España

ERC descarta precipitar nuevas elecciones en Cataluña hasta que no vea que puede gestionar la Generalitat con oxígeno financiero

Oriol Junqueras (ERC) prepara junto a sus fieles un desfile por la senda soberanista que no le obligue a tener que presidir la Generalitat antes de tiempo gestionando una situación económica asfixiante que le lleve a perder en pocos meses el caudal político acumulado por los republicanos desde que enarbolaron con fuerza, hace dos años, la bandera de la independencia.

“¿Presidir nosotros ahora la Generalitat? ¡Ni locos!”, confiesa un dirigente de Esquerra Republicana, satisfecho de cómo esta fuerza política ha sabido sortear, junto a CiU, la CUP e Iniciativa, los obstáculos que cuestionaban su capacidad para acordar la fecha y la pregunta del referéndum antes de fin de año. “Vamos a tener que transigir con el marrón de unos Presupuestos que no compartimos, pero es el precio a pagar para no ir a nuevas elecciones”, confiesa el mismo parlamentario.

La aprobación de los Presupuestos de 2014 es el precio a pagar para no forzar nuevas elecciones en Cataluña, se asegura en las filas republicanas

La política es así y la primera foto que se sacará Oriol Junqueras en breve en el Parlamento catalán le retratará junto a Artur Mas en la aprobación de unas cuentas, las de 2014, que incluyen una severa congelación del gasto social como continuidad al tijeretazo de casi el 25% realizado en los tres últimos años. Las arcas de Cataluña seguirán viéndose condicionadas también por una deuda que se acerca peligrosamente a los 60.000 millones de euros en una comunidad con un PIB que no supera los 130.000.

Con esta penuria por medio, en ERC se admite que lo más inteligente y oportuno es esperar a que la crisis económica amaine, llegue el crecimiento y, en una triple carambola, se siente en La Moncloa un Partido Socialista menos firme de lo que lo está siendo el PP ante la fiebre independentista en Cataluña. “No somos ingenuos y sabemos que va a ser muy difícil tener en Madrid dentro de dos años a alguien como Zapatero, que tanto entusiasmo supo insuflar al principio con la reforma del Estatuto. Pero lo que sería insensato para nosotros es forzar unas elecciones, plebiscitarias o no, que nos lleven a gobernar la Generalitat en una alianza muy endeble con CiU, enfrentados al Estado español y a toda Europa”, se resume en la dirección republicana.

Oriol Junqueras sueña con ver dentro de dos años en La Moncloa a un presidente socialista que sea menos firme de lo que está siendo Rajoy con Cataluña

Es este pavor de ERC a tomar en estos momentos las riendas del Gobierno catalán el que ha salvado por la campana a Artur Mas y le ha servido para ganar tiempo, un año como poco, antes de tirar los muebles por la ventana y suicidar políticamente a CiU. En Esquerra se comenta que en Cataluña se ha levantado un sentimiento que mezcla “la ilusión con la ingenuidad”, un cóctel que puede resultar explosivo pero que los republicanos están dispuestos a ingerir a pie de obra, según vayan avanzando los acontecimientos.

La prueba del algodón, admiten fuentes de ERC, llegará después de que el Gobierno de Mariano Rajoy recurra al Tribunal Constitucional la ley de Consultas que se aprobará en el Parlamento catalán pasado el mes de febrero y tapone cualquier vía para que el referéndum se celebre el 9 de noviembre por cauces legales. Es a partir de entonces, movilizaciones ciudadanas por medio, cuando los republicanos tendrán que decidir si fuerzan o no una convocatoria electoral en la que, a todas luces, pueden concurrir con la ventaja de haber abanderado los primeros el proceso secesionista, sin las reservas que despertó y sigue despertando en un amplio sector del nacionalismo catalán.

La hora de la verdad llegará en Cataluña cuando el Gobierno tapone formalmente todas las vías para que el referéndum pueda celebrarse legalmente

Lo importante”, se asegura en el equipo de confianza de Oriol Junqueras, “es que la ambición no nos lleve a cometer errores que derramen en pocos meses el caudal político que hemos acumulado desde hace dos años”, cuando empezó a reflejarse en las encuestas la tendencia de ERC al alza y la posibilidad, incluso, de que superara a CiU como fuerza hegemónica en Cataluña. Esta evolución en el voto ya se constató en las autonómicas celebradas en noviembre del año pasado, cuando los nacionalistas perdieron 12 diputados y los republicanos doblaron su presencia en la Cámara autonómica. Desde entonces, todos los partidos catalanes, a excepción de Ciudadanos y de la propia ERC, no han acertado a frenar una sangría electoral especialmente aguda en los casos de CiU y de los socialistas. “Todo en Cataluña juega a nuestro favor”, se concluye en ERC, “pero caeríamos en un socavón si no manejamos bien los tiempos”.

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