Apenas han pasado 100 días desde que Macarena Olona (Alicante, 1979) se despidiese de la política y de su acta como diputada de Vox en el Parlamento de Andalucía alegando motivos de salud. Pero ha sido un tiempo suficiente para clarificar el origen de su enfermedad, recuperarse, retomar su actividad en las redes sociales, hacer un tramo del Camino de Santiago, volver a la palestra mediática, impartir conferencias en varias universidades, enfrentarse a escraches, romper relaciones con los principales integrantes de la cúpula del que fuera su partido, viajar a América Latina y, por último, lanzar un nuevo proyecto contra las leyes de género impulsadas desde el Ministerio de Igualdad, el Grupo Puebla o el Foro de Sao Paolo.
Se trata de la Fundación Igualdad Iberoamericana, con sede en Panamá y con vistas a extenderse por otros países del continente. La abogada del Estado figura como presidenta y única socia fundadora y será la encargada de pilotar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de protección integral de los españoles frente a la llamada ideología de género. Quiere presentarla en el Congreso de los Diputados. "Una empresa complicada que asumo con mucha humildad", reconoce en esta entrevista con 'Vozpópuli'.
Le veo mirarse todas las pulseras que lleva en la muñeca, pero ninguna es de Vox. ¿Qué día decidió quitárselas?
Quitando cuando hemos estado en campaña, nunca he llevado pulseras de Vox. Pero sí me falta brazo para llevar las de las distintas unidades policiales, tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil. Para mí son un orgullo que me las regalen y las voy turnando. La que más miro de un tiempo a esta parte es la que me regalaron en Sevilla donde se puede leer 'Cada tres caídas, una esperanza'. Me da mucha fortaleza.
Dice que las de Vox solo se las ponía en campaña, ¿lo hacía por obligación?
No, no. No me hacía falta llevar ninguna pulsera para ser parte y apoyar el proyecto que Vox representaba y por el que me he dejado completamente el alma en el Congreso de los Diputados. Sí tengo que decir que me sorprendió cuando Santiago Abascal concedió una entrevista a Federico Jiménez Losantos y desveló la circunstancia de que yo había dejado de estar afiliada al partido. Ellos saben que yo estaba trabajando mucho y que para los temas personales soy más desastre. Mi afiliación formal a Vox se produce al año y medio de estar en la formación porque no tenía tiempo. Me lo tramitó el entonces director general en el Congreso. No creo que nadie pueda dudar de mi implicación con el proyecto. Quien quiera saber lo que he hecho por Vox, solo tiene que ver mis intervenciones parlamentarias y mi paso al frente cuando me piden que sea candidata al Parlamento andaluz.
Han pasado más de 100 días desde que abandonó el partido. ¿Se ha arrepentido en algún momento?
No, ni muchísimo menos. Tampoco es así, tampoco es que yo haya abandonado Vox. Me arrepiento de haber dicho 'sí' a la candidatura de Andalucía. Y no porque no lo considere un privilegio, porque lo consideraba y lo sigo considerando, sino porque creo que pequé de un exceso de confianza o que apliqué unas reglas de juego que no son las mismas que se me han aplicado y el tiempo lo ha ido demostrando. ¿A partir de ahí? Lo sí le puedo decir es que me hubiese gustado que se produjese esa reunión con Santi. Cuando yo le emplacé a ello, no hice otra cosa que informar hacia fuera de algo que ya sabíamos él y yo a finales de julio. Mi salida se produjo de la mano de Santi cuando publicamos los comunicados.
¿Por qué lo hizo públicamente?
Quise decir públicamente que le pediría una reunión para responder a las voces que estaban apuntando a una ruptura entre nosotros o a que la idea de hacer el Camino de Santiago era un pulso hacia Abascal. No era así. Yo me encargué personalmente de informar al partido de los motivos que me llevaron a hacerlo y nada tenían que ver con político y mucho menos con Abascal. Aunque viendo lo sucedido, cuando mi querido Iván [Espinosa de los Monteros] habló en nombre de la cúpula del partido y anunció el final de nuestro camino juntos, creo que Abascal sí lo pudo interpretar como una amenaza. Si fue así, se equivocó profundamente.
El 'portazo' de Abascal a su posible vuelta a las filas de Vox se produjo después de que usted concediese una entrevista a 'ABC' cuestionando la democracia interna y el respeto dentro del partido. ¿Quería mantener esa reunión pendiente con Abascal o le provocó a cerrar la puerta?
Ni mucho menos. No me cabe la menor duda de que hubo un calentón en la toma de esa decisión. Yo, sinceramente, hubiese preferido que se consultase a las bases, pero tampoco es exacto que yo denunciase falta de democracia interna en esa entrevista. La periodista me preguntó que qué me decían las personas que habían salido de Vox y que ahora se estaban aproximando a mí. Ese era el contexto de la información. Yo estaba reconociendo que me había sorprendido cómo, desde mi salida, me estaban contactando personas de toda España para decirme que se sentían identificados conmigo. Me contaban sus experiencias concretas y vi un mensaje común: problemas de organización y falta de democracia y respeto. Y eso fue lo que contesté. Pero yo no he dado mi opinión personal sobre esto cuando se me ha preguntado. Tengo mis motivos para no contestar. Hay que contextualizar esa entrevista.
¿Y cuál es el contexto?
Tres días antes de esa entrevista yo había dicho que quería reunirme con Abascal y ya se había puesto en marcha la maquinaria de triturar carne. Y lo que sufro es un acoso y unos ataques descarnados a través de las redes sociales y en medios de comunicación próximos a Vox en lo que vi claramente un intento desesperado para que esa reunión no se produjese. Lo que hice en esa entrevista ante las filtraciones de información que eran falsas fue dejar claro mi agradecimiento a Vox y, por otro lado, que las cuestiones organizativas podían haber tenido algo que ver en lo que estaba sucediendo.
Dicen que usted no se conformaba con un puesto de diputada rasa en el Parlamento andaluz tras los resultados de las andaluzas. ¿Solicitó a Abascal un cargo orgánico para compensar el 'destierro'?
Por ser justos, no considero que estar en el Parlamento andaluz o en cualquier otro sea una suerte de destierro. Lo que sí que opino es que, por mi perfil, donde podía ser más útil al conjunto de los españoles era en el Congreso de los Diputados. Tanto por lo que tiene que ver con los recursos ante el Tribunal Constitucional como por las intervenciones parlamentarias. No me cabe la menor duda de que quienes más se alegran de la decisión de mandarme a Andalucía son la ministra 'comunista' Yolanda Díaz, el ministro Marlaska y el ministro 'perejil' Félix Bolaños y eso ya es para reflexionar.
Yo había dicho que quería reunirme con Abascal y se puso en marcha la maquinaria de triturar carne. Y lo que sufro es un acoso a través de las redes y en medios próximos a Vox
¿Pero pidió algún cargo?
No. Yo identifico dos bulos en ese sentido. Uno era que yo había ido por libre en la campaña electoral andaluza y que el fracaso de las expectativas era mi responsabilidad. El segundo bulo es que yo había exigido volver a Madrid y que eso había provocado un enfrentamiento con la cúpula de Vox. Eso es absolutamente falso como se puede comprobar en comunicaciones escritas, pero son privadas y yo soy una señora y soy leal. Otras veces se han vertido bulos sobre otros miembros del partido y todos hemos dado la cara. Yo misma lo he hecho por Jorge Buxadé cuando se me ha pedido. Pero aquí pasaba el tiempo y nadie decía nada. Solo había silencio.
¿Quería ser senadora?
Cuando conocimos los resultados y se procedió a la designación de senadores, por supuesto que hay una meditación sobre cuál debía ser la posición más adecuada que yo debía ocupar. Pero yo misma envío un whatsapp a diferentes personas para decirles que había estado reflexionando todo el fin de semana y que creía que una parte de nuestros electores en Andalucía podría ver como una suerte de engaño el hecho de marcharme de Sevilla. Cuando dejé el partido yo ya tenía vivienda y ya tenía guardería para mi hijo. Es absolutamente falso.
¿Y le ofrecieron serlo? ¿Le plantearon ocupar algún cargo orgánico si no se cumplían las expectativas en Andalucía?
Sobre las condiciones que se hablaron cuando acepté ser candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía voy a guardar un respetuoso silencio. Pero lo que nunca se me prometió ni se me ha llegado a ofrecer es ocupar el puesto en el Senado. Es verdad que algunas voces lo han achacado a la circunstancia de que se quería evitar mi proyección en esa fotografía con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Es algo que desconozco, así que no puedo decir si es cierto o no.
Si hubiese conseguido entrar en San Telmo como vicepresidenta... ¿Se habría marchado de Vox o nada de esto hubiera pasado?
Es evidente que los problemas de salud no entienden si ocupas una u otra posición en el Parlamento o en la Junta de Andalucía. Con lo cual, le puedo asegurar fuese cual fuese la posición que yo ocupara, hubiese pasado las mismas semanas angustiosas hasta que se pudo clarificar que la cuestión de salud estaba relacionada con un problema de tiroides y que eso era lo que me había provocado una pérdida de peso tan acuciante y los desvanecimientos. Sí que hay un elemento diferencial muy importante que quizás no hubiese provocado mi empeoramiento de salud y cómo se desenvolvió todo finalmente.
¿A qué elemento se refiere?
El hecho de estar en el Parlamento andaluz es lo que me hizo caer directamente bajo los protocolos y el ámbito de influencia de Organización. En cambio, si hubiese estado en la Junta de Andalucía, esos protocolos no se hubiesen aplicado porque la dirección correspondería directamente a Santiago Abascal. Dicho esto, mi salida siempre fue de la mano con Santi, con lo cual siempre ha habido un margen que no se quiso agotar.
Le puedo asegurar fuese cual fuese la posición que yo ocupara, hubiese pasado las mismas semanas angustiosas hasta que se pudo clarificar la cuestión de salud
Apunta a la organización justo cuando entra en el Parlamento andaluz. En ese momento Javier Ortega Smith ocupaba el cargo de secretario general. ¿Fue ahí cuando comienzan sus desavenencias o se produjeron antes?
Yo nunca he tenido desavenencias con Javier Ortega ni con ningún otro miembro de la cúpula de Vox. Quizás es lo que me hubiese gustado viendo toda la información que ha aflorado y viendo cuáles han sido los comportamientos, de dónde vienen determinadas filtraciones y desde dónde se fomentan determinados ataques. Nunca habría imaginado esta situación. He tenido que denunciar en comisaría una campaña de acoso por Telegram a través de un canal con casi 6.000 suscriptores en el que se difundió un audio sexual falso con amenazas directas como 'vamos a por ti, puta'... Quizás hubiese deseado que los golpes viniesen de frente y de cara. Es donde yo sé moverme mucho mejor. Yo no tengo una inteligencia palaciega, pero si me vienen de frente, sé defenderme mucho mejor. Yo nunca he tenido ningún enfrentamiento con Javier Ortega y lo que haya podido tener él no lo ha gestionado de manera directa conmigo ni ha dado la cara.
Álvaro Zancajo y Jacobo Robatto formaban parte de su equipo de campaña en las andaluzas. Usted está fuera, pero ellos tienen todo el beneplácito del partido. ¿A qué lo atribuye?
Tengo que decir que el equipo de campaña estaba en Madrid. Yo luego tenía un equipo inmediato y ellos formaban parte de él, pero no tomaban decisiones si no era con la autorización previa de Madrid. Vox funciona de manera absolutamente centralizada y esto no era una excepción. Cuando yo leí que la campaña electoral era cosa mía y que yo había decidido incluso el cartel de las elecciones me tuve que reír. Recuerdo que me reí con Santiago Abascal porque me lo mandó y le dije de broma... ¡Ni una arruga me habéis podido quitar! Pero esto no es una crítica. Yo confiaba plenamente en las personas que son expertas en sus temas. Posiblemente yo he protagonizado una de las peores campañas electorales de la historia, pero me propusieron dar una conferencia sobre campañas ante diversos alumnos iberoamericanos en Washington y decidí darle la vuelta y reconocer los errores.
¿Cuáles fueron los suyos?
El primer error como candidata que cometí es no haber exigido formar parte del equipo de campaña. Esto no quiere decir que seas tú quien tome las decisiones, pero sí que formes parte del órgano que lo esté haciendo. A los diputados nacionales se les dijo que no vinieran y yo no lo sabía, estaba metida en la vorágine de la campaña... Por otro lado, los debates electorales televisados suponen de las pruebas profesionales más duras que he tenido que pasar... ¡Y eso que vengo de superar cinco exámenes en el cuerpo de la Abogacía del Estado!. El ser profesional en lo tuyo no te habilita en otros ámbitos. Yo iba muy nerviosa y lo que hacía era aprenderme de memoria todo el argumentario que estuvimos preparando durante dos días. Desde la frase a Juanma Moreno sobre que iba a ser mi vicepresidente hasta cada uno de los bloques en los que iba a intervenir. Y, claro, se vio sobreactuación, se vio falta de frescura... Pero es que no soy profesional en eso. No sé qué me deparará el futuro, pero ojalá no sea tener que pasar por un debate electoral en la televisión porque recuerdo la experiencia con horror.
Posiblemente, yo haya protagonizado una de las campañas electorales de la historia, pero he decidido darle la vuelta y reconocer los errores
En estos cerca de cuatro meses fuera del partido ha mencionado los términos 'igualdad', 'liderazgo femenino' y 'techo de cristal' más veces que en los tres años de legislatura... ¿A qué se debe este giro? ¿Es otra Macarena Olona o es que ahora habla con total libertad?
No es una Macarena distinta. Es cierto que antes estaba sujeta a la disciplina de partido y ahora extiendo mis alas con total libertad. Solo hay que retrotraerse a una entrevista que concedí a Decisión Radio días antes de mi salida de Vox. En esa entrevista, además de explicar cuál iba a ser mi cometido en Andalucía, me preguntaron por mi visión sobre el partido y dije que teníamos un déficit de gestión del liderazgo femenino.
Desde que surge Vox hasta ahora, el partido ha ido experimentando un desarrollo y un crecimiento. En 2019, cuando yo me incorporo, es un bebé muy pequeño. La primera vez que entramos en un gobierno fue en Castilla y León. Y la fotografía que yo vi -en la que también aparecía Ortega Smith- es la de un gobierno formado exclusivamente por hombres. Ese es el déficit de gestión de liderazgo femenino al que yo me refiero y que no me gusta. Yo rechazo las cuotas por sistema, pero si me pones una fotografía en la que solo aparecen hombres, me empiezo a plantear si son necesarias. ¿No había talento femenino? Yo conozco a Sonia Lalanda, de Vox Palencia, y es una excelente profesional. Pero, aunque no conociese a nadie, ya me sorprendería que no hubiese ninguna mujer válida para asumir un puesto de responsabilidad en Castilla y León.
¿Sucede en Vox o en todos los partidos?
Mujeres destacadas con rostro visible en política hay muchas. Pero mujeres con poder en política están contadas con los dedos de una mano y a lo mejor sobran. Pues lo mismo ocurre en los nombramientos para cargos de poder.
Otro de los cambios que se aprecian desde su salida de Vox es la falta de censura a determinados medios en sus convocatorias de prensa. ¿Qué mensaje quiere lanzar? ¿Es una forma de desmarcarse de Vox?
A mí me duele decirlo, pero Vox ha quedado atrás desde el momento en el que se pronunció que era el fin del camino. Así que me gustaría que se actuase con coherencia. Si hemos separado nuestros caminos significa que no se contraprogramen mis conferencias o que no se presione a las personas que quieren asistir. Seamos coherentes. Yo ahora vuelo con total libertad y no tengo plomo en las alas. Asumo los errores y los aciertos, pero decido mi camino. Y camino sobre mis tacones con total libertad. Eso significa que recorro España con los pies derecho e izquierdo y la batalla que estoy dando es contra la ideología de género. Me consta que muchos votantes de centroderecha y de izquierda tampoco comparten la dictadura de la ideología de género porque no representa la lucha histórica por los derechos de las mujeres. Yo soy una mujer que defiende la igualdad y que reivindica muy mucho a la mujer.
Si hemos separado nuestros caminos significa que no se contraprogramen las conferencias que celebro o que no se presione a las personas que quieren asistir
Muchos pensaron que lo que ha terminado siendo una fundación contra la ideología de género iba a ser un partido político. ¿Se convertirá en una fuerza política de cara a las generales?
Como dije y reitero, el proyecto que iba a presentar generaría tranquilidad en algunos casos e inquietud en otros. Tranquilidad porque no es un nuevo partido que sirva para fragmentar aún más el tablero. Esto no quita que si el día de mañana, y de ahí la inquietud, las banderas que hoy enarbola Vox y que son necesarias y que no están representadas por los demás partidos requieren que se dé un paso al frente, yo esté a disposición. Pero no porque yo tenga una voluntad de seguir en el espacio político, sino porque quiero servir a los españoles y estaré donde mayor servicio pueda prestarles. Yo voy a seguir caminando de frente y por derecho. Mi comparecencia del viernes genera inquietud a quienes están lanzando toda una campaña de acoso y derribo por el mero hecho de haber decidido ser tan 'descarada' de seguir caminando sin pedir permiso y en contra de las instrucciones recibidas.
Una de sus primeras medidas al frente de la Fundación Igualdad Iberoamericana será presentar una iniciativa legislativa popular en el Congreso. ¿Es una forma de medir los apoyos que tiene por toda España de cara a poder formar un partido a futuro?
En este proyecto lo menos importante soy yo, lo digo con total sinceridad. Ahora estamos constituyendo la comisión promotora de la iniciativa y mi nombre será solo uno más. Hay personas que piensan que el hecho de ser diputado les da algo, yo creo eso. Yo entré en el Congreso perdiendo 20.000 euros de mis retribuciones anuales, no he necesitado ir al Congreso para subirme a un coche oficial y, desde luego, no he necesitado estar ahí para trabajar en un ámbito de poder. Tampoco necesito estar en política para tener mi vida garantizada porque lo que yo quería ser en la vida ya lo obtuve con esfuerzo. Lo más difícil va a ser combinar mi actividad en Iberoamérica con mi actividad nacional. Ahora hay que desarrollar una estructura provincial. Las firmas que recabemos son para apoyar la ILP contra la ideología de género, pero no para apoyarme a mí. Este viernes viajo a Iberoamérica y luego a Washington. La primera sede que abrimos fue en Panamá, pero abriremos más en República Dominicana, Colombia, Argentina, México... Es una batalla del bien contra el mal y yo he sido la última en llegar.
Se ha especulado mucho sobre el origen de la financiación de su proyecto. Se ha hablado de Mario Conde y se ha hablado de la herencia de su padre que, precisamente, tenía vínculos con Panamá. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Cómo se ha financiado?
Una pregunta concreta, una respuesta muy concreta. La financiación del proyecto y la financiación de todos los viajes que he realizado, la he asumido yo en exclusiva y ha corrido a cuenta de mis ahorros. Todas las conferencias que impartido en los últimos meses han sido de forma gratuita y quien quiera decir lo contrario, que lo demuestre. Son bulos para tratar de manchar mi credibilidad. Como el de Mario Conde. Mario Conde y yo nos hemos visto en tres ocasiones y dos de ellas en Sevilla en el marco de unas conferencias. La primera vez que contacté con él fue para agradecerle un artículo muy cariñoso que había escrito sobre mí y a eso se limita mi relación con él. Parece mentira que quienes difunden esto le han tenido entre sus filas y me refiero a satélites de Vox, no a Vox directamente.
¿Y en cuanto a Panamá?
Efectivamente, mi padre falleció en Panamá en el mes de marzo. Tenía residencia allí. Pero yo nunca visité Panamá con mi padre. La primera vez que fui lo hice en 2017 como secretaria general de Mercasa y lo hice porque teníamos allí una oficina. Fui a incautar todos los ordenadores y se los entregué a la UCO. El último viaje que hice estando en Vox fue en abril de este año con el diputado Víctor González y con la responsable de servicios jurídicos, Marta Castro. Y lo hice para aportar a las autoridades panameñas información que había aflorado sobre un supuesto caso de corrupción y como consecuencia de nuestra actividad en el Congreso de los Diputados. Se lo aporto al fiscal general de Panamá. Se me abren esas puertas porque la imagen que tengo en ese país es la imagen de la lucha contra la corrupción.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación