La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por el cuerpo humano que deriven en consumo de energía. Ir al gimnasio, caminar o correr son algunas de esas actividades que más calorías queman a lo largo del día, practicas todas por cientos de españoles. Pero no debemos olvidar que, dentro de este saco, también se admiten actividades que se llevan a cabo durante el tiempo de ocio, como el desplazamiento de un sitio a otro o montar en bicicleta y pedalear, o como parte del trabajo de una persona.
La OMS ha demostrado que la actividad física, tanto moderada como intensa, mejora la salud y ayudar a regular y controlar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o otro tipo de padecimientos como la diabetes. También ayuda a prevenir la hipertensión, a mantener un peso corporal saludable y puede incluso mejorar la salud mental, la calidad de vida y el bienestar.
El deporte es beneficioso en cualquier franja de edad. No hay excepciones. Según esta organización, la mayoría de personas (de 17 a 65 años) deberían realizar actividades físicas moderadas de 150 a 300 minutos al día; o bien ejercicios intensos durante 75 y 150 minutos. Una combinación equivalente también es posible. También deberían llevar a cabo actividades de fortalecimiento muscular que ejerciten todo el organismo, como mínimo, dos días a la semana. Todo esto viene aconsejado, además, por la posibilidad de limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias. La sustitución del tiempo dedicado a estas por actividades físicas de cualquier intensidad es beneficiosa para la salud.
La OMS también tiene consejos para el resto personas, tanto de rangos de edad superiores como inferiores. Por ejemplo, los niños menores de un año (aquellos recién nacidos) deberían realizar actividades físicas varias veces al día de diversas maneras, especialmente mediante juegos interactivos en el suelo o en decúbito prono (despierto boca abajo). En cambio, para los mayores de 65 años se aconseja lo mismo que al resto de adultos pero variando más sus actividades, empleando diversos componentes que hagan hincapié, por ejemplo, en el equilibrio funcional o en un entrenamiento de fuerza muscular.
La OMS recomienda caminar después de comer
A raíz de todo esto, una de las recomendaciones que oferta la OMS es realizar algo de movimiento después de la comida, siendo lo más lógico y recurrente dar un paseo o salir a caminar. Sin embargo, la cantidad de tiempo depende de varios factores, entre ellos la edad, la condición física, los objetivos de salud o la comida ingerida. Por lo general, se sugiere caminar durante 20 o 30 minutos después de comer.
No es recomendable, sin embargo, caminar inmediatamente después de una comida abundante, ni tan poco hacerlo tomando la última cucharada del plato. Casi siempre es mejor esperar, al menos, unos 30 minutos para que el cuerpo tenga tiempo de digerir un poco los alimentos. Además, si la persona presenta problemas digestivos, como acidez estomacal o reflujo, es posible que caminar después de comer cause malestar. En estos casos, es mejor evitarlo o reducir el tiempo de caminata.
Beneficios de salir a andar una vez terminada la comida
A través de varios informes publicados por la revista Diabetologia, se han revelado además varios beneficios del ejercicio después de una comida. Entre ellos destaca la ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre, necesario en los casos de diabetes. El ensayo llevado a cabo por los científicos de dicha revista determinó que los niveles de azúcar de quienes caminan después de las comidas fueron menores a los de quienes caminan, por ejemplo, una sola vez al día (sin ser este paseo propio de después de comer).
En contra, un artículo publicado por The Journal of Nutrition desmiente posteriormente que las caminatas subsiguientes a la comida tengan efectos beneficiosos sobre casos de glucemia o enfermedades cardiovasculares. A todo esto, la OMS se posiciona a favor del ejercicio saludable, sea en el momento que tenga que ser.
Entre el resto de beneficios también se mencionan: la mejora del estado muscular y cardiorrespiratorio, la mejora de la salud ósea y funcional, la reducción de ciertos riesgos en el cuerpo (como la hipertensión o cardiopatías), la reducción del riesgo de fracturas de vértebras o el control de un peso corporal saludable. Además de estos, el salir a caminar después de comer también ayuda al cuidar la salud del corazón y a mejorar el proceso de digestión.
Por último, la OMS recomienda también llevar un calzado cómodo, sobre todo si las salidas superan la media hora, y llevar, en caso de que se trate de un aficionado de caminar, un podómetro que registre la actividad e informe de la distancia recorrida. La mayoría de los smartphones incorporan ya aplicaciones nativas que permiten, entre otras funciones, controlar la salud, comprobar las calorías quemadas o el ritmo de las salidas.
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