Son días de intensos debates entre los partidos vascos para alumbrar la ya casi famosa ley de educación. La pasada semana las formaciones gobernantes, PNV y PSE, alcanzaron un acuerdo sobre la normativa que incluía una apuesta por tres lenguas vehiculares, que son las dos cooficiales -el euskera y el español- y una extranjera. Su objetivo ahora es que EH Bildu y Podemos se sumen al pacto. Y los bildutarras dejaban claro este martes que solo respaldarán el texto si la única lengua vehicular es el euskera.
La propuesta de EH Bildu era y sigue siendo una "inmersión lingüistica general" en euskera para la escuela del País Vasco, como en su día informó Vozpópuli. Y, en esa línea, este martes Pello Otxandiano, que es uno de los portavoces de su ejecutiva, afirmaba que en este momento existe una "gran discrepancia" en materia lingüistica que impide cualquier acuerdo con los bildutarras. A su juicio, la propuesta de PNV y PSE es "absolutamente regresiva en términos pedagógicos".
Con esas palabras Bildu se refiere al acuerdo que alumbraron jeltzales y socialistas la pasada semana. Justo cuando se iba a acabar el plazo para presentar enmiendas al borrador inicial de la ley, los dos partidos del Gobierno vasco anunciaron un pacto de 42 enmiendas conjuntas. Entre ellas destacaban dos: la ya citada sobre las lenguas vehiculares (la enmienda no las tilda así, sino que habla de que "vehicularán aprendizajes", pero el PSE cuenta que ese es el espíritu de lo pactado) y otra que destaca "el protagonismo de la escuela pública vasca".
Muchos vaivenes
Durante la negociación de esta ley se están produciendo numerosos vaivenes. Algunos medios apuntaron durante un tiempo a que PNV y Bildu tenían un acuerdo prácticamente cerrado que habían negociado a espaldas del Parlamento vasco. De hecho, recientemente todos los partidos del centroderecha del arco parlamentario, PP, Cs y Vox, denunciaron esa presunta negociación secreta entre las dos formaciones nacionalistas.
La realidad es que el PNV nunca ha escondido que pretende un acuerdo con el mayor consenso posible y, en particular, buscaba y todavía busca el apoyo de Bildu al texto legal. Pero, al menos por ahora, no hay un acuerdo entre los dos partidos nacionalistas.
Hasta el momento (y parece que eso ya no cambiará), los peneuvistas han elegido una vez más a su socio de Gobierno, el PSE, para sacar adelante esta ley, si bien es cierto que el propio lehendakari, Íñigo Urkullu, ha repetido una y mil veces que buscan el máximo consenso, con un "acuerdo de país".
El PSE mueve ficha
Muchos vaivenes, sí, durante un largo proceso que conviene repasar. Después de un período de consultas a expertos que pasaron por la comisión de Educación del Parlamento vasco, a principios de febrero se presentó un primer borrador que recogía algunas de esas aportaciones. En un principio PNV, PSE y Bildu aplaudieron la propuesta y parecía relativamente sencillo que alcanzasen un acuerdo. Sin embargo, los socialistas vascos que dirige Eneko Andueza se desmarcaron después por dos motivos: la relevancia que se le daba a la escuela concertada -con gratuidad de las cuotas incluida- y la apuesta clara por situar al euskera como "eje vertebrador" de la educación.
Tras duros tiras y aflojas, los dos socios del Gobierno vasco presentaron, como ya se ha dicho, un acuerdo en 42 enmiendas a finales de la pasada semana. Su acuerdo acerca de destacar el valor de la escuela pública sí gusta a Bildu, pero los matices relacionados con la primacía del euskera -en las enmiendas de peneuvistas y socialistas se habla varias veces de "dos lenguas oficiales"- disgusta sobremanera a la coalición que lidera Arnaldo Otegi. En los próximos días los partidos tienen que cerrar las negociaciones. Y la gran duda está en si Bildu y Podemos se sumarán o no al pacto de PNV y PSE, porque es obvio que PP, Cs y Vox no van a sumarse.
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