España

El futuro de Vozpópuli en el nuevo periodismo

      

Inauguro este rincón como director de Vozpópuli. Sin mochilas de ningún tipo en mis espaldas. Hijo de la transición, harto de que mi generación (la de los cuarenta y pocos y los treinta muchos años) aún siga separada por algo que escuchamos de nuestros abuelos, cuando el mundo se mueve a golpe de 140 caracteres en los diferentes patios globales que se abren por las ondas del wifi. Sin entender los separatismos cuando cada vez somos más ciudadanos del Mundo. Debuto en una España convulsa. Noqueada por la difícil aritmética de las urnas. Y con la brújula sin acabar de definir el rumbo. Pero no empezaré hablando de política. Aunque sí de líneas rojas, ese tag tan en boca de los políticos en esta escenografía de los pactos.

Inauguro este rincón compartiendo con todos vosotros (los que ya nos leéis y aquellos que nos seguiréis descubriendo por la red) mi proyecto para Vozpópuli. El ideario es sencillo: hacer PERIODISMO. Contar buenas historias tras chequearlas con los aludidos. Denunciando a derecha e izquierda. También al centro, si es que realmente existe. Haciendo preguntas incómodas. Con tolerancia cero hacia los corruptos. Enfrente de quienes tienen la ensoñación de romper nuestro país. Sin pretensiones de liderar campañas contra nadie (sea político, empresa del Ibex o cualquier otro tipo de lobby) pero tampoco de favorecerlas. Separándonos del discurso oficial que sólo busca el pensamiento único. Y, por supuesto, denunciando las puertas giratorias como rutina instalada para devolver servicios prestados.

El ideario es sencillo: hacer PERIODISMO. Sin pretensiones de liderar campañas contra nadie pero tampoco favorecerlas

Sobre esa base, bajo la batuta de Jesús (Cacho), hemos logrado colarnos en la barra de favoritos de 2,5 millones de usuarios únicos mes. La cifra aún está por detrás del valor de la marca Vozpópuli, de su verdadera influencia. Desde siempre, la apuesta de esta casa ha sido la de la calidad por encima de la estadística. El objetivo ha sido la noticia propia, la exclusiva (gracias a ellas nos hemos convertido en referencia), sobre el escaparate y su distribución. Una apuesta que tiene sus frutos desde hace tiempo. Es práctica común, por no decir habitual, que noticias de este medio se repliquen en otros (tanto escritos como televisiones) o agencias (no siempre con cita, por desgracia). Otro mal del periodismo actual: canibalizarnos y faltarnos el respeto entre los periodistas para evitar dar el aplauso con la cita al compañero que se lo merece, aunque sea la competencia.

El ideario tiene tres líneas rojas innegociables: ser libres, ser fiables y ser honestos. Las dos primeras aparecen sobre nuestra mancheta. Pero no son sólo un eslogan. Las tres circulan por el ADN de mi redacción. Presiones no han faltado en estos más de cuatro años para coartarnos. Y presiones no seguirán faltando. Algunas ya las he vivido como subdirector. Así es este mundo cuando te acercas con la sal a la herida. Con la noticia ante quienes están dispuestos a maniobrar hasta donde haga falta para frenar el scoop. A veces por evitar el sonrojo y otras, las que más, para tapar un escándalo. Insisto. Llego sin mochilas de ningún tipo.

El ‘core’ de Vozpópuli sigue, y seguirá siendo el mismo, la información de calidad y exclusiva sobre política, economía, finanzas, empresas, corrupción, tribunales y medios. Pero en esta nueva etapa, Vozpópuli comenzará paulatinamente a incrementar su oferta informativa con la que acompañará su gran transformación digital y el redimensionamiento necesario para afrontar la revolución industrial que está viviendo el periodismo. Una época en la que hay que huir de los gurús que prometen tener la varita mágica. Una época en la que ya no sólo el papel ha muerto sino que está empezando a caducar la versión de ordenador, la famosa versión clásica.

Casi el 60% del tráfico de Vozpópuli se alimenta desde los dispositivos móviles (smartphones y tablets). Las redes sociales o los agregadores (Meneáme) inyectan noticias a los lectores sin esa ordenación clásica de los manuales de periodismo. Lejos quedan ya aquellos tiempos en que la noticia importante abría a cinco columnas con foto, como nos decían en la facultad. Ahora, las noticias se esconden detrás de una url y varios tags, sin saber qué lugar ocupan en la caduca versión clásica.

Sería absurdo (e irresponsable) abstraerse de las ataduras del negocio periodístico actual

El periodismo se ha instalado en una dinámica en la que la forma, entendida como presentación, y las funcionalidades de sus plataformas importan tanto como el fondo de la noticia. Incluso, más. A diario vemos como entre las noticias más leídas de los periódicos, las curiosidades o el vídeo viral sobrepasa, duplica o quintuplica a las noticias construidas a golpe de buenas fuentes. Todo un puñal en el corazón de los periodistas. Lo confieso.

Pero toca renovarse. Hace poco leí una previsión que asusta por lo desconocido: en menos de una década, un 30% de la población activa habrá cambiado a profesiones que ahora todavía siquiera existen. Los recursos (vídeos, infografías, vines, tags, meta title, seo…), el dichoso algoritmo de Google, la indexación de las noticias, las diferentes métricas de estadísticas… nos han obligado a los responsable de los medios a transformarnos también en estrategas. Lo que más importa al periodista es lo que se cuenta. Lo que tanto importa al estratega es cómo se cuenta, en qué red se cuenta, a qué hora se cuenta, con qué hashtag, la necesidad de un buen SEO (posicionamiento)… Antes, en el pasado del papel, las noticias de hoy se cambiaban por las de mañana. Ahora, sin embargo, pese al tsunami informativo del mundo digital, la huella de cada noticia queda grabada en la red para siempre. Apareciendo y desapareciendo, cual Guadiana, en función de que un tip@ en un rincón del mundo decida rescatarla días, meses o incluso años después de ser publicada por primera vez. Otra reflexión que nos obliga a ser más fiables.

El periodismo actual es un mundo nuevo, a medio explorar, cargado de pruebas y errores, que debe concluir en el equilibrio entre la forma y el fondo. La noticia y la estadística de su tráfico. La calidad sobre la cantidad. Como digo, mi compromiso como director de Vozpópuli es la primacía de la calidad, pero sería absurdo (e irresponsable) abstraerse de las ataduras del negocio periodístico actual. Más cuando las empresas, BBVA es el pionero de esta tendencia (info.bbva.com), han comenzado a lanzar portales con contenidos que pretenden captar a esos usuarios únicos a los que nos dirigimos los medios digitales.

En esa dura competencia, con un panorama superpoblado de medios digitales, pelea en la que han entrado decididamente los grandes periódicos impresos, se irá desgranando el futuro mapa del periodismo online que pasa inexorablemente por fusiones de cabeceras u otro tipo de sinergias. Un proceso, que aún siquiera ha comenzado, pero que sólo podrán liderar quienes hayan realizado la transformación digital necesaria para varios ejercicios en la que se encuentra inmersa Vozpópuli.

En dura competencia se irá desgranando el futuro panorama del periodismo online

En ese apasionante reto ando con Luis (Salinas), María (Piccolo) y Diego (Guillén Ligori), detrás de bambalinas. Delante, desde nuestro front office, la buena materia prima diaria me llega de Fede (Castaño), Alejandro (Vara), los Fonseca (Óscar y Carlos), Angela (Martialay), Raúl (Pozo), Alberto (Ortín), Segundo (Sanz), Rubén (Arranz), Balta (Montaño), Mario (Moratalla), Nico (Sarriés), Karina (Sainz-Borgo), Fermín (de la Calle), Gelín (Menéndez), Fran (Guillén), Bea (Téllez), Manu (Sánchez), Javier (Benegas), Alfonso (Aguilera), Marisa (de Toro), Marina (Alías), Jorge (Solis), Laura (Diez), María (Pérez) , Leticia (Núñez), Diego (Molpeceres), Antonio (Moreno), Gonzalo (Cabeza), Angel (Alonso), Pepo (@Kurioso), Antonio (Martínez Ron), Marta (Semitiel), Javi (Raposo) y Laura (López). Javier (Martínez) lidera nuestro propio laboratorio digital, al que da soporte Rubén (García), y Manel (López), el apartado comercial.

Con ellos, algunos más que están camino del aterrizaje en la redacción, y junto al apoyo de Jesús, nuestro editor que sólo tiene alma de periodista, inicio esta nueva etapa con la aspiración de que Vozpópuli contribuya a que tengamos una España mejor, más justa, más plural, más libre, menos corrupta y que entierre para siempre el 'y tú más'. Un proyecto en el que cuento también con todos vosotros. Con vuestras sugerencias, vuestras quejas y vuestras denuncias.

Hablamos. Cada lunes, en este rincón.

@miguelalbacar

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