La ministra de Igualdad, Irene Montero, no pasa por uno de sus mejores momentos. Fuentes de Podemos revelan los problemas en dirigir un Ministerio que se ha revelado más difícil de gestionar de lo esperado. Aumentan los rumores sobre una remodelación del Ejecutivo que algunos creen que puede afectar a Montero, mientras que preocupan internamente el fuego amigo y la tensión con las feministas.
La ministra sorprendió el pasado miércoles cuando rompió a llorar en el acto institucional sobre violencia de género. Fuentes de Podemos aseguran que ese llanto no estaba programado, pero sí que revela las dificultades que la dirigente está experimentando en la gestión del Ministerio. Según personas cercanas a la ministra, Montero llegó ya “muy tocada” al acto y achacan ese malestar a cuestiones vinculadas con el desempeño de sus funciones.
En Podemos extrañó el hecho de que la ministra no lloró cuando recordó los nombres de las mujeres afectadas, sino que lo hizo para reivindicar el trabajo de su Ministerio y de su equipo de colaboradores y secretarios de Estado. Es decir, fueron lágrimas “internas”, que según miembros del partido reflejan el miedo sobre su futuro y el hecho de que se siente “sobrepasada” por la situación.
Arranque difícil
Los casi once meses de control ministerial no han sido fáciles. Nada más arrancar, Montero tuvo que luchar contra Carmen Calvo por el borrador de la ley de libertad sexual. Posteriormente se celebró la polémica manifestación del 8-M; estuvo enferma de covid y tuvo que dar respuesta al vídeo en el que reconoce que el Ejecutivo sabía de la gravedad de la enfermedad antes de la marcha feminista.
En algunos sectores del Gobierno se comentaba por aquel entonces que, tras recuperarse, Montero había sido citada en La Moncloa por el equipo de estrategas de Sánchez. Algunos señalan que desde entonces La Moncloa baraja la posibilidad de un relevo o por lo menos de una reducción de trabajo de la ministra.
Beligerancia del feminismo del PSOE
Montero está encontrado dificultades para lidiar con varios sectores del feminismo sobre temas como las políticas de género y la prostitución. El PSOE sigue teniendo mucho celos de esos grupos, que considera electoralmente estratégicos. Algunos de ellos son abiertamente beligerantes con la ministra. Iglesias logró hace un año en la negociación con Sánchez que Montero se hiciera con una cartera antes controlada por la socialista Calvo. La relación de la vicepresidenta con Montero es mejorable.
Uno de los términos del conflicto atañe a la redacción de la Ley para la Igualdad Plena y Efectiva de las Personas Trans, que las socialistas quieren frenar. Hace un mes, más de 20 asociaciones lanzaron la Confluencia Movimiento Feminista, movimiento "apartidista" que busca frenar leyes "que pretenden consagrar la autodeterminación del sexo en el sistema jurídico español".
Al mismo tiempo, la ministra ha protagonizado polémicas dentro de Podemos que la han debilitado. El ataque directo a la dirigente de Adelante Andalucía Teresa Rodríguez ha sido el más sonado, aunque sobre ella pesan también las purgas internas lanzadas entre 2018 y 2019.
Cuando Rodríguez fue apartada de su grupo político durante su baja de maternidad, Montero la atacó afirmando: "Yo he tenido dos embarazos muy seguidos y siempre asumiendo responsabilidades políticas. La política no para mientras estamos de permiso". Rodríguez achacó su purga a una decisión de la dirección de Madrid y mantuvo: "Yo sí tengo un curro, la política no me cambió de barrio".
Una ministra "superada"
Montero recibió una lluvia de críticas internas. Su figura, aseguran muchos en el partido, ha perdido brillo, aunque la ministra insiste en elevarse a figura de unidad entre todas las feministas. Para “saber qué está fracasando”, comentan algunos sin medias tintas.
En Podemos se empieza a hablar de la “impotencia” de la ministra. Varias fuentes describen a una dirigente "superada" y muy afectada por la división del movimiento feminista. A la vez, reprochan que es incapaz de renunciar a su protagonismo y que esto la debilita.
En cuanto a los datos, 2020 no se puede considerar un buen año con respecto a la violencia de género. Los fallecimientos van casi en la línea con los del año pasado (se prevé una ligera reducción, según las estadísticas oficiales) y las denuncias han sufrido una caída, lo que se debe al confinamiento por el coronavirus, pero también a la escasa eficacia de las campañas de sensibilización. En el entorno de la ministra empieza a circular cierto miedo sobre el futuro.
En Moncloa evitan hablar con claridad de Montero. Pero en los ministerios controlados por los socialistas sí consideran que los cambios previstos pueden ser sustanciales y centrarse en el lanzamiento de perfiles técnicos y menos políticos. Se descarta una salida de Podemos del Ejecutivo, pero sí se habla de buscar un mejor equilibrio de carteras para reforzar la coordinación interna, que últimamente ha fallado en el Gobierno.
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