España

La rocambolesca detención de Rato: el ministro del Interior, el último en enterarse

La detención de Rato ha dejado un rastro de malestar entre miembros del Gobierno. Interior apenas tuvo noticia de la detención hasta minutos antes de que la policía de Aduanas, dependiente de Hacienda, irrumpiera en el domicilio del exvicepresidente.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, fue avisado en el último momento por un alto cargo de la Policía Nacional del operativo en la vivienda particular de Rodrigo Rato, según fuentes de los cuerpos de Seguridad. El enfado fue enorme. Ni Guardia Civil ni Policía Nacional llevaron a cabo el operativo, que corrió a cargo de agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera del Departamento de Hacienda. Los 'hombres de Montoro' le habían madrugado la intervención a Interior, en una jugada repleta aún de zonas oscuras.

Una medida excepcional

El titular de Interior echaba chispas en la tarde del jueves, cuando se produjo la intervención y más aún al constatar el revuelo mediático creado en torno a todo el episodio. Policía y Guardia Civil eran tan sólo unos convidados de piedra en una operación en la que el protagonismo le correspondía, inusitadamente, a la policía de Aduanas, algo nada irregular, según recordaba el propio Montoro al ser preguntado al respecto, pero ciertamente poco usual. Casi excepcional.

Ni Guardia Civil ni Policía Nacional llevaron a cabo el operativo, que corrió a cargo de agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera del Departamento de Hacienda

Algunas versiones apuntan que el servicio de seguridad del propio expresidente de Bankia había detectado en los últimos días extraños movimientos en torno a su domicilio. Fue entonces cuando se le transmite la información a Rato y posiblemente el exvicepresidente toma algunas decisiones sobre dónde colocar determinado material y documentación personal. Luego se produjo la información de Vozpópuli, que desveló que el exvicepresidente se había acogido a una regularización de su situación con el Fisco. Este dato acelera toda la operación.

Las primeras sospechas

Rato había despertado las sospechas de la Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude y blanqueo de capitales (Onif) dependiente de Hacienda, al acogerse precisamente a esa amnistía fiscal en 2012 y, un año después, al efectuar su declaración de bienes en el extranjero. Hay 704 casos similares al suyo. Hacienda pone el foco y lo comunica asimismo al Sepblac, la oficina encargada de perseguir el blanqueo de capitales desde el ministerio de Economía.

El aparato del Estado ya se había puesto en marcha. Pero es la Agencia Tributaria quien traslada a la Fiscalía Anticorrupción estas sospechas, con escaso éxito. Parece que las investigaciones tan sólo estaban desarrolladas a nivel embrionario, según la fiscalía. Anticorrupción, además, no es una instancia en la que algunos miembros del Gobierno tengan una fe ciega. De ahí que los agentes de Hacienda decidan esquivarla en el momento decisivo y recurren a la Fiscalía de Madrid, que no duda en trasladar al juez de guardia la petición de registro y detención, quien dicta la orden correspondiente.

Algunas versiones en Moncloa aseguran que Rajoy se enteró de la entrada de la policía en la vivienda de Rato muy poco tiempo antes de que tuviera lugar

Ahí es cuando entran en función los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera, que llevan a cabo el largo registro en el domicilio particular de Rato, lo introducen luego en un vehículo, ante el colosal despliegue de medios de comunicación, se produce la escena de la mano policial en el cogote del detenido, se le conduce luego a su despacho colindante para seguir investigando documentación y finalmente, se le devuelve a casa. El juez decidió finalmente que no era preciso conducir al detenido hasta una comisaría para que pasara la noche, posibilidad que estuvo a punto de concretar. A la mañana siguiente, siguieron las pesquisas, hasta hoy, que el vicepresidente se pasea en libertad y prepara su defensa.

La Agencia Tributaria y su policía fueron quienes han llevado a cabo la línea fundamental de este controvertido episodio. Montoro informó de los pasos decisivos a la vicepresidenta del Gobierno quien le trasladaba los datos al presidente del Gobierno. Algunas versiones en Moncloa aseguran que Rajoy se enteró de la entrada de la policía en la vivienda de Rato muy poco tiempo antes de que tuviera lugar.

Quien realmente no tuvo conocimiento hasta el último momento de todo el despliegue fue el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, quien fue alertado de la operación poco tiempo antes de que los agentes de Montoro se dispusieran a entra en el piso de la calle Ramón de la Cruz. El rebote del ministro fue supino, según fuentes de su ministerio. Hacienda no había tenido a bien informarle del operativo, quizás por miedo a cualquier tipo de filtraciones. Hasta el fatídico jueves, había demasiadas agencias y oficinas conocedoras del seguimiento a Rato. La Agencia Tributaria, la Onig, el Sepblac, Anticorrupción... Un verdadero galimatías de entes administrativos sin una batuta única para dirigir el concierto.

Finalmente las aguas vuelven a su cauce. La fiscal general del Estado determinaba este lunes que el asunto, dada su complejidad, pase a Anticorrupción y el juez de instrucción se ha inhibido en favor del juzgado de Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional, quien instruye el caso Bankia y el de las tarjetas black, que salpican de lleno a Rato.

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