Un juzgado de Zaragoza ha adoptado como medida cautelar de urgencia que Emily Vaquero Palii, una niña de dos años, que fue secuestrada el pasado viernes por su madre según ha denunciado su padre, pueda abandonar España. La Policía Nacional busca a la progenitora y a la menor por toda la geografía española, según fuentes de la investigación.
La juez ha decidido adoptar medidas cautelares urgentes para proteger a la pequeña Emily. Entre ellas se encuentra que el padre, Alejandro Vaquero, tenga la guarda y custodia de la menor y el ejercicio "en exclusiva de la autoridad familiar sobre la misma". "No procede establecer régimen de visitas entre la madre y la menor, sin perjuicio de lo que pueda acordarse una vez que se localice a la mismas", afirma la autoridad judicial.
De igual manera, prohíbe la salida del territorio nacional de la menor salvo que medie previa autorización judicial. También ha restringido que se pueda expedir el pasaporte de Emily. Estas medidas son un primer paso para que la madre, en caso de no volver, pueda ser detenida por un delito de rapto de menores.
La mujer, Irina, no se dejó nada en la casa que compartía con su marido, Alejandro, con el que está en trámites de divorcio. Precisamente, esta circunstancia fue, presumiblemente, el detonante de su marcha con una interrogante sobre la mesa. Esta mujer, que es de origen ucraniano, visitó la Embajada de Ucrania en Madrid días antes de su desaparición, según explicó el padre de la menor, Alejandro Vaquero, en una entrevista telefónica con Vozpópuli.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado centran sus esfuerzos en conocer el paradero de la pequeña. Desde el pasado 19 de mayo se perdió su pista cuando terminó su jornada en la guardería. Emily tiene dos años, mide entre 96 y 98 centímetros de estatura, tiene el pelo rubio liso, media melena, ojos entre marrón y gris claro. Cualquier persona que haya visto tanto a la niña como a su madre debe llamar al 091 o ponerse en contacto con SOS Desaparecidos. La investigación del suceso está siendo realizada por la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional de Zaragoza.
El día de la desaparición
Uno de los conflictos recientes de la pareja fue elegir el centro educativo en el que entraría Emily en septiembre. La madre no estuvo de acuerdo con el colegio escogido por el padre y tuvo que cancelar la solicitud. "Ahora no tiene ni plaza ni colegio...", lamentó Alejandro.
La rutina de este matrimonio ha generado que los viernes se juntaban tras la guardería en un parque donde, mientras juega la niña, decidían quién se la quedaba los fines de semana. "Yo siempre soy muy cauto y solo me llevo a la niña si ella está de acuerdo. Ese viernes me preguntó si podía llevarla a un cumpleaños y acepté", recuerda el padre.
La madre recogió a la niña a las cinco de la tarde. Mientras, Alejandro fue a casa de su familia. Cuando volvió a su casa a las 20.30 horas se encontró que Irina se había llevado la ropa, todo su material tecnológico, las prendas de la niña y los deberes que tenía que hacer. "Sin dejar rastro", añade.
La madre de Emily puede "acabar en la cárcel"
Ese mismo día a las 21.38 horas fue a denunciar el secuestro a la Comisaría de Delicias de la Policía Nacional. "Estuvimos intentando hablar con ella, con personas de su entorno, con gente que podría saber algo... todo sin éxito. Cuando pasaron 24 horas de su desaparición me puse en contacto con SOS Desaparecidos", relata.
El padre elogia la labor de los agentes de la Policía Nacional que se han tomado el asunto "muy en serio". Los investigadores tratan de saber dónde está la madre y ponerse en contacto con ella. "Puede incluso acabar en la cárcel. No sé dónde está si está en España o en Europa. No sabemos nada de ella", reflexiona el padre.
Anteriormente, "en alguna discusión", la progenitora sí que "había amenazado con que se llevaba a la niña" de Zaragoza. "No tiene ni idea de que está cometiendo un delito, no tiene ni idea de donde se está metiendo", lamenta Alejandro.
Unos trámites misteriosos en la Embajada de Ucrania
Dentro de esta situación hay un detalle que perturba a la familia. Esta mujer, que nació en Crimea, varios días antes de marcharse intentó ir con Emily a la Embajada de Ucrania en Madrid para realizar unos trámites. Al final viajó ella sola y volvió en el día.
Alejandro busca desesperadamente datos sobre el paradero de su hija. No tiene palabras para Irina. "Nada de lo que le diga le va a hacer cambiar de opinión. Solo podría decirle: piensa lo que es mejor para la niña. Es horrible vivir de fugitiva toda su vida. No tiene trabajo, cómo la va a mantener", concluye. Una reflexión que espera que haga mella en el corazón de la madre para volver a estar pronto con la pequeña Emily.
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