“Con esta tropa no podía ir a la guerra”. Con estas palabras dedicadas a sus compañeros, el veterano Luis Navajas Ramos (Granada, 1948) ha incendiado la Fiscalía a falta 82 días para jubilarse y tras 44 años de trayectoria marcada por un trabajo discreto en puestos de relevancia. La carrera fiscal asiste entre atónita y “desolada” a las entrevistas que a modo de epílogo ha concedido en las últimas horas para defenderse de las críticas recibidas por su informe en el que exime al Gobierno de Pedro Sánchez de responsabilidad penal en la gestión de la pandemia.
Número dos de la Fiscalía General del Estado desde 2014, Luis Navajas ha pasado al ataque. Denuncia los intereses partidistas en las altas esferas del ministerio público y las filtraciones interesadas a los medios de comunicación. Esa fue la razón -ha dicho en Onda Cero- por la que rechazó reunir la junta de fiscales de Sala, la élite de la carrera, para decidir de manera conjunta sobre las querellas presentadas contra el Ejecutivo a causa de la covid-19.
Incluso acusa a dos compañeros de haber acudido a su despacho a presionarle, entre ellos la exfiscal general del Estado, Consuelo Madrigal. La misma que en el pico de contagios y fallecimientos por el virus publicó un artículo en El Mundo titulado La sociedad cautiva. Cargaba duramente contra la gestión de Sánchez. Navajas, que fue teniente fiscal de Madrigal casi dos años, ha calificado aquel texto de “soflama”. “Esa señora estaba contaminada”, ha añadido. Consultada por este periódico, ella prefiere guardar silencio, de momento.
Garzón y los crímenes del franquismo
Durante sus funciones en el Supremo, Navajas fue clave para que el exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón resultase absuelto del juicio que le sentó en el banquillo por un presunto delito de prevaricación al declararse competente para juzgar los crímenes del franquismo. Fue en el año 2012 y Navajas defendió primero el archivo de la causa, luego la anulación del juicio y por último la absolución.
Fue muy crítico con la instrucción que llevó a cabo el juez Luciano Varela y el tribunal integrado por siete jueces le acabó dando la razón por seis votos a uno. El único magistrado que estaba a favor de condenar a Garzón fue el fallecido Manuel Maza, quien años después sería su jefe.
“Luis es verdad que nunca ha sido un hombre dado a conocer. Ya se nota que no es muy experto en medios de comunicación. Se relaja en exceso”, comenta una compañera de carrera. Preguntada acerca de si ha aprovechado su inminente jubilación para decir lo que piensa, comenta que “eso es feísimo”. “Tenía buena fama. Nos ha causado desolación”, zanja.
"Monógamo, monárquico y madridista"
“Si alguien quiere hacerme la ficha que me ponga las tres emes: Soy monógamo, monárquico y madridista”, se define Navajas. No obstante, cree que la conducta del rey emérito parece “reprobable”. “Nos ha decepcionado”, comenta al ser preguntado sobre una de las causas más sensibles que tiene la Fiscalía sobre la mesa. A lo largo de los últimos seis años, Navajas ha desempeñado el puesto de número dos con seis fiscales generales diferentes y dos gobiernos de signo contrario. Incluso ha sido el fiscal general de forma interina en varias ocasiones de forma fugaz.
“Nunca me han ofrecido ser fiscal general porque son inteligentes y uno es demasiado independiente para ciertos cargos”, ha dicho Navajas. No está afiliado a ninguna de las dos familias que dividen la Fiscalía, pero contó con el apoyo de la Asociación de Fiscales (la conservadora) para ocupar el puesto que ostenta. Este colectivo fue uno de los que protestó por la ausencia de una junta de fiscales antes de decidir sobre las querellas contra el Gobierno. Denuncian estar ante una situación atípica con una fiscal general como Dolores Delgado, ex ministra de Sánchez y diputada que hizo campaña por el PSOE.
Navajas llegó al puesto de número dos de la Fiscalía en octubre de 2014 bajo la dirección de Eduardo Torres Dulce, nombrado por el PP. Torres Dulce dimitió en diciembre de ese año y Navajas le sustituyó varias semanas hasta que el Ejecutivo de Mariano Rajoy nombró a Madrigal. Continuó luego con el fiscal general Manuel Maza, autor de la querella por rebelión contra los líderes del procés. “Tenía mis dudas con la rebelión, pero lo que no se me ocurriría es decir que se equivocan”, ha comentado comparando con las críticas que ha recibido él por su informe.
Contra los fiscales del procés
Entre los cuatro fiscales que defendieron la tesis de la rebelión independentista en el Tribunal Supremo estaba de nuevo Consuelo Madrigal. A ellos les ha dedicado Navajas algunas de las expresiones más duras. “Algunos compañeros van todavía llorando por las esquinas alguna píldora que el Tribunal Supremo les endosó el año pasado”, ha dicho sobre la sentencia del alto tribunal que apostó por la tesis de la sedición que esgrimió la Abogacía del Estado. “Sin comentarios”, ha replicado uno de esos fiscales que prefiere no hacer declaraciones al ser preguntado por Vozpópuli.
Tras el repentino fallecimiento de Maza, Navajas mantuvo su puesto como teniente fiscal con Julián Sánchez Melgar y luego con María José Segarra, elegida bajo gobierno socialista igual que Dolores Delgado. En declaraciones a este periódico, Sánchez Melgar dice no compartir las críticas de Navajas, aunque defiende su “derecho a la libertad de expresión”. Dice no estar de acuerdo con la descripción que su ex número dos hace de la carrera, pero sí defiende expulsar la política de la Fiscalía. “Independencia y transparencia”, reivindica.
Las querellas contra el gobierno de Pedro Sánchez no son las únicas iniciativas contra el Ejecutivo que ha tenido que estudiar Navajas y emitir la postura de la Fiscalía en los últimos años. De hecho, él es el encargado de analizar todas las querellas y denuncias que recibe el Tribunal Supremo contra los aforados políticos y presume de tener un nivel de acierto del cien por cien.
Años de plomo y el 'Informe Navajas'
Sin embargo, hay que remontarse muchos años atrás para encontrar el nombre de Navajas bajo el foco de los medios de comunicación. “Estuvo en el País Vasco, en los años del plomo, es dice de él”, recuerda otro compañero. Llegó en 1987 como fiscal jefe de San Sebastián y allí permaneció hasta 2003. Compaginó esa función durante 16 años con la de profesor de Derecho Penal en el Instituto Vasco de Criminología.
Solo dos años después de su llegada, firmó el llamado Informe Navajas en el que vinculaba a altos mandos de la Guardia Civil del cuartel Intxaurrondo (Guipúzcoa) con redes de narcotráfico. Era el cuartel que dirigía el coronel Enrique Rodríguez Galindo, condenado posteriormente por el terrorismo de Estado de los GAL. La investigación iniciada por el fiscal Navajas acabó archivada en los tribunales.
En 2003 fue promovido a la categoría de fiscal de Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, donde asumió también la coordinación de la actividad de la Fiscalía en materia de la reforma de menores (2005‐2008) y posteriormente de Vigilancia Penitenciaria. “Siempre ha sido muy prudente”, dicen desde la carrera fiscal horas después de escuchar sus últimas declaraciones con la que además ha abierto un frente con la Fiscalía anticorrupción.
Navajas ha manifestado enérgicamente su opinión a favor de apartar al fiscal del caso Villarejo, investigado internamente por unos presuntos vínculos con Podemos recogidos en chats internos del partido. Sus palabras suponen un desafío directo al fiscal jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, que hace solo unas semanas defendió la labor de sus subordinados durante el interrogatorio al exletrado de Podemos José Manuel Calvente. Las palabras de Navajas también chocan con el criterio del jefe inspector de la Fiscalía General del Estado, Fausto Cartagena, quien abogó por archivar las pesquisas internas abiertas por considerarlas “conjeturas”.
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