El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, se suma al resto de barones del PSOE que abrieron la espita por la que el Partido Socialista ha perdido el marco impositivo con el PP. Page ha anunciado este martes una bajada de impuestos y ha advertido de que él es "autónomo" de su partido y se debe a todos los ciudadanos de su comunidad. El entorno del presidente, no obstante, alega que las recetas lanzadas por Page son socialdemocracia con todas las letras. "Pura y dura", zanja.
En concreto, el plan fiscal de Emiliano García-Page consta de seis puntos clave tendentes a modificar la fiscalidad de su región vía deducción y que, según sus cálculos, podrán tener un impacto de 85 millones de euros en los bolsillos de los castellanomanchegos. De los que 75 millones llegarán tocando directamente el tramo autonómico del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
El jefe del Gobierno regional ha señalado que en la próxima declaración de la renta, con el objetivo de paliar la inflación en los hogares de los más vulnerables, los contribuyentes podrán deducirse 200 euros en rentas inferiores a 12.000 euros; 150 si son de menos de 21.000, y 100 euros en caso de rentas inferiores a 30.000 euros. Esa deducción, además, podrá incrementarse en 50, 37,5 o 25 euros respectivamente por cada hijo a cargo del contribuyente.
A las familias, además, se les amplían las deducciones ya existentes y se añaden deducciones por gastos en educación, en guardería y una nueva deducción de carácter extraordinario por los intereses de los préstamos hipotecarios. De esta manera, y según el entorno de Page, el plan llega al 87% de los contribuyentes. "De haber deflactado el IRPF, el ahorro sólo sería de entre 7 y 14 euros para estas rentas. Y para las rentas inferiores a 20.000 euros, el ahorro hubiera sido cero", arguementan.
Diferente del PP
El Gobierno castellanomanchego se alinea con los anuncios fiscales del Gobierno de Pedro Sánchez para ayudar a las rentas más bajas. En plata: no deflacta la tarifa del IRPF como pide el PP, según reitera el entorno de Page, pero aumenta las deducciones en los tramos más bajos. El PSOE de Castilla-La Mancha, no obstante, habla de "un modelo propio, coherente y moderado".
Más allá de esa bajada fiscal vía IRPF de 85 millones de euros atendiendo a clases medias y familias, Page también ha anunciado medidas para autónomos y empresas: se aprueban deducciones para quienes ayudan a crear una empresa o emprender una actividad económica. Además, se aprueban 40 millones a las empresas para inversión antes de final de año. Y se pone en marcha "el mayor programa de estímulo del empleo de la región"; dotado con 1.100 millones de euros entre 2023 y 2025.
"En coherencia con lo defendido por este Gobierno desde hace siete años, y acordado con empresarios y sindicatos, no se sube impuestos a ningún sector económico o social. Y seguiremos apostando por la armonización de los tributos cedidos de Patrimonio y Sucesiones, para que se pague lo mismo en toda España", zanjan fuentes del Gobierno autonómico.
La alarma socialista
La alarma en Ferraz suena cada vez con más fuerza. Y, como ya contó Vozpópuli, la inminencia de la elecciones autonómicas y municipales de mayo del año que viene ha abierto la carrera del 'sálvase quien pueda', como reconocen destacados socialistas en privado. La marca del partido está sufriendo, según se desprende de las encuestas, por mucho que en público los portavoces digan lo contrario. El PP de Alberto Núñez Feijóo sigue primero en la mayoría de sondeos de opinión. La desaceleración económica, potenciada por la elevada inflación sigue siendo el veneno que mes a mes mata la expectativa del PSOE de mantenerse en Moncloa otros cuatro años. La marca del partido perjudica a los presidentes y alcaldes que tienen que someterse a examen en mayo.
Por eso, se entiende el camino que abrió el socialista Ximo Puig, cuyo giro fiscal atacó el mensaje del Gobierno de la necesidad de los impuestos para mantener fuerte el estado del bienestar. También la crítica que el propio García Page lanzó a la estrategia de su partido a la hora de tratar al líder de la oposición (llamarle insolvente) y a la política de alianzas con los independentistas que el PSOE mantiene en el Congreso para sacar adelante la mayoría de los decretos que Moncloa manda a la Carrera de San Jerónimo.
El PSOE comienza a entrar en ebullición. Y es que el presidente aragonés, Javier Lambán, también coqueteó con la idea de sumarse si le dejan los partidos con los que gobierna. Mientras, el líder socialista en Madrid, Juan Lobato, desveló el logo con el que intentará asentar su proyecto y no hay ni rastro de las siglas del partido al que pertenece. Todo parece hacer aguas en Ferraz.
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