La izquierda a la izquierda del PSOE es una olla a punto de estallar. Yolanda Díaz está a punto de culminar su llamado proceso de escucha, que terminará con su previsible candidatura a la presidencia del Gobierno. Pero el hermetismo de la vicepresidenta segunda sobre cuándo hará oficial ese secreto a voces tiene a todos de los nervios. Desde el PSOE a Podemos.
Hasta a la izquierda independentista le corroe la intriga (que le pregunten a Gabriel Rufián). Y ante la inminencia de la nueva, los morados lanzan un órdago en forma de línea roja a la ministra de Trabajo si quiere que los de Ione Belarra se suban al barco de la unidad: un trato justo en las listas y no disolver la marca Podemos, que ven políticamente asentada y valiosa por ser precursora del primer gobierno de coalición de izquierdas en ocho décadas.
Las posiciones en las listas electorales son la clave del meollo. En Podemos, según ha sabido este diario, no descartan incluso que a la vicepresidenta le aturulle tanto el asunto que termine desistiendo, porque bajar al barro y decidir quién va dónde supone asumir un desgaste que ella, que cuida su imagen al extremo, no parece estar dispuesta a asumir. Lo demostró en Andalucía, cuando su intervención para definir el frente amplio de Podemos, Más País e Izquierda Unida se saldó con traiciones imperdonables que tienen a los tres partidos a cara de perro.
El nombre es importante
Podemos se resiste a enterrar su nombre. Los de Ione Belarra se sienten orgullosos de ser la primera fuerza de izquierda radical que forma parte de un gran Gobierno europeo. Y creen que Yolanda Díaz debería ser agradecida con ellos, porque sin ese hito su liderazgo no existiría. Su designación como mandamás de Unidas Podemos, firmada por Pablo Iglesias, se hizo incluso con una parte importante de Podemos en contra. Y ahora, en Podemos, lamentan lo complicado de llegar a un acuerdo con una persona de la que no se fían.
Por el momento, los principales rostros del partido siguen lanzando mensajes a Yolanda Díaz. La última fue este miércoles la ministra de Igualdad, Irene Montero. La número dos morada dijo que su formación está deseosa de llegar a un acuerdo con 'Sumar', pero en formato de coalición electoral con Díaz, sin integrarse ni diluirse en un nuevo partido. Montero también se refirió a ese “acuerdo generoso” para las listas que significa, en plata, puestos de salida que permitan a Podemos mantener visibilidad.
No obstante, en la sede de Francisco Villaespesa se trabaja con un plan b definido en caso de que finalmente Yolanda Díaz y Podemos no lleguen a acuerdo alguno. Y, precisamente, lleva el nombre de la ministra de Igualdad. Montero, pese a estar harta de 'pelearse' políticamente todos los días y recibir golpes cada minuto, puede estar dispuesta a ese 'sacrificio'. Un movimiento similar al de Pablo Iglesias cuando salió del Gobierno para disputar la presidencia de la Comunidad de Madrid a la popular Isabel Díaz Ayuso ante el secarral en el que se convirtió la arena de candidatos de Unida Podemos dispuestos a morir en la plaza madrileña.
La baza Montero
Montero, en efecto, es una mujer de partido, leal a los principios que rigen la acción política de Podemos. Por eso chirría que Yolanda Díaz haya sacado los pies del tiesto del espacio político que representa en varias ocasiones esta Legislatura. Como cuando se alió con Pedro Sánchez respecto al envío de armamento a Ucrania o cuando aceptó el veto del PSOE a la juez Victoria Rosell para formar parte del Consejo General del Poder Judicial. Todo eso escuece en el corazón de Podemos que, además, casi siempre salió en defensa de los compañeros que fueron atacados: desde Alberto Garzón hasta la misma Yolanda Díaz.
Lo cierto es que en el momento en el que se escribe esta información, Podemos apenas tiene interlocución con Yolanda Díaz. Los morados le afean que no convoque a los líderes de los partidos que sustentan a Unidas Podemos, como hacía Pablo Iglesias. La relación entre el exvicepresidente y la 'dama roja' está herida de muerte. Pero en Podemos aún confían en que impere el sentido común. Solo la unidad puede disputar el poder a la derecha. Eso sí, el motor debe ser Podemos. Iván Redondo dixit.
En cualquier caso, Podemos ya tiene preparada su excusa en caso de que se dé un batacazo en las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Y es que en previsión de unos resultados pobres, no dudarán en culpar a la vicepresidenta segunda, como ya adelantó este diario. La dirección morada, además, cree que los votantes progresistas también señalarán al cuartel de la ministra Trabajo. Las bombas no cesan. Y el tiempo apremia.
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