Si había algún ciudadano español que desconocía el significado de las siglas PAC (Política Agraria Común), tras las protestas de los agricultores patrios de los últimos quince días, se las ha aprendido de memoria. Aunque sus acciones y estrategias se remontan a 1962, ha sido en la PAC 2023-2027, que entró en vigor en enero del año pasado, cuando el campo europeo ha dicho basta.
Las protestas han inundado, además de España, naciones como Francia, Países Bajos, Rumanía, Alemania, Italia o Polonia, cuyo sector primario está hastiado de ver cómo desde Bruselas no hacen más que ponerles piedras en el camino. El Pacto Verde Europeo es uno de los grandes enemigos del campo.
La imposición de acrecentar la sostenibilidad, aumentando la producción respetuosa con el medioambiente, obligará al campo a afrontar unos sobrecostes gigantes, llevando a la ruina a decenas de empresas cuyos beneficios ya son paupérrimos.
Pese a que la PAC fue, aparentemente, diseñada para "garantizar a los agricultores de la Unión Europea un nivel de vida razonable", o eso dice la UE, la realidad es bien distinta. El cóctel de crisis se ha agravado con la competencia desleal que promueven las instituciones y la problemática del relevo generacional, ya que alrededor de un 35% de los jefes de las explotaciones agrarias en España tiene más de 65 años.
La PAC y Marruecos empujan a 300 empresas españolas
Sin embargo, si hay un hecho que está hundiendo al campo europeo, es la doble vara con la que la Unión Europea trata a nivel arancelario los productos. Mientras que a los nacionales de cada país miembro de los Veintisiete no hace más que perjudicarles, la UE es mucho más laxa con los alimentos que entran de fuera del continente.
Ya explicamos la semana pasada en Vozpópuli el panorama desolador que existe en los supermercados españoles. Lentejas de Canadá, espárragos de China, patatas de Francia o judías verdes de Marruecos. Esta es la realidad que está matando al campo español cada día un poco más.
¿Por qué hay tantos productos de Marruecos en nuestros supermercados? Esta es una de las grandes preguntas que se hace todo el mundo, y la respuesta es muy sencilla. El país africano tiene un acuerdo preferencial con la Unión Europea, por el cual se liberalizan la mayoría de los productos que entran en la Unión Europea desde el Magreb.
Ante esta diferencia tan sustancial en el trato a distintas compañías del mismo sector, pero de países diferentes, en España hay más de 300 entidades del sector primario que han trasladado su producción a Marruecos. 360, para ser más concretos. Una barbaridad.
El recuento lo ha llevado a cabo el ICEX en su última actualización del 2 de febrero. Entre las múltiples empresas que ya están produciendo en Marruecos bajo una mejora sustancial de las condiciones, tasas e impuestos, se encuentran gigantes de la alimentación española como Ebro Foods (Brillante, SOS) o Borges (frutos secos). En el caso de Juver, citado antes de esta corrección, la empresa cuenta con una única planta de producción en Murcia, y su actividad con Marruecos es puramente comercial. No trasladó allí su producción ni utiliza sus materias primas.
Muchas de estas operan a través de filiales o adquiriendo participaciones en empresas marroquíes. Para entender estos movimientos, que no son en absoluto nuevos, pues hay muchas empresas de otros países miembros de la UE produciendo en Marruecos, hay que remontarse a febrero de 2012.
Esa fue la fecha en la que el país africano y la Unión Europea firmaron un acuerdo sobre medidas recíprocas de liberalización del comercio de productos agrícolas y productos de la pesca.
Entre los puntos claves, se señaló que "los exportadores de la UE se beneficiarán eventualmente de la supresión de los aranceles marroquíes a la importación para el 70 % de los productos agrícolas y de la pesca, una medida que permitirá un ahorro estimado de 100 millones de euros en derechos de aduana una vez que se aplique plenamente".
El Gobierno de España sigue mirando para otro lado mientras engordamos las arcas de Marruecos cada vez más. Somos el gran socio comercial de nuestro vecino africano, a nivel de exportaciones e importaciones. De hecho, a tenor de lo que recoge el ICEX, las exportaciones españolas a Marruecos llegaron a los 9.500 millones de euros en 2021, cifra récord. Así es imposible, el campo tiene al enemigo en casa.
No solo hay que poner la vista en Marruecos, ya que hay muchas empresas españolas del sector primario distribuidas en países como Turquía, Perú o Túnez. Todas estas naciones comparten beneficios parecidos a los que ofrece Marruecos, que no es otra cosa que mano de obra barata.
Mientras tanto, en España, los agricultores españoles sufren cada día, y de forma más cruel, las disparatadas medidas de la PAC, que acabará por enterrar en sus controvertidas aspiraciones medioambientales la forma más antigua y honrada de ganarse el pan y alimentar a todo un país: el campo.
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