Apareció Miquel Roca entre el vociferante grupo de miembros del Gobierno catalán, dirigentes de Juntos por el Sí, como Raúl Romeva o Lluís Llach y miembros de otras fuerzas separatistas, que pretendían arropar a Irene Rigau, la titular de Enseñanza, por su actuación en las semanas previas al plebiscito del 9-N. En esa misma causa están también imputados el presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, quien declara este jueves, 75 aniversario del fusilamiento de Lluís Companys, y la exvicepresidenta Joana Ortega, quien lo hizo en la tarde del mismo martes.
La escena de Miquel Roca formando parte de esa movilización secesionista para presionar al Tribunal Superior catalán ha producido un enorme desagrado en Zarzuela. Roca también sigue siendo el letrado de la infanta Cristina, cuya causa se acerca a la hora de la verdad. No ha habido declaraciones ni comentarios, naturalmente, pero en Palacio se torció el gesto al llegar la noticia sobre este hecho tan reprochable en quien ejerce la abogacía. Fuentes familiares han señalado también lo mal que le ha caído la noticia al rey emérito, donde se considera que Roca ha actuado en forma poco leal con la infanta, ya que desconocían que iba a participar en este tipo de actos, de neto perfil político y nada acordes con la Institución, el Estado de Derecho y la propia Constitución. En Zarzuela preocupan más las connotaciones políticas del episodio a lo que pueda afectar al desarrollo de la causa contra la infanta.
Roca se apartó de Convergencia antes de las elecciones catalanas por la deriva de Mas
Ataque a la convivencia social
Después de la marcha sobre el edificio judicial, Roca también asistió a la declaración de la consejera Rigau, a quien asesora por motivos de amistad. Su defensor es Jordi Pina, cuyo despacho es socio del de Roca y Asociados. Pero una cosa es comparecer en la sala de vistas del tribunal, ejerciendo su cometido profesional, y otra hacer el paseíllo junto a la imputada, los miembros del Govern, los cabecillas del Juntos por el Sí, de la CUP y de la gente convocada desde asociaciones secesionistas.
"Es un ataque directo y sin paliativos a la independencia judicial", reaccionó la Comisión Permanente de la Sala de Gobierno del TSJC ante la gravedad de los hechos, en una estrategia "favorecida, diseñada y encabezada por representantes públicos, algunos de ellos con funciones de gobierno". El comunicado incluso menciona que mediante estas estrategias de presión niegan las bases de la convivencia política. Y ahí, formando parte de este ataque al Estado de Derecho, estaba Roca, defensor de la consejera y de la infanta, al mismo tiempo.
Al banquillo, después de Navidades
Miquel Roca es uno de los padres de la Constitución. Nunca se ha declarado independentista. Es más, se apartó de Convergencia antes de las últimas elecciones catalanas por la deriva secesionista de Artur Mas. Fue el rey emérito quien contrató a Roca para defender a su hija. No pintaba nada bien la marcha de la instrucción y don Juan Carlos quiso alejar en lo posible la suerte judicial de doña Cristina de la de su esposo. El abogado de Iñaki Urdangarin, Pascual Vives, no terminaba de convencer al anterior equipo de Zarzuela, con Spottorno y Ayuso al frente.
Y ahí entró Roca, durante años secretario general de Convergencia, 'embajador' de los intereses del mundo empresarial y económico catalán en Madrid y con excelentes relaciones con la vieja Zarzuela. Se alejó de Pujol y ahora ha roto con Mas. Incluso hace unos meses se acercó simbólicamente a Unió, pese al desprecio personal que siente por Duran Lleida.
Nada quiere saber ya el rey sobre el oscuro asunto de corrupción que afecta a su hermana. Cuanto más lejos, mejor. La infanta Cristina no forma parte de la Familia Real desde la proclamación de don Felipe. Este verano también se le retiró, a ella y a su marido, el título de duques de Palma. El monarca se ha mostrado implacable con su hermana a lo largo de todo este episodio. Ni se ven ni se hablan. Solo don Juan Carlos supervisa, a través de intermediarios y del bufete de Roca, la evolución de la causa en los juzgados. La vista oral arranca el 11 de enero y se prolongará durante meses, según las previsiones.
Fuentes de Zarzuela consideran que Roca ha actuado en forma poco leal con la infanta
Una actuación inadecuada
No agrada demasiado en el actual equipo de Zarzuela la figura de Miquel Roca. Ha sorprendido lo inadecuado, rayando en 'la indecencia', de su actuación de este martes, codo con codo con los secesionistas en un estrepitoso intento de presionar a los tribunales. Un profesional de la Justicia no puede incurrir en este tipo de excesos, porque más que alegue su relación de amistad con la imputada para justificar su presencia en los polémicos sucesos.
La marcha sobre el edificio de la Justicia coincidió en hora y casi lugar con la presencia del rey en Barcelona, donde se encontró con Artur Mas en un Foro sobre Iberoamérica. Otra contrariedad: Roca en la manifa y, a pocos metros, el rey con Mas. El saludo del monarca al presidente interino fue gélido. Unas horas antes, Mas había dado plantón a los reyes en la recepción con motivo del día de la Fiesta Nacional. La peregrinación de Roca eclipsó informativamente el retorno del rey a Cataluña. Otro motivo para la contrariedad y el enfado.
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