Otro mal trago para Miguel Belsa, expresidente de Caja Madrid, en una nueva comparecencia ante la Justicia. Tras una hora de declaración ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, el banquero salió de la sede de la Audiencia Nacional entre fuertes medidas de seguridad que, sin embargo, no evitaron que un grupo de afectados por las preferentes que se habían concentrado en el lugar golpearan el vehículo en el que Blesa abandonaba el lugar en compañía de su abogado mientras proferían todo tipo de insultos. "Hay que matarle", gritaban algunos.
El expresidente de Caja Madrid había llegado a la Audiencia Nacional sobre las dos y cuarto de la tarde, con cuarenta y cinco minutos de adelanto sobre la hora fijada por el juez Andreu para tomarle declaración. A bordo de un vehículo Mercedes Clase A de color oscuro que le llevó hasta la misma puerta de la Audiencia Nacional, esta vez no se registraron incidentes como hace unas semanas en los juzgados de Plaza de Castilla, cuando incluso fue agredido. Un fuerte despliegue policial que incluían hasta ocho furgonetas de las Unidades de Intervención Policial (UIP) (los conocidos como antidisturbios) mantuvo a 50 metros de distancia a un centenar de preferentistas que se habían concentrado para protestar.
Gran tensión
Sin embargo, el despliegue se hizo aún más visible sobre las cuatro y media de la tarde, cuando se supo que Blesa había terminado su declaración. Los gritos e insultos contra el expresidente de Caja Madrid se incrementaron a partir de ese momento y eran audibles incluso en el edificio de la Audiencia Nacional pese a la distancia. En uno de los lugares donde se concentraban afectados, se vivieron momentos de gran tensión que auguraban lo que se estaba a punto de vivir. De hecho, y ante el temor de que se produjeran incidentes por la estrechez de la calle por donde tenia que pasar el vehículo de Blesa, los responsables policiales decidieron en el último momento cambiar la vía de salida del automóvil y dirigirle en dirección contraria por la calle Prim, donde se encuentra la sede de la Audiencia Nacional.
Sin embargo, la maniobra no evitó ni mucho menos los incidentes. Al llegar el automóvil al Paseo de la Castellana, donde tuvo que aminorar la marcha para girar a la derecha, un grupo de afectados por las preferentes rompió el cordón policial y se abalanzaron sobre el vehículo. Muchos de ellos golpearon el vehículo con las manos o con los palos en los que llevaban sus parcantas. Otros lanzaron globos llenos de agua. Y los lemas que hasta unos instantes antes se coreaban dejaron paso a los insultos. Instantes después, y con la ayuda de los antidisturbios, el coche de Blesa conseguía finalmente abandonar el lugar a toda velocidad. Sólo entonces los gritos amainaron.