Como si no hubiera hospitales en España para operarse de hernia cervical, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, ha viajado estos días a Chicago a fin de someterse al bisturí del afamado cirujano Richard G. Fessler en el hospital Northwestern Medicine. Sin embargo, antes de ponerse en manos del mismo médico que operó en 2011 de hernia discal al exdelantero madridista Gonzalo Higuaín, el dueño del grupo ACS deslizó supuestamente en público, tal y como ha llegado a este Buscón, que lo mejor que le podía ocurrir al destino patrio era la salida de Mariano Rajoy del Gobierno de la Nación. El empresario que ha vivido al calor de adjudicaciones socialistas y populares aparecía de nuevo haciendo gala de un equilibrismo político carpetovetónico, siempre interesado, siempre oportunista.
El prócer blanco, que logró del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la concesión estatal del famoso Castor a la firma Escal UGS -controlada por ACS-, con una envenenada cláusula de indemnización, también ha sido capaz de arrancar luego al Ejecutivo de Mariano Rajoy un real decreto para poder cobrar esa compensación de 1.350 millones de euros. Florentino salió ganando con unos y otros y así espera seguir haciéndolo.
El dueño del grupo ACS aparece otra vez haciendo gala de un equilibrismo político carpetovetónico, siempre interesado
El mismo empresario que se llevó grandes contratos del servicio de basuras del Ayuntamiento de Madrid, de limpieza viaria y hasta del alumbrado público; el mismo que consiguió con Alberto Ruiz-Gallardón (tan amigo como la sucesora, Ana Botella, y el marido de ella, José María Aznar) la recalificación de los terrenos de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid o de las Cuatro Torres; el mismo que ha obligado a Bruselas a cuestionar las ayudas del Consistorio capitalino (entonces del PP) para el pelotazo del nuevo Bernabéu, querría ahora otro inquilino en La Moncloa que no sea el presidente de los populares.
Circula que esa confesión del exconcejal de UCD en el Ayuntamiento madrileño ha llegado a oídos del círculo más próximo al presidente del Ejecutivo en funciones y claro, el cabreo ha sido monumental en el Ala Oeste. Un comentario de tal calibre en un momento tan delicado como actual ha puesto a prueba la paciencia de Moncloa, donde todavía fuman en pipa con esta salida de tono del constructor.
Pero ello no ha sido lo único que ha mosqueado en los últimos días al entorno de Rajoy. El nombre de otros grandes del Ibex ha resonado en las paredes monclovitas, con el eco de Ciudadanos de fondo. Y todo porque hay quienes en los mentideros políticos ven la mano (o mejor dicho, el bolsillo) de Acciona (José Manuel Entrecanales) e Iberdrola (Ignacio Sánchez Galán) detrás del avance del partido de Albert Rivera. Desde la formación naranja afirmaron en su día que disponían de cuatro millones de euros para la campaña electoral del 20-D, con un crédito del Banco Popular. Misma entidad con la que suscribieron otro préstamo de 150.000 euros para los comicios andaluces del pasado marzo. El resto de su financiación procede de las subvenciones estatales y de las cuotas (10 euros al mes) de sus 32.000 afiliados.
En el punto de mira de la crítica de Iglesias
Ciudadanos y Sánchez Galán tienen en común haber sido diana de continuos ataques por parte del líder de Podemos, Pablo Iglesias. El exeurodiputado y sus colaboradores se refieren una y otra vez a C's como "el partido del Ibex 35". Del consejero delegado de la compañía eléctrica, Iglesias ha repetido que "cobra 42.000 euros al día" y que comparte consejo de administración con el exministro del PP Ángel Acebes.
De ser cierta la sospecha, desde el Gobierno verían esa presunta maniobra de financiación indirecta de C's por parte de Acciona e Iberdrola como una injerencia reprobable y un golpe de lo más bajo. No olvidan que, por ejemplo, en sus dos primeros años de gestión, el Ejecutivo popular adjudicó más de 200 contratos de electricidad, el 70% de esas licitaciones, a la compañía presidida por Sánchez Galán y a Gas Natural.
En el caso de Acciona, se recuerdan las gestiones que hizo la diplomacia española en favor de la firma de infraestructuras y renovables tras la cancelación de un proyecto de autopista en Melbourne (Australia), "East West Link", a raíz de la victoria de los laboristas. Meses después, el grupo de los Entrecanales obtendría junto a Ferrovial la concesión de una circunvalación en la ciudad de Toowoomba (Queensland), también en suelo australiano, por unos 1.100 millones de euros. Y ahora, sin embargo, los prohombres de la empresa española dan la espalda a Mariano. Y lo hacen justo cuando más los necesita. Traerá consecuencias.
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