Nicolás Sarkozy viajará hoy a China en una visita relámpago para reunirse con su homólogo chino, Hu Jintao, con el fin de tratar de garantizar la participación del país asiático en el fondo público-privado. Este fondo que financiará la recapitalización bancaria como consecuencia de la crisis de deuda europea.
Desde un punto de vista geopolítico la visita traslada dos señales muy claras. Por un lado, el papel de China como principal acreedor mundial, con un volumen de reservas próximo a los 3 billones de dólares estadounidenses, casi un 220% del PIB español. Por otro, Europa, como contrapartida, se aproxima cada vez más a los países BRIC (Brasil, Rusia, India, China), y podría romper la balanza en favor de una nueva moneda de reserva mundial alternativa al dólar, especialmente en un momento de hartazgo europeo frente a la posición de Estados Unidos y Reino Unido.
La cumbre de ayer constituye un primer paso, aunque pequeño, para que los poderes públicos europeos tomen el control de los grandes bancos, que se han convertido en verdaderos agujeros negros que succionan la liquidez global, sin garantizar en última instancia su solvencia. Diego López Garrido, secretario de Estado para la Unión Europea, recientemente en unas jornadas organizadas por la Fundación 1º de mayo, con la participación de sindicatos europeos, cifró en 4,6 billones de euros el dinero que directa e indirectamente los Estados de la UE habrían comprometido ya con la banca europea. De ellos 2,3 billones ya están materializados bien en ayudas directas, avales, o garantías. Representa un 230% del PIB español.
Con la quita a Grecia, además, ya ha comenzado el necesario proceso de reestructuración de la deuda. En todo este proceso va a ser muy importante contar con la participación del “gran banquero mundial”, China.
Sin embargo, todo tiene sus contrapartidas. Ya hace mucho tiempo que en las reuniones del G20 el único tema que realmente se trata es la necesidad o no de una nueva moneda reserva mundial. Los países emergentes, especialmente los BRIC, alguno de los cuales, como Brasil, en las últimas dos décadas se habían visto sometidos a políticas monetarias y fiscales muy restrictivas por parte de los organismos internacionales, se muestran perplejos ante los desequilibrios galopantes de Estados Unidos y Reino Unido.
En este contexto, y, con razón, los países BRIC reclaman una nueva divisa internacional de referencia en lugar del dólar estadounidense que ya es incapaz de desempeñar el papel de pilar del sistema monetario mundial. Obviamente habría dos perdedores, Estados Unidos y Reino Unido, y sus centros de poder, Wall Street y la City. Esta nueva moneda reserva sería una cesta de divisas donde además del dólar, Euro, Yen, entrarían divisas emergentes. Estados Unidos tendría más dificultades a la hora de financiarse en los mercados financieros internacionales, y China podría diversificar mejor las inversiones de sus reservas y estar menos sujeta a un riesgo sistémico del dólar.
Europa está ya realmente cansada del papel de Estados Unidos y Reino Unido en esta crisis, donde, de una manera desleal, bien sea con sus agencias de calificación, o con sus tabloides, no han hecho nada más que echar leña al fuego en la crisis de deuda europea. Sin embargo, tal como mantiene Europa ambas economías se olvidan de que son dos de las más endeudadas del mundo, y que en el momento actual se encuentran totalmente estancadas.
Históricamente, Sarkozy podría imitar a Charles de Gaulle cuando en 1971 rompió Bretton Woods, desafiando a Estados Unidos, y a su presidente Richard Nixon. Además, recordemos, Francia está en campaña electoral.
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