España

Muere Rodríguez Arribas, el exvicepresidente del TC que advirtió sobre la "barbaridad jurídica" de la amnistía

El magistrado ha fallecido a los 89 años tras una vida dedicada al derecho y la Constitución. Hace un mes, Vozpópuli charló con él sobre la difícil situación judicial que atraviesa España, con los independistas agitando la carta magna a placer

Ramón Rodríguez Arribas, vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional, ha fallecido a los 89 años tras una vida de servicio y dedicación a la justicia y el derecho español. Rodríguez Arribas ejerció como Magistrado Juez profesional durante cincuenta y dos años, llegando a ser Magistrado del Tribunal Supremo y Magistrado y Vicepresidente del Tribunal Constitucional.

Hasta el día de hoy, dirigía el despacho de abogados Rodríguez Arribas, ejerciendo como abogado y asesorando a empresas y particulares tanto nacionales como internacionales, así como a otros despachos de abogados. En alguna ocasión, Arribas escribió en este medio opiniones sobre asuntos de actualidad judicial.

En septiembre, Vozpópuli tuvo la oportunidad de charlar con el magistrado a raíz de la difícil situación jurídica que vive España. Por el interés que pueda suscitar, reproducimos a continuación la entrevista que nos concedió.

Pregunta: ¿Puede aprobar el Gobierno una ley de amnistía o es anticonstitucional?

Respuesta: Estamos en una situación político-legislativa en la que ya no se puede decir eso de ‘Esto ya no es posible’. Posible puede ser cualquier disparate. Pero para valorar la constitucionalidad y hasta la locura o no de una decisión de ese calibre hay que determinar qué es una amnistía. No concurre, como en el caso de los indultos, un reconocimiento de que alguien ha cometido un delito y que, por razones de utilidad pública, equidad o clemencia se le perdona la pena.

La amnistía lo que se hace es reconocer que durante un tiempo anterior se castigó como delito algo que no lo era. Lo cual es algo más que una injusticia. Es una barbaridad. Y eso no sucede más que en aquellos casos que se han restringido derechos fundamentales a través de leyes que no debieron haberse dictado.¿Qué papel vamos a hacer ante la Unión Europea y en el resto de países del mundo cuando reconozcamos públicamente con una ley de amnistía que nuestro Estado de Derecho no lo ha sido plenamente durante un tiempo porque ha penado unos hechos y ahora rectifica?

Es una aberración jurídica y una atrocidad, además de una falsedad y traición histórica porque España ha sido un ejemplo en el mundo de la democracia y sobre todo de Estado de Derecho completo.

Con la ley de amnistía de 1977 se pretendía hacer borrón y cuenta nueva incluso con criminales de ETA. Aquello tenía un fin razonable. España no pasó por ningún trauma porque hubo una enorme generosidad por parte de todos. Pero esto es una aberración que conduce a poner en cuestión nuestro Estado de Derecho.

¿Para qué? Obtener los votos de una investidura. Desgraciadamente todo es posible. Lo penoso es que lo que debería ser imposible se realice en perjuicio de la estabilidad de España y de la unidad territorial.

P: Los partidos que la defienden ven factible su encaje en la Constitución porque no la prohíbe expresamente. ¿Tiene validez ese argumento?

R: No todo lo que no prohíbe expresamente la Constitución está permitido porque sino tendría miles de artículos. No solo debe apelarse a la doctrina constitucionalidad o la opinión pública, sino al sentido común. ¿Pero cómo vamos a poner ahora en duda públicamente la estabilidad de nuestro sistema a través de una ley de este calibre?

P: Juristas y catedráticos insisten en que para sacarla adelante hay que reformar previamente la Constitución porque atenta contra algunos de sus principios. ¿Es así?

Como lo que se haría en esta ley afecta a un derecho fundamental, como es el de la tutela judicial efectiva, cualquier reforma que tendiera a autorizarla tendría que ser procedimiento agravado de reforma que recoge el artículo 168 de la Constitución. Se tendría que aprobar por mayoría reforzada y después disolver las Cortes. Es una verdadera locura.

P: ¿Qué le parece que la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, o el exdiputado Jaume Asens aleguen que la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) permite una amnistía?

R: Ahora, cuando se quiere engañar, se utilizan manipulaciones semánticas. Se cambian las cosas de nombre a ver si cuela. He llegado a leer la expresión 'Alivio penal' (del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez). Quieren ocultar que se rebaja la respuesta penal del Estado por alguna razón que yo ignoro. Lo que está mal está mal, se vista como se vista.

P: De aprobarse se da por descontado que llegará al Tribunal Constitucional. ¿Cuál cree que será la respuesta del órgano recientemente renovado?

R: Sigo pensando que, a pesar de todo, en el Tribunal Constitucional hay gente con suficiente sentido común y patriotismo para aplicar la Constitución.

P: ¿Se imaginó usted que se llegaría a este punto después de haber deliberado en el TC sobre el Estatut y de todo lo vivido en estas décadas?

R: No, desde luego. Me ha sorprendido la deriva porque además ha sido progresiva. Hemos ido a peor y ahora estamos en una situación que creo que es crítica.

P: ¿Qué solución le ve a este conflicto?

R: Si tuviera la varita mágica la aplicaría. Desgraciadamente solo la propia aplicación de la Constitución en todos sus términos puede salvar nuestra democracia y a España.

P: Precisamente ahora es cuando más se habla de su reforma. Un ejemplo es el del lehendakari Urkullu. ¿Cómo valora esta propuesta de autodeterminación del País Vasco en plena negociación de la investidura de Sánchez?

R: Me da mucha pena ver como territorios españoles de una enorme dignidad y tan poblados de gente que hizo famosos los triunfos de España, como son los vascos y catalanes, se quieren compara con las colonias porque la autodeterminación es algo que las Naciones Unidas solo han reconocido a los estatutos coloniales. Del resto de países alega que hay respetar la integridad territorial.

P: ¿Pero se puede abrir el melón de una reforma de la Constitución?

Yo creo que abriría la puerta a la desaparición de España. Pero a pesar de mi tristeza y de mi preocupación no he perdido la esperanza. España es una realidad histórica muy fuerte. Aunque en muchas ocasiones ha estado en peligro y sometida a tensiones enormes, puede sobrevivir.

Ahora tenemos dos instrumentos fundamentales: un pueblo español bastante razonable y una Constitución que se puede poner de ejemplo. Gozamos de elementos estructurales que favorecen esa sensación y uno de los que me consuela es la monarquía; además de que está encarnada a través de un rey enérgico, prudente. En él confío.

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