Más de la mitad de los hombres responsables de casos de feminicidio de mujeres menores de 21 años en España eran extranjeros. Así lo determina un informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género publicado este martes. Desde 2003, un total de 45 mujeres menores de 21 años murieron a manos de sus parejas o ex parejas. Ese fue el año en el que se empezaron a contabilizar las víctimas mortales de la violencia de género.
El 53,3% de los agresores eran extranjeros, mientras que el 46,7% eran españoles. El 60% de las víctimas mortales eran españolas y el 40% extranjeras. Según los datos del INE, la población extranjera en España a fecha de 1 de enero de 2021 era de 5,3 millones sobre 47,3 millones totales, lo que se traduce en un 11,2%. El análisis del observatorio indica que el país extranjero con mayor número de agresores fue Rumanía con tres asesinatos.
El 29% de las víctimas eran menores de edad
La media de edad de las 45 asesinadas era de 18,1 años y la de los agresores se situó en los 25,9 años. Casi 8 años de diferencia en promedio. En ninguno de los casos existía un vínculo matrimonial, pero sí una relación afectiva.
No obstante, el 29% de las asesinadas eran menores de edad. La más joven de ellas, una niña de 13 años, fue asesinada por su novio, un hombre de 39 años, que después se suicidó. Ocurrió en Albacete en 2012, ambos eran españoles y el método empleado fue un arma de fuego. Había una denuncia previa y ninguna orden de protección.
La distribución de las víctimas por edades es la siguiente: 11 de las jóvenes asesinadas tenían 20 años; 13 contaban con 19 años de edad; ocho tenían 18 años; cuatro, 17; tres víctimas habían cumplido 16 años; y otras cuatro, 15 años. Las dos víctimas restantes eran niñas de 13 y de 14 años.
Los agresores eran mayores que las víctimas en todos los casos, según el informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género
Los agresores, cuyas edades oscilan en su mayoría entre los 18 y los 30 años, eran mayores que las víctimas en todos los casos. Los autores de un tercio de los crímenes (33,9 %) tenían hasta cinco años más que las víctimas y los de un 25 % de los asesinatos eran entre cinco y 10 años mayores que las víctimas. Por último, un 21,4 % de los crímenes fue cometido por hombres 10 años mayores que sus víctimas.
Sólo uno de los agresores era menor de 18 años y otros diez, mayores de 30. La distribución por edad del resto de agresores es la siguiente: siete de entre 18 y 20 años; 17 con edades comprendidas entre los 21 y los 25 años; y 10, de entre 25 y 30.
Solo 11 de las víctimas habían denunciado
De las 45 víctimas, solo 11 habían denunciado. Es decir, una de cada cuatro (24,4%) había presentado denuncia contra su agresor con anterioridad al crimen y una de cada cinco (el 22%) eran madres. Doce menores de edad quedaron huérfanos como consecuencia de los asesinatos de sus madres. Diez de esos doce niños y niñas eran hijos de los agresores; los dos restantes eran fruto de relaciones anteriores o posteriores de las víctimas.
En el 33,3% de los casos, el asesino era el ex novio de la víctima y en el 15,6%, su ex compañero. En cinco de cada diez crímenes, la relación seguía vigente: en el 28,9% de los casos, el agresor era el compañero sentimental de la víctima y en el 22,2%, su novio. Siete de las 45 víctimas (15,6 %) convivía con su agresor cuando se produjo el crimen; en el 6,7 % de los casos, había una orden de alejamiento en vigor.
Uno de cada cinco agresores se suicidó
En uno de cada cinco crímenes (20,5 %), el agresor se quitó la vida después de asesinar a la víctima. "Esta ratio está muy próxima a la general de todos los casos de muertes por violencia de género, que es del 21,7%", recoge el informe. En la mayor parte de los casos (65,9 %), el feminicida fue detenido y en el 11,4%, se entregó. Un 2,3% de ellos intentó suicidarse sin lograrlo.
El estudio analiza también el método empleado por el victimario para cometer el crimen, así como el lugar en el que se produjo. La mayor parte de las muertes (44,2 %) fueron por arma blanca, seguidas por las cometidas por asfixia o estrangulamiento (15 %), los golpes con o sin objetos (14 %) y el uso de armas de fuego (11,6 %). En el 7 % de los crímenes, la víctima fue arrojada al vacío. En otro 7 % de los casos, el agresor empleó otros modos para acabar con la vida de las jóvenes.
En cuanto al lugar del crimen, el 62% ocurrieron en el interior del domicilio. De ellos, el escenario fue el domicilio de la víctima en el 42,9% de los casos; el domicilio común en el 35,7% y el del agresor, en el 21,4%. El resto de los crímenes se cometieron en un paraje o espacio abierto (13%), en la vía pública (11%), en el lugar de trabajo (5%), en el vehículo (5%) y en un establecimiento público (4%).
190 menores de 21 con dispositivo telemático
"Las mujeres jóvenes sufren de una forma aún más dramática el aislamiento, pues temen al agresor, temen la reacción de sus progenitores y sienten vergüenza a reconocerse como víctimas", ha alertado la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona.
Durante su intervención en el '9th International Congress of Educational Sciences and Development' organizado por la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, Carmona ha insistido en la importancia que tienen la educación y la formación para hacer más efectiva la lucha contra la violencia de género.
"Es imprescindible la implicación de los profesionales de la educación para que, en todas las etapas, incluida la universitaria, estén vigilantes y contribuyan en la detección de las situaciones de violencia de género. En estos días, 190 mujeres menores de 21 años llevan un dispositivo telemático, lo que significa que deben estar vigiladas las 24 horas del día al existir un riesgo alto para sus vidas", ha señalado Carmona.
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