España

La obesidad podría afectar al 37% de la población en 2035: "Hay medidas que se deberían adoptar desde niños"

Actualmente, la obesidad afecta al 19,3% de los hombres y al 18,0% de las mujeres, además, entorno a la mitad de la población española sufre exceso de peso

El porcentaje de personas con obesidad no para de crecer en España, a pesar de que el ritmo en los últimos años se haya reducido levemente, según señalan expertos a Vozpópuli. Desde la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), apuntan a que si la tendencia continúa así, para 2035, el 37% de la población nacional tendrá esta enfermedad.

Los últimos datos indican que el 63,7% de los hombres y el 48,4% de las mujeres presentan sobrepeso. Asimismo, a un 19,3% de los hombres y a un 18,0% de las mujeres le afecta la obesidad. La preocupación en el sector está dirigido especialmente hacia los niños y adolescentes, sector en el que se ha experimentado un mayor aumento en los últimos años. De hecho, siguiendo la tendencia, se estima un incremento del 2,5% anual.

Clotilde Vázquez, Jefa de Servicio de Endocrino en la Fundación Jiménez Díaz con quien ha hablado Vozpópuli, señala que la cuestión de la obesidad no está en la enfermedad en sí misma, sino en los problemas que la acompañan. "Causa otras enfermedades que requieren tratamientos, hospitalizaciones a veces, que acortan la esperanza de vida y, por supuesto, la calidad de vida de quien lo padece", comenta. "El exceso de grasa es un factor patológico", añade.

Vozpópuli también ha hablado con la Dra. Andreea Ciudin, Coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall Hebron (Barcelona) y miembro de la Junta Directiva de SEEDO. Ciudin ha definido la obesidad como "la enfermedad más prevalente que hay" actualmente. "Afecta a la calidad del estímulo, calidad de los brazos, a la insensia cardíaca, a la insuficiencia renal, aumenta la mortalidad y el riesgo de infarto", ejemplifica.

La Dra Ciudin señala, además, que "no tenemos números para cuantificar el impacto real, porque la obesidad como enfermedad está infra-diagnosticada y infra-registrada". Por lo que los datos proporcionados por la SEEDO son aproximados, pero podrían ser mucho mayores. "Deberíamos registrar el IMT a todos los pacientes en Atención Primaria y registrar el diagnóstico si así se da el caso", comenta. Aunque la experta indica que este no es el mejor método para diagnosticar, "de momento es el que hay disponible y válido".

Según han explicado ambas expertas a Vozpópuli, la genética influye en algunos casos. "En la población general, probablemente, como especie hemos ido acumulando factores genéticos predisponentes", comenta Clotilde Vázquez. A pesar de la disposición genética, también es importante el ambiente -"¿Qué es lo que comemos? ¿Cómo lo comemos? ¿Cuándo lo comemos? ¿Qué alimentos son los que constituyen nuestra alimentación diaria?"-.

"Cada vez hay más evidencia que relaciona ciertos genes con el riesgo de padecer obesidad", aporta Andreea Ciudin. Gracias a esta relación, por ejemplo, se ha descubierto que hay "genes comunes entre el asma y la obesidad", explica la directiva de SEEDO. Asimismo, la genética influye en "la respuesta a dieta, a fármacos, incluso a cirugía bariátrica", añade.

Además de la genética, la doctora Clotilde Vázquez señala también los "alimentos con más capacidad adictiva". De esta manera, "todos los circuitos hedónicos están muchísimo más potenciados en la forma de comer actualmente". A esto se le suma el sedentarismo que hay establecido en la población general.

"Hay algunas medidas que se deberían adoptar desde niños", comenta Vázquez. En este sentido, defiende la prohibición de alimentos procesados en los centros escolares y promueve el ejercicio porque "todo empieza en la infancia". "Cada ley de educación ha disminuido las horas de actividad física", lamenta. La experta argumenta que son necesarias mínimo dos horas "de jugar y de gimnasia". En esta línea, la Jefa de Servicio Endocrino de la Fundación Jiménez Díaz sugiere un espacio en los centros de trabajo que permita a los empleados poder ejercitarse en su tiempo de descanso.

Asimismo, Vázquez ha hecho mención a Vozpópuli de la influencia de la contaminación. "Cada día se sabe más de todos los disruptores endocrinos que inhalamos, aparte de los que comemos, con la contaminación y que actúan como hormonas débiles que favorecen el almacenamiento de grasa y además la no movilización luego de esa grasa", indica.

Enfermedades degenerativas por el exceso de grasa

La especialista explica que estas enfermedades degenerativas de la obesidad pueden dividirse en cuatro grupos. En primer lugar, están los trastornos metabólicos, en relación con los problemas de lipemia. "La elevación de colesterol en los lípidos muchas veces acompaña a la obesidad por una mala gestión y metabolismo en el cuerpo", apunta Clotilde Vázquez. En este grupo, aunque "no es un factor metabólico", la doctora menciona también la hipertensión.

La diabetes es otra enfermedad común entre las personas que tienen obesidad. De hecho, el 80% de las personas que padecen una diabetes tipo 2 sufren, asimismo, de un exceso de grasa. En este caso, "la causa está en el propio exceso de tejido de hipozo, aparte de los factores genéticos", explica Vázquez. Finalmente, incluye en este primer grupo la inflasteatopatitis o hígado graso, el cual es muy dañino a largo plazo y empeora la diabetes, la dislipemia y la hipertensión.

En segundo lugar, estarían las enfermedades cardiorrespiratorias. "La apnea del sueño tan frecuente en personas que tienen obesidad, sobre todo abdominal, es una situación en la que en un momento dado se deja de respirar: hay una parada respiratoria", dice la endocrina de la Fundación Jiménez Díaz. Estos problemas a la hora de dormir se deben "a la presión sobre los pulmones durante el sueño", explica Andreea Ciudin.

Esto se traduce en una sobrecarga del corazón "y acaba siendo un riesgo de muerte súbita", apunta la Dra. Vázquez. "La sobrecarga, además, se agrava porque en el propio corazón también se puede infiltrar de grasa", añade, lo que puede acabar produciendo una insuficiencia cardíaca.

"El tercer grupo serían las enfermedades osteoarticulares", continúa Vázquez. Aquí se encuentran la artrosis y la degeneración precoz de las articulaciones. "Lo más frecuente son las rodillas y la cadera como consecuencia del impacto del peso", explica. La doctora ha comentado también que el exceso de grasa aumenta el riesgo de cáncer, "sobre todo los digestivos y los hormonales".

Y, el último grupo englobaría "todo lo psicológico, todo lo psicoemocional". "Algunas personas en situaciones de afectación emocional, depresión u otras enfermedades psicológicas, acaban desarrollando obesidad por los fármacos que necesitan o por la propia inmovilidad o cambio de estilo de vida que comporta la reacción emocional", argumenta la especialista de la Fundación Díaz. En esta línea, destaca "el estigma tan brutal que hay sobre esta enfermedad" en la sociedad.

Evolución de los fármacos

Los fármacos y medicamentos han evolucionado bastante en las últimas décadas. Antes, la obesidad era una enfermada "huérfana" y apenas había tratamiento. Los fármacos que se utilizaban inicialmente estaban destinados a reducir el apetito y pertenecían a la familia de las anfetaminas. Además, la mayoría provocaban que subiese la tensión arterial y la frecuencia cardíaca.

Debido a los problemas cardiológicos que padecen las personas con obesidad, hubo que retirar este tipo de medicamentos del mercado. "Hubo también otro fármaco interesantísimo que realmente era muy eficaz en muchos casos, pero en un grupo de pacientes podía producir síntomas depresivos graves", explica Clotilde Vázquez. Probablemente a causa de un uso mal controlado, "empezó a haber suicidios".

En la actualidad, contamos con análogos de GLP-1, "que son liraglutida y semaglutida", y de GLP-1G, "que es tirzepatide", explica Andreea Ciudin. "La semaglutida está disponible desde mayo en las farmacias y la tirzepatide estará a partir de julio", comenta.

Gordofobia y falsos mitos de la obesidad

En la sociedad ha perpetrado durante muchos años un canon de belleza basado en la delgadez. Aunque es un imaginario que hace unos años comenzó a cambiar, poniendo de 'moda' cuerpos más curvilíneos, aún queda mucho camino por hacer en esta materia. Hay muchos mitos y creencias acerca de las personas con sobrepeso u obesidad que circulan entre la población. Uno de los más extendidos: una buena dieta y ejercicio como solución al exceso de grasa.

"Hay un porcentaje de un 30% de personas enfermas con obesidad que se alimentan bien" y consiguen combatir la enfermedad, comenta Clotilde Vázquez. "No es solo hacer dieta restrictiva", aclara, explicando la necesidad de acudir a un profesional que revise dónde están los errores: de qué elementos se carece y de cuáles hay un exceso. "Si realmente se hace un cambio importante en la alimentación y en la actividad física, puede curar la enfermedad", afirma.

Sin embargo, "no hay que pensar que todo es fuerza de voluntad", continúa Vázquez. En "un 70% de los casos no es suficiente porque o bien la enfermedad es más seria o bien hay ya cambios metabólicos que se han producido durante el almacenamiento de la grasa", explica la endocrina.

Estas personas necesitarían de un fármaco para poder curar la obesidad. El uso de medicamentos, "no quita que no se tenga que mantener los cambios de estilo de vida, porque si no el resultado podría ser mucho peor", indica. Además del estilo de vida, es importante tener controlados el sueño y el estrés.

En cuanto a la cirugía bariátrica, las expertas consultadas por Vozpópuli la definen como una herramienta "interesante" y "potente", "pero para que tenga éxito hay que prepararse", puntualiza Clotilde Vázquez. Es necesario que "nuestro metabolismo y nuestros neurotransmisores aprendan a comer de otra manera", comenta Vázquez. Asimismo, después de la operación, hay que hacer un seguimiento.

La directiva de SEEDO comenta que el uso de la cirugía bariátrica para tratar la obesidad fue "pura casualidad". En una operación de estómago de un paciente que padecía esta enfermedad, se descubrió que les ayudaba a perder peso, "y así empezó". Además, gracias a esta cirugía, "hemos aprendido sobre los cambios de hormonas" y "desarrollar fármacos".

No obstante, la doctora aclara que "no es el tratamiento, ni la solución". "La mayoría de los pacientes operados, a los tres años están con una reganancia de peso significativa y, a largo plazo, ya prácticamente no se nota que se han operado", comenta. "Esta cirugía te impacta toda la vida y produce mala absorción de nutrientes", añade.

Las expertas indican que es esencial que no se martirice a las personas con obesidad como si fuesen culpables de la enfermedad. "Esa culpabilización, ese sesgo, esas dificultades, esa propia imagen corporal que a uno no le gusta, pues acaba produciendo ansiedad y a veces depresión", dice Clotilde Vázquez. Ciudin, por su parte, incide en que "hay que reflexionar y cambiar el rumbo", y, sobre todo, que "los profesionales entiendan que hablamos de una enfermedad".

"Ahora tenemos herramientas farmacológicas y podemos cambiar el curso de la obesidad y esa previsión negativa del futuro", dice Andreea Ciudin.

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