, por lo que su hallazgo aporta una información muy valiosa sobre el ecosistema y tipo de clima existente durante el inicio de la formación del archipiélago canario. El hallazgo se produjo durante la campaña de investigación marina, realizada por el buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Ángeles Alvariño.

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