Mariano Rajoy viajó el sábado de vuelta de su mitin en Barcelona con el candidato Arias Cañete. En el avión y junto a algunos destacados estrategas de la campaña, se comentó largo y tendido tanto el desarrollo del debate televisivo como, en particular, el patinazo del candidato del PP en la entrevista de Antena 3 con Susanna Griso.
Ha sido un fin de semana de preocupación en el partido en el Gobierno, mucho más por esas palabras de la 'superioridad intelectual' pronunciadas en 'Espejo Público' que por el resultado del debate de la noche del jueves, de escasa relevancia en la campaña, según los expertos.
Cambio de estrategia
El presidente del Gobierno, de vuelta el sábado en Madrid, se dirigió a Génova con su candidato para seguir repasando la situación. El disparate televisivo había dado alas a una campaña que se desarrollaba mortecina y sin interés, tal y como quería Moncloa, se le había regalado un argumento electoral 'a la demagogia del PSOE' y se había revitalizado a su rival, Elena Valenciano, que hasta entonces ofrecía un perfil muy desdibujado.
Rajoy, en larga y sincera conversacion, apoyó y animó a un Cañete muy alicaído y contrariado, le quitó importancia a lo sucedido y dio instrucciones a su equipo para que, en el tramo final de campaña, apenas unos días, se pase página de este asunto y se centren exclusivamente en destacar tanto la calidad política de su representante en las listas como en la buena marcha de la economía y los desastres de la era de Zapatero. Rajoy infundió animos al cabeza de lista de su partido, algo 'tocado' tras la pifia televisiva, según confiesan fuentes del partido.
En importantes terminales del PP se había asistido con preocupación al desarrollo general del debate con Valenciano, con críticas nada tímidas a la estrategia del asesor Pedro Arriola, en la línea del perfil bajo y de no entrar al cuerpo a cuerpo. Pero la comparecencia en Antena 3 y esa frase de tono despectivo hacia la mujer como rival en política desató las alarmas.
Hasta Génova llegaron señales de inquietud y nerviosismo desde toda España. El desliz de Cañete había dado argumentos a los mítines del PSOE, que desde entonces han pasado a centrarse en las críticas al 'machismo' del PP, a su despecio por la mujer y a su escaso aprecio por la igualdad. "Los teníamos acogotados y ahora les hemos regalado un arma electoral", comentaba un veterano dirigente popular ayer mismo.
El propio Rajoy, este domingo en Cuenca, junto a la secretaria general de su formación, hizo una breve referencia elogiosa al controvertido Cañete, de quien dijo que "es el mejor candidato" porque nunca ha vuelto de Europa "con las alforjas vacías, y no como otros".
Agresividad inédita
Las instrucciones de Rajoy para superar este episodio son claras y determinantes. En su mitin dominical en Cuenca quedó bastante claro el cambio de rumbo que se ha dado a la campaña. Hay que salvar al candidato Cañete y elevar de tono en los actos electorales, tanto con el PSOE como con los candidatos de formaciones menores, que pueden arañarles algunos escaños, en especial Ciudadanos y Vox. De las intervenciones tibias y casi átonas se ha pasado a la crítica y el ataque. El presidente del Gobierno, que ayer quiso marcar clara y personalmente el nuevo rumbo, se deshizo en elogios hacia Cañete y recordó en forma muy especial su meritoria labor al frente del ministerio de Agricultura, y repasó sus éxitos en la negociación en Europa de las ayudas a nuestra agricultura.
También se mostró inéditamente agresivo con Pérez Rubalcaba y su formación, señaló que "no se puede votar al PSOE porque no van a ninguna parte" y animó a "votar con alegría y a dar un paso adelante porque no son tiempos de dar paso hacia atrás". Hasta ahora, el presidente del Gobierno había eludido toda descalificación de su oponente y se había centrado en subrayar los éxitos económicos del Gobierno, el horizonte esperanzador de los meses venideros y las buenas noticias que se producirán en materia fiscal y de empleo.
Margen de maniobra
Los estrategtas de Génova piensan que el PSOE no tiene demasiado tiempo para aprovechar el traspiés de su candidato, que se produjo prácticamente en el ecuador de la campaña. Han cerrado filas con él, al contrario de lo que ocurrió con Manuel Pizarro tras su 'cara a cara' televisivo con Pedro Solbes, que le abandonaron a su suerte luego de asumir la victoria del cabeza de cartel del PSOE. Un error estratégico que no volverá a ocurrir. El PP ya se ha puesto manos a la obra en la labor de cerrar filas en torno a su candidato y no permitir ni un desliz que pueda ser aprovechado por los socialistas.
El exministro de Agricultura, por su parte, ha potenciado su presencia en los medios para paliar el desastre y para retomar el pulso de su mensaje, que había producido una reacción muy positiva en su electorado hasta que se produjo el maldito error en televisión.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación