"Ya estamos aquí". Habían pasado 39 minutos desde la irrupción a tiro limpio de 200 guardias civiles en el Congreso de los Diputados. La voz del teniente coronel Antonio Tejero en aquel 23-F de hace 40 años era un torrente de adrenalina contenida. El destinatario de la llamada tampoco podía ocultar la ansiedad. Se trataba de Juan García Carrés, falangista y uno de los protagonistas de la trama civil del golpe de Estado.
"Bien -enfatiza Carrés- pues hay que llamarle a este señor. Estemos en contacto continuo. Dame tu teléfono para que te pueda localizar. ¿Hay alguna baja?", le pregunta como si hubiera sido un ataque bélico. Tejero duda unos instantes y replica con una obviedad: "Mira, estamos aquí, en las Cortes". Su interlocutor insiste: "Pues dame el teléfono de las Cortes". Y Tejero brama desde el otro lado: "Pero, ¿tú no lo sabes?". A lo que Carrés responde encogiendo los hombros: "Yo no lo sé, coño...".
Esta conversación, más propia de una película de Berlanga o de un chiste de Gila, es una de las pocas grabaciones sonoras que se tiene del 23-F y fue gracias a que la Policía tenía pinchado el teléfono de Carrés desde semanas antes del golpe. Algunos fragmentos se dieron a conocer por El Mundo y Antena 3 en 2003.
Durante las seis primeras horas de la asonada militar, este antiguo dirigente de los sindicatos verticales entabló conversaciones con la mujer de Tejero; con el periodista Emilio Romero -"No has creído nunca", le soltó Carrés al incrédulo periodista-; o con el coronel Diego Ibáñez, que fue quien redactó los bandos militares del general Milans del Bosh. Incluso, tuvo una breve conversación con el capitán general de Valencia, al que recomendó "echar marcha atrás" cuando salió el Rey en televisión.
Esos minutos atropellados, que en ocasiones parecen una improvisación detrás de otra, suponen solamente una pequeñísima parte de los cientos de minutos que fueron grabados en el Congreso de los Diputados y otros centros neurálgicos por orden de la Comisión Permanente de secretarios de Estado, que aquella tarde asumió el papel de Gobierno en funciones al estar secuestrado el Ejecutivo de Adolfo Suárez en la Cámara baja.
En varias publicaciones se habla de 92 horas grabadas con las que se desentrañarían algunas de las incógnitas que faltan por resolver del puzzle del 23-F. Una de estas conversaciones, por ejemplo, es la que escucharon Juan Carlos I, Suárez y el resto de miembros de la Junta de Defensa Nacional en La Zarzuela en la tarde del 24-F y que provocó que al Rey emérito se le saltasen las lágrimas, al comprobar el grado de implicación de Alfonso Armada, su antiguo preceptor.
Las cintas nunca se escucharon en el juicio del 23-F y cuando el PSOE llegó al poder en 1982 ya no estaban en la Dirección General de la Policía bajo el control del entonces jefe de Información, Manuel Ballesteros. Si alguien ordenó destruirlas tras el juicio de Campamento, se desconoce quién fue.
Último intento con las cintas del 23-F
El último intento por desenredar esta madeja de las cintas perdidas del 23-F se produjo en 2009 tras la publicación del libro Anatomía de un instante de Javier Cercas. El entonces diputado y secretario general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, entendió que las grabaciones telefónicas podían ser una de las claves de bóveda para comprender todo lo acontecido durante el golpe.
"¿Dónde están y quién custodia las grabaciones de las conversaciones telefónicas que tuvieron lugar durante la tarde y noche del 23 y la mañana del 24 de febrero de 1981 entre los ocupantes del Congreso de los Diputados y el exterior del edificio?", preguntó Llamazares.
"¿Tiene el Gobierno la voluntad de hacerlas públicas y ponerlas a disposición de los investigadores", prosiguió el líder IU en una pregunta parlamentaria. No hubo respuesta inmediata y Llamazares perdió toda la esperanza. Hasta que un año después, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero dio la última versión sobre las cintas.
"En relación con la cuestión interesada, (...) se señala que el Ministerio de Defensa no tiene constancia de la existencia de las citadas grabaciones y, por lo tanto, ninguna información sobre su situación", indicó el Ejecutivo en su respuesta por escrito.
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