Pablo Iglesias tiene olfato político. El exvicepresidente del Gobierno ha olido la debilidad de Pedro Sánchez y, por eso, se lanzó este domingo a marcar el camino de Podemos y del resto de socios de izquierda radical, especialmente Bildu y ERC, a los que arengó para "doblegar el brazo" del líder socialista ahora que se acerca la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Los morados ya han puesto precio a sus votos: romper relaciones con Israel e intervenir el mercado de la vivienda para bajar los precios del alquiler. Es más, lo han sometido a consulta de sus bases.
Lo sangrante es que Moncloa se dispone a someterse a la extorsión: "Qué le vamos a hacer", concede una fuente interna del Consejo de Ministros, consciente de que la correlación de fuerzas que sostiene a la coalición en el Congreso de los Diputados no es favorable a los intereses socialistas. Otras fuentes de Moncloa califican el número de Iglesias de "pura pirotecnia". Pero el hecho irrebatible es que sin los votos de Podemos no hay mayoría 'progresista' que alumbre ley alguna. Y existe cierto temor en el Gobierno a que Iglesias 'revolucione' a los socios de izquierda de Sánchez; les alborote y les haga la vida más difícil coaligando intereses. Cabe recordar que debe aunar también los de Junts: la derecha independentista catalana.
El exlíder de Podemos, que pisoteó a Yolanda Díaz -también en un momento de máxima debilidad- y se erigió en el líder de una revuelta, puso a Junts como ejemplo a seguir. A Iglesias le gusta la política de navajeo de Carles Puigdemont para arrastrar al PSOE a su terreno. Esto quieres, esto pido. Los morados tildan a Sumar de mera comparsa del PSOE; de partido agradable que no hace ruido alguno y que, por tanto, es incapaz de impulsar leyes que mejoren la vida de la gente. Ese es el motivo por el que este fin de semana pidieron que toda la izquierda se resguarde en la casa de Podemos.
El partido que quiso asaltar los cielos hace una década y que ahora cuenta con solo con cuatro escaños, maniobra para ser de nuevo la nave nodriza de la izquierda. Es más, algunas fuentes aseguran que hay conversaciones, todavía incipientes, entre Podemos e Izquierda Unida para crear una nueva alianza de izquierdas que entierre Sumar. Además, no hay que perder de vista que la entente de Podemos con Bildu y ERC -la llamada izquierda plurinacional-, tiene como objetivo, además de forzar a los socialistas a ir políticamente por donde quieren, la destrucción de Yolanda Díaz.
La izquierda plurinacional se ha convertido estos últimos años en un concepto recurrente en cada una de las comparecencias de Podemos. Es más, durante la polémica por la ley del 'sí es sí' se vio la alianza a la perfección. Por aquel entonces, las ministras de Podemos acusaron al PSOE de romper la "mayoría feminista" por la rectificación en la norma. Toda una alusión a ese bloque de colaboración de Podemos con los independentistas. Lo han usado en el pasado. Y ahora, en pleno momento de debilidad de Pedro Sánchez por los escándalos que le rodean, el frente parlamentario de morados y separatistas vascos y catalanes va a intensificar su alianza. De momento, los socios se han puesto de perfil por las revelaciones del caso Koldo que ya apuntan a José Luis Ábalos, pero Belarra este lunes subió los decibelios y atacó a Sánchez por las presuntas corruptelas de su exnúmero tres en el PSOE.
La cercanía entre Podemos, ERC y Bildu es tan intensa que algunas voces en el seno del espacio confederal llegaron a especular en su día con una posible alianza electoral que se presente a las generales como némesis de Sumar y con una idea clara y atractiva para la España periférica de izquierdas: la república plurinacional. Sin embargo, fuentes de la ejecutiva morada consultadas por Vozpópuli descartan por completo esa opción y la tachan de "patraña". Y dirigentes próximos a los Comunes, integrados en Sumar, "no advierten riesgo de un pacto de este tipo", aunque sí reconocen que la tesis ha sonado muy fuerte.
Más allá de la opción de atar a Yolanda Díaz en corto, lo cierto es que Podemos quiere meter en la cabeza de los españoles de izquierda que la única alternativa a un Gobierno de PP y Vox es una República plurinacional y social. Y ese es, en parte, también el origen de los ataques a la Monarquía. Iglesias está empeñado en atacar a la Corona, porque sabe que sólo apelando a una identidad republicana pueden conformar una mayoría con Bildu y ERC en la que estas fuerzas se sientan cómodas para dirigir el Estado e impedir a Alberto Núñez-Feijóo (PP) y a Santiago Abascal (Vox) sentarse juntos en Moncloa.
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