Luis Roldán, exdirector general de la Guardia Civil, ha fallecido esta noche en el hospital de San Juan de Dios de Zaragoza tras llevar ingresado varias semanas y a los dos meses de que muriera su actual mujer. Está previsto que sea incinerado mañana en el tanatorio de Torrero, según ha podido confirmar Heraldo de Aragón.
Nacido en 1943, Luis Roldán fue concejal del Ayuntamiento de Zaragoza por el PSOE, más tarde pasó a ser delegado del Gobierno en Navarra entre 1982 y 1986, y después el Ejecutivo de Felipe González lo nombró director general de la Guardia Civil, puesto que utilizó para enriquecerse.
Al iniciarse las diligencias judiciales por sus actividades delictivas, Roldán se fugó de España en 1994. Su detención se produjo en el aeropuerto de Bangkok, en Tailandia, el 27 de febrero de 1995. Fue juzgado por la Audiencia Nacional y condenado a 28 años de cárcel, por malversación de fondos públicos, cohecho, fraude fiscal y estafa. El Tribunal Supremo confirmó los delitos e incrementó la condena a 31 años de cárcel. Finalmente, cumplió 10 años de condena en la prisión de mujeres de Brieva, en Avila. La detención de Roldán ha estado rodeada siempre de diferentes claves, entre otras cuestiones por el papel que jugaron personas vinculadas a los servicios secretos como Francisco Paesa.
Durante su mandato se realizaron cambios en la institución, acelerando su proceso de modernización, tal y como recuerdan veteranos mandos de la Guardia Civil consultados por Europa Press quienes, no obstante, añaden a continuación que todo su desempeño "quedó marcado para siempre por su salida envuelta en un caso de corrupción". La investigación judicial apuntó a que el enriquecimiento de más de 400 millones de pesetas de Roldán se debió al desvío de fondos de uno de sus planes estrellas, la mejora de las casas cuartel, la mayoría de ellas en mal estado al inicio de la democracia.
La lucha contra ETA llevó a que, bajo su mandato, se modernizaran los Servicios de Información de la Guardia Civil, que gozan de prestigio por ser uno de los más eficaces, como quedó acreditado en la desarticulación de la cúpula etarra en Bidart, en Francia, en 1992, un año marcado por los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla.
