Mas y el líder de Unió, Josep Antoni Durán i Lleida, han mantenido una conversación reciente en la que han analizado con mayor profundidad que en otras ocasiones los escenarios que se le abren a CiU de aquí a dos años vista. De lo que ha trascendido se concluye que la tensión que ha rodeado la posibilidad de ir en una lista conjunta con ERC a las europeas de mayo se ha mantenido hasta el último minuto, más exactamente hasta el pasado jueves. Si ha decaído ha sido por dos motivos: el desinterés de los republicanos y, sobre todo, la firme negativa de Unió a participar en un enlace de alto riesgo que sentaría precedentes para las próximas elecciones autonómicas.
Convergencia ha estado al borde de la ruptura con Unió en la negociación de la candidatura a las elecciones europeas
Pero lo que quizás encierra más claves para ver las cartas con la que juega Artur Mas en esta compleja partida es su convicción de que Oriol Junqueras (ERC) le dará oxígeno al frente de la Generalitat hasta las elecciones municipales de mayo del año que viene, pues la prioridad de los republicanos es doblar el voto en los principales ayuntamientos catalanes y sembrar la semilla independentista, con más concejales y alcaldes, en la mayoría de las poblaciones. Las encuestas que circulan en la Generalitat reflejan que ERC tiene en sus manos un buen resultado electoral en los comicios previstos para dentro de 16 meses –ahora tiene 1.348 concejales de un total de 9.132–, por lo que CiU cuenta con disponer de este tiempo, sin despreciar para nada los decibelios de las movilizaciones y las protestas con las que desde Cataluña se contestará a dos decisiones clave: la negativa del Gobierno a transferir al Parlamento autónomo las competencias para convocar el referéndum, con el correspondiente rechazo del Congreso de los Diputados, y la anulación por parte del Tribunal Constitucional de la ley de Consultas que CiU proyecta aprobar antes del verano.
ERC tiene ahora 1.348 concejales en Cataluña, de un total de 9.132, y aspira a doblar el número en las municipales previstas para dentro de 16 meses
Si el interés de ERC en ganar tiempo sin verse salpicada por las responsabilidades de gobierno es cada vez más evidente, el de CiU de apurar la legislatura ya no se disimula entre sus dirigentes. No es lo mismo montar el tigre sobre el que cabalga Mas frente a un PP con mayoría absoluta que frente a un partido de gobierno debilitado por la aritmética parlamentaria. Según fuentes nacionalistas, es precisamente a esto a lo que aspira el presidente de la Generalitat, a poder llevar la legislatura hasta 2016 y vérselas en Madrid con un Parlamento mucho más fragmentado que el actual y un Gobierno necesitado de muletas. Esta táctica no tiene en cuenta, sin embargo, que los dos grandes partidos nacionales, tanto el PP como el PSOE, han hecho de Cataluña un problema de Estado y que sería difícil imaginar que ambos no pactaran una respuesta conjunta a un desafío soberanista tan notorio como el que se vive desde hace dos Diadas.
Artur Mas sueña con la posibilidad de negociar la independencia con un Parlamento nacional más fragmentado que el actual y el PP en minoría
De momento, CiU respira por sus heridas ya que las dos fuerzas que la integran han evitado romper y dejarse llevar por las tiranteces que han rodeado la negociación sobre una candidatura europea conjunta con los republicanos. Fuentes nacionalistas recuerdan algo obvio: que el primero de los dos partidos que diera el paso para romper la coalición sería el más castigado por los electores catalanes. Es algo que no se olvida ni en Convergencia ni en Unió.
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