“Se pueden vivir momentos de tensión que en algunos puntos podrían traducirse en enfrentamientos ya que las fuerzas y cuerpos de seguridad intentarán desalojar”. Los Mossos d’Esquadra plasmaron así en un informe tres días antes del 1-O los distintos riesgos para la seguridad que entrañaba la celebración del referéndum. Uno de ellos era la posibilidad de altercados con la policía dado que había un auto que ordenaba impedir la votación.
La previsión de la policía catalana se cumplió y la consulta estuvo marcada por episodios violentos en los colegios. Luego el independentismo ha usado las imágenes de los disturbios y las cifras de heridos para cargar con dureza contra el Estado. Ahora, según han reconocido los mandos de los Mossos ante la Justicia, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras conocían las advertencias de ese informe porque se las trasladaron personalmente en una reunión el mismo día que se realizó el documento.
Así se lo reconoció el pasado viernes el exmayor de los Mossos Josep Lluis Trapero a la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, según fuentes presentes en su interrogatorio. Esta versión ha sido corroborada por los mandos que esta semana han prestado declaración como testigos en el Tribunal Supremo. Según dicen, la respuesta que les dio Puigdemont a pesar de sus avisos es que el referéndum seguiría adelante porque era una promesa electoral.
El documento interno al que ha tenido acceso Vozpópuli lo realizó la Comisaría General de Información de la policía autonómica bajo el título Posibles escenarios en relación a la celebración del Referéndum de Autodeterminación del 1 de octubre y se centra en anticipar la situación que se iba a producir los días previos y posteriores a la consulta así como el propio 1-O. En concreto, se centra en tres colectivos: soberanista, izquierda radical (con los CDR), anarquistas y extrema derecha. A estos últimos es a los que los Mossos dedican más espacio y los riesgos más graves.
Según el informe, la policía autonómica ya daba por hecho que la gente se concentraría ante los colegios y los ocuparía días antes de la cita: “Ante la orden del TSJC de impedir el 1 de octubre los ciudadanos soberanistas se concentrarán ante los puntos de votación o los ocuparán días antes de la celebración del referéndum y como muy tarde el día 30”. A pesar de ello, los Mossos decidieron no acudir a los colegios hasta las siete de la mañana del mismo 1-O cuando, como ya anticiparon, estaban llenos de gente dispuesta a hacerse fuerte ante las acciones policiales.
“Hay que decir que en estas concentraciones y/o ocupaciones se pueden vivir momentos de tensión que, en algunos puntos podrían traducirse en enfrentamientos ya que tal y como manda el auto mencionado, las fuerzas y cuerpos de seguridad intentarán desalojar las personas que estén defendiendo los puntos de votación”, indicaba el documento. Añadían los Mossos que “a lo largo del día -del referéndum- habrá grandes concentraciones alrededor de los puntos de votación que en algunos casos pueden aglutinar centenares o miles de personas en un ambiente tenso y crispado”.
En cuanto a la izquierda radical, el análisis se detiene en los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) y avisa de que va a haber “más de 40 en toda Cataluña” que se “activarán de forma inmediata para poder facilitar que el 1 de octubre se pueda votar”. Les define como “guerrilla” y dice que llevarán a cabo “patrullas nocturnas, acciones de resistencia para impedir el acceso de las fuerzas de seguridad y la interceptación de colectivos antagónicos”.
“Los CDR podrían llevar a cabo una práctica combativa en caso de acciones policiales contundentes de algún de los cuerpos que tienen instrucciones para impedir el referéndum. En este hipotético escenario de conflicto es muy probable que los CDR reciban el apoyo de gran parte de los actores soberanistas presentes. Esta situación de mantenerse en el tiempo o producirse en diversos puntos a la hora, podría provocar una escalada de violencia”, prosigue el informe.
Pero el colectivo al que el documento otorga más extensión es a la extrema derecha a los que achaca incluso el riesgo de que lancen falsas amenazas de bomba en centros de votación ocupados. Avisa de que “la presencia de miembros de la ultraderecha en Barcelona, algunos de ellos procedentes del Estado español, para favorecer acciones directas en los centros de votación. Estas acciones pueden consistir en irrupción violenta en los mencionados puntos, enfrentamiento con los ciudadanos soberanistas, quema de esteladas, amenazas de bomba falsas, etc”.
En este caso cita a colectivos como La Falange, Alianza Nacional o Somatemps. Según advierte el documento, habían convocado diferentes actos diseminados por la ciudad de Barcelona contra la defensa del referéndum y en defensa de la unidad de España. Citan los Mossos una reunión que mantuvieron el mismo 28 de septiembre con miembros de Democracia Nacional a efectos de mediación, una interlocución que tiene el cuerpo con grupos radicales para evitar incidentes en sus concentraciones callejeras.
En el mismo apartado dedicado a la “extrema derecha”, la policía catalana recuerda que “el contexto social y político que vive Cataluña se convierte en un escenario propicio para la acción individual de personas radicalizadas de extrema derecha pertenecientes o no a colectivos de este ámbito ideológico (imprevisibles) y de pequeños grupos organizados”.
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