Crema pastelera a la Monna Lisa, manos pegadas en un Picasso, sopa de tomate a Los Girasoles de Van Gogh, un puré de patata a una obra de la serie Les Meules de Monet y un tartazo a la figura de cera de Carlos III en el Madame Tussauds. Los activistas de Just Stop Oil y otras asociaciones que luchan contra el cambio climático no dejan de sumar ataques a reconocidas obras de arte en distintos museos de París, Reino Unido, Potsdam, Melborne... La última víctima de este fenómeno ha sido el Museo del Prado, que sufrió el sábado la acción de los activistas de Futuro Vegetal. Desde que comenzaron a sucederse estas acciones, los museos españoles han estado en alerta y han ido reforzando la vigilancia ante posibles incidentes. De hecho, el propio Reina Sofía declaró a este diario hace más de una semana que "el riesgo cero no existe". Un riesgo que, en el caso del Prado, ha pasado a convertirse en una realidad.
Desde el Reina Sofía explican que existen planes de seguridad encaminados a evitar cualquier acto de vandalismo o acción en contra del buen estado de las obras de arte. "Estos se ven reforzados en algunas zonas que puedan estar sometidos a un mayor riesgo. Pero dicho esto, también sabemos que el riesgo cero no existe, y lo que sí hacemos es optimizar todas las medidas de seguridad que tenemos a nuestro alcance en lo que se refiere a personal de vigilancia y al uso de herramientas avanzadas de última tecnología", apuntan.
En el caso de esta institución, la proliferación de asaltos por parte de los activistas climáticos le ha empujado a la a llevar sus medidas "a máximos". "Se intentan cubrir todas las situaciones, también las excepcionales. No existe seguridad completa en ningún caso, pero se toman todas las medidas para evitar incidentes", sostienen.
En el Museo Sorolla también se tomaron medidas para que tanto el equipo de seguridad como el personal de sala reforzasen la vigilancia y se mantuvieran alerta ante posibles incidentes. "Los atentados sobre el patrimonio siempre son una mala noticia para la sociedad. Cuidar del patrimonio, difundirlo y legarlo a las generaciones futuras lo mejor posible es una labor de todos. El daño causado a estas obras no mejorará los problemas del cambio climático, pero sí son un grave perjuicio contra la cultura, la educación y nuestra sociedad", denuncian.
Museo Sorolla: "Una moda tan absurda como pasajera"
La institución espera que esto sea "una moda tan absurda como pasajera". "La seguridad en las instituciones culturales es fundamental pero creemos, también, que es la adecuada", advierten. Preguntados por si creen que el Gobierno debe adoptar medidas extraordinarias encaminadas a garantizar la seguridad de todos los museos, desde el Sorolla comentan que "el Gobierno debe continuar apoyando la cultura en todos sus aspectos y continuar promoviendo el conocimiento y el respeto a nuestro rico patrimonio cultural".
En Thyssen declinan hacer declaraciones al respecto de los ataques. Fuentes de la institución revelan que, por un lado, tratan de preservar sus planes en materia de seguridad, "un tema delicado". Y, por otro lado, no quieren contribuir a dar pábulo a este tipo de acciones que tienen como objetivo final llamar la atención. Este diario también consultó al Museo del Prado sobre este asunto antes de sufrir el incidente del sábado, pero la entidad rechazó hacer comentarios. En su caso, sufrieron la acción de dos activistas que se pegaron a los marcos de Las Majas de Goya y pintaron en la pared un +1,5ºC para alertar sobre el calentamiento del planeta.
La deriva de los activistas de Just Stop Oil y otros grupos como Letzte Generation ha saltado al terreno político. Vox ha exigido a Pedro Sánchez que 'blinde' los museos españoles ante los previsibles ataques de los "fanatistas climáticos". "Los fanatistas climáticos son los responsables de las nuevas performances que consisten en atentar contra obras de arte y también son los responsables de la crisis económica, de la crisis energética y del colapso económico de las clases medias y trabajadoras en toda Europa", denunció este lunes el vicepresidente del partido Jorge Buxadé. Ahora, dice, hacen performances en museos y destrozan el patrimonio artístico de las naciones para llamar la atención: "Parece que los gritos de Greta Thunberg no eran suficientes".
Desde el Ministerio de Cultura y Deporte aseguraron que ya se había instado a los museos estatales a "extremar las medidas de seguridad y ser exhaustivos en el cumplimiento de las normas de acceso que los visitantes deben cumplir para acceder al recinto". Entre estas, están la de la prohibición de introducir elementos y bebidas en las salas, mochilas y bultos grandes, paraguas y otros objetos punzantes, etc. Tras el incidente de ayer, la Comunidad de Madrid reveló que el pasado 2 de noviembre trasladó al Departamento que dirige Miquel Iceta su "preocupación e intranquilidad" por la "falta" de vigilantes para controlar las salas de los museos estatales.
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