El interno de 39 años prendió fuego al colchón de su celda en la galería dos del módulo de aislamiento en la prisión de Topas, Salamanca, según ha informado el Sindicato de Prisiones (Acaip). A pesar del intenso humo que dificultaba la operación de rescate, los trabajadores consiguieron sacar al reo de la celda con graves síntomas de intoxicación.
Los servicios médicos realizaron las acciones de reanimación cardiovascular (RCP) mientras esperaban a que llegara la ambulancia, sin embargo, y tras 45 minutos de RCP, los profesionales no consiguieron salvarle la vida.
La fuerte humareda ha obligado a desalojar y repartir por diferentes celdas a otros internos, lo que ha generado momentos de tensión, ya que tuvieron que sacar a los presos de la zona de aislamiento. Además, el humo ha dejado inutilizada la galería durante horas.
El sindicato de Prisiones ha alabado la actuación de los profesionales del centro: "Los trabajadores han demostrado su compromiso y profesionalidad a pesar de la deficiente formación que ofrece la administración para actuar en este tipo de situaciones, teniendo que aportar toda su experiencia para actuar de la mejor manera posible y evitar desgracias mayores". De esta forma, han aprovechado para criticar la escasa instrucción que reciben para intervenir en estos casos.
Una práctica habitual entre los internos
En un nota de prensa, la Acaip ha comunicado que los incendios provocados por los internos de los centros penitenciarios son una práctica habitual. El sindicato ha indicado que la semana pasada tuvo lugar un proceso similar en la cárcel de Madrid II, en este caso, los trabajadores lograron salvar la vida del reo. "Por esto motivo, desde ACAIP-UGT llevamos años reclamando una formación universal y adecuada a todos los empleados públicos penitenciarios para actuar en este tipo de situaciones, tanto en el control y extinción de incendios como en el uso de equipo de respiración autónoma y de primeros auxilios", han anunciado desde el sindicato, exigiendo que se forme a los profesionales de prisiones para que conozcan los protocolos de actuación en estos casos extremos.
Han denunciado que se trata de "una forma de violencia" que emplean los presos para "provocar su traslado, reclamar mediación o agredir a los trabajadores penitenciarios", y que durante el proceso ponen en riesgo su vida y la de los funcionarios que tratan de ayudar.
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