Esta es la crónica de una decisión judicial que ha causado cero sorpresa en Moncloa. Fuentes gubernamentales, en conversación con este diario, sostienen que esperaban que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) tumbara la querella del presidente del Gobierno contra el juez que investiga a su mujer, Begoña Gómez. El núcleo duro del lider socialista está decidido a resucitar el discurso del 'lawfare' y a arremeter contra los jueces: "Son tan torpes que, de un tema que podría hacer daño al presidente, enseñan la pata lo suficiente para que se les vuelva en contra. No se dan cuenta del daño que hacen a la imagen de la justicia ante un sector nada despreciable de la ciudadanía española", concede una fuente de peso en el Consejo de Ministros.
En el PSOE la sensación que atraviesa es la misma: que existe todo un enjambre de togas dispuesto a derrumbar al Ejecutivo casi a cualquier precio. Y que, además, actúa de la mano de la derecha política y mediática. Un ministro recuerda a Vozpópuli que Jesús María Santos, uno de los magistrados del TSJM, era partidario no solo de inadmitir la querella de Sánchez contra Juan Carlos Peinado, sino también de interrogar al presidente del Gobierno por mala fe procesal. Es más, se preguntó si podía ser multado con hasta 6.000, porque "conocía la sinrazón" de la iniciativa de la Abogacía del Estado que se querelló en nombre del jefe del Ejecutivo.
Fuentes oficiales del Ejecutivo rebajan la beligerancia de algunos de sus miembros: "Respetamos la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. No obstante, discrepamos de sus razonamientos jurídicos y de su argumentación. Y también nos sorprenden algunas manifestaciones inusuales e innecesarias para la motivación jurídica del Auto, máxime cuando la Presidencia del Gobierno y la Abogacía del Estado únicamente pretenden preservar la garantía del ejercicio de un derecho que corresponde a la institución y ver si su vulneración podría constituir un ilícito penal", explican.
Moncloa sigue basando su defensa en que la infructuosa toma de declaración de Peinado a Sánchez en Moncloa tenía como "verdadero fin convertir esa declaración en un instrumento para perjudicar políticamente al Ejecutivo, instrumentalizando un procedimiento judicial". "Lamentablemente, esta sospecha se ha revelado cierta. El mismo día que el juez envió a las acusaciones particulares (diversas organizaciones ultraderechistas, fundamentalistas y antivacunas) la declaración, esta fue filtrada a numerosos medios de comunicación. Esperamos que lo sucedido aquí contribuya al necesario debate social sobre las consecuencias de la estrategia de la derecha ultra", zajan fuentes oficiales del Gobierno.
En privado, miembros del Gobierno se quejan abiertamente de la redacción del auto de inadmisión de la querella, porque consideran que recurre a unas insinuaciones ocultas que son muestra inequícova de la animadversión de algunos miembros de la judicatura al Ejecutivo y a su presidente, Pedro Sánchez. Mientras, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortoz, que está imputado por una supuesta filtración en el caso de fraude fiscal contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso, aviva la idea de que un sector de los jueces le tiene ganas a Sánchez. El plan del Gobierno es mantenerle pese a que pudiera trasladar su deseo de dimitir y dar un paso al lado.
Moncloa quiere que García Ortiz, si llega el caso de ser inhabilitado, sea un mártir que enseñar en la plaza pública. El Gobierno está abonado a la tesis del golpe judicial desde que estalló el caso que afecta a Begoña Gómez, investigada por la comisión de los supuestos delitos de corrupción en los negocios y tráfico de influencias. No cabe crítica pública alguna por parte del Gobierno a la forma de actuar de la mujer del presidente, así como de los efectos de las relaciones empresariales que ha desarrollado en la sede de la Presidencia del Gobierno, haciéndose valer del cargo que ostenta su marido. Para Moncloa todo forma parte de una cacería política.
En culquier caso, Moncloa ya tiene un muro. La vía de los recursos está agotada. Ahora solo esperan, aunque temen que no será lo que ocurra, que el caso Begoña Gómez, que ha desgastado al Gobierno y le ha sumido en su peor crisis, quede en nada. Esas tres palabras son el nuevo mantra del Ejecutivo. Todo lo que salpica al líder del PSOE "quedará en nada". La imputación de García Ortiz, el proceso judicial de la mujer del presidente... Las fuentes consultadas solo contienen el aliento con el devenir de la causa que ya apunta directamente a José Luis Ábalos. El exministro de Transportes no es cualquiera. Fue el número dos de Pedro Sánchez, quien le aupó cuando estaba en suelo y quien le puede derribar.
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