Tener mascota y vivir de alquiler se ha convertido en una combinación perdedora. A las eternas reticencias de los arrendadores a dejar que en su piso vivan perros o gatos, se suma la baja oferta de vivienda en alquiler de larga duración y los altos precios, lo que termina por crear una tormenta perfecta para aquellos inquilinos que desean convivir con sus mascotas. En España, en estos momentos, tan solo uno de cada diez pisos admiten mascotas dentro del contrato de arrendamiento (10,5%).
Barcelona es la provincia más tolerante con los inquilinos con mascota, aunque con un porcentaje bajo: tan son uno de cada cinco pisos admiten animales (21,8%). Se trata de la única región que supera el 20% de vivienda disponible que acepta animales, ya que por detrás, muy cerca, se encuentra la Comunidad de Madrid, con un 19,9%.
En el lado opuesto se encuentra Soria: de los 58 pisos ofertados en Idealista, el buscador se queda en blanco cuando uno filtra por viviendas que aceptan animales. Es la única provincia que no acepta mascotas, aunque no la única con un porcentaje muy bajo: en Salamanca, tan solo un 2,2% de los pisos ofertados admiten mascotas.
Estos datos contrastan con la afinidad de los españoles hacia los canes: en España, hay más perros que menores de 14 años. En concreto, hay 9,3 millones de perros frente a 6,6 millones de niños, una brecha cada vez mayor, dado que España firmó en 2023 su peor dato de natalidad desde el año 1941 y que cada vez son más los ciudadanos que optan por tener una mascota en casa.
En cuanto a comunidades autónomas, es Madrid la que mejor porcentaje tiene (19,9%), seguido de Cataluña (15,1%) y Comunidad Valenciana (13,4%). En el lado opuesto se encuentra Navarra (6,4%), Cantabria (7,1%) junto a País Vasco y Extremadura (7,4%).
La situación actual no hace más que complicar la vida de las propias mascotas, ya que sus dueños no saben qué hacer con ellas. En 2023, se abandonaron 170.712 perros y 115.970 gatos, de los cuales un 9,1% fue, precisamente, por cambio de domicilio o traslado. Esta causa ha pasado de ser la sexta a la quinta que más abandonos desencadena, superando a los factores económicos-, según el informe 'Él nunca lo haría' de la Fundación Affinity. Supera, además, en 2,5 puntos (6,6%) a las cifras de 2022, de modo que la tendencia no es positiva.
Esto supone, además, una barrera de acceso adicional para los jóvenes que buscan emanciparse. En estos momentos en el que el precio de la vivienda limita mucho la búsqueda, este hecho produce que encontrar piso sea una misión imposible. Esto produce, en el mejor de los casos, que muchos canes se queden en el domicilio familiar o que el salto a alquilar una vivienda propia se postergue.
Al fin y al cabo, cada vez son más las familias que tienen animales en casa y aunque el porcentaje de pisos que aceptan mascotas ha aumentado, el número total de viviendas disponibles ha bajado de manera significativa, lo que provoca una alta demanda de pisos y casas con esta peculiaridad.
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el porcentaje de arrendadores que aceptan mascotas ha subido de un 15% a un 19,9%, pero el número de viviendas disponibles ha pasado de 15.000 a 9.977, dejando en prácticamente nada la labor de concienciación de las asociaciones y protectoras.
Al fin y al cabo, los datos no dan la razón a los dueños recelosos de alquilar su vivienda a familias con mascotas: menos del 0,01% de los alquileres acaban con una reclamación por desperfectos ocasionados por el animal, según datos del informe de vivienda de la Comunidad de Madrid.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación