Ocho años después de salir de la Lehendakaritza, el PSE ya no aspira a presidir el Gobierno vasco. Ahora sólo busca gobernar en coalición con el PNV. Los socialistas vascos son la muleta de la formación hegemónica en el País Vasco. Parece que el partido está cómodo con esta posición, porque sólo la corriente minoritaria Izquierda Socialista y el diputado y ex alcalde de San Sebastián Odón Elorza cuestionaron el acuerdo para investir a como lehendakari a Íñigo Urkullu y entrar en su Ejecutivo.
En 2009 Patxi López alcanzó los 25 escaños que le permitieron ser lehendakari gracias al apoyo del PP. En 2012, cuando la izquierda abertzale volvió a la legalidad con la marca de Bildu, los socialistas vascos se dejaron cien mil votos y bajaron a 16 diputados. En 2016, cuando irrumpió Podemos, se dejaron por el camino otros 90.000 sufragios y se hundieron hasta los nueve parlamentarios. Ahora el PSE que lidera Idoia Mendia tiene tan sólo 10 escaños, si bien es cierto que, como consuelo, vuelven a ser el partido más votado entre los no nacionalistas.
Los datos hablan por sí mismos. Es un desgaste paulatino que aleja al PSE de su propio pasado. O, dicho otra manera, los socialistas vascos ya no son una fuerza ganadora. Pero sí son decisivos para la gobernabilidad en Euskadi. Tras perder el poder en 2012, sostuvieron al primer gobierno de Urkullu con su apoyo desde fuera. En 2016 entraron al Ejecutivo del PNV con tres consejerías. Y ahora, en este 2020 marcado por la pandemia, suben la apuesta porque mantienen el número de consejeros pero ahora con su secretaria general, Idoia Mendia, como vicehelendakari.
Es de sobra conocido que los partidos pequeños de las coaliciones suelen sufrir un mayor desgaste en las urnas. Pero en el seno del PSE esto es secundario, porque la gran mayoría respalda la estrategia de aliarse a los peneuvistas
Es obvio que el PSE ya no hace oposición a Urkullu y los suyos. Se ha convertido en el socio pequeño pero necesario del PNV. Ocurre en el Gobierno vasco pero también en otras instituciones como diputaciones y ayuntamientos. Es de sobra conocido que los partidos pequeños de las coaliciones suelen sufrir un mayor desgaste en las urnas. Pero en el seno del PSE esto es secundario, porque la gran mayoría respalda la estrategia de aliarse a los peneuvistas.
Muy pocas voces de los socialistas vascos han cuestionado esta decisión. Como ocurrió en 2019 respecto a los pactos de gobierno en los ayuntamientos, sólo la corriente minoritaria Izquierda Socialista se ha opuesto con rotundidad al pacto con el PNV para investir a Urkullu. En un comunicado, este grupo liderado por Santi Reyes pidió a los militantes que votasen "no" en la consulta sobre la alianza. Pocos apoyos recabaron, ya que el 93,1% de las bases del PSE aprobó el acuerdo con el PNV.
Las disputas internas han sido casi una costumbre en el PSOE vasco, pero en los últimos años parecen sepultadas porque casi nadie se opone al rumbo emprendido por la dirección
El 93% a favor (de los que votan)
Sólo el 5,65% del total de los 2.992 sufragios emitidos votó en contra y el 1,2% votó en blanco en esa consulta. Eso sí, en la votación participó el 58% del censo de las bases, por lo que es probable que dentro del PSE haya más voces críticas que, sin embargo, no tomaron parte en la decisión. Las disputas internas han sido casi una costumbre en el PSOE vasco, pero en los últimos años parecen sepultadas porque casi nadie se opone al rumbo emprendido por la dirección.
Entre los dirigentes del partido sólo uno alzó la voz para al menos poner en duda el pacto con el PNV. Se trata del diputado y ex alcalde de San Sebastián Odón Elorza. Tras la jornada electoral del 12-J, escribió varios mensajes en las redes sociales. Admitía que "los resultados no cumplen las expectativas" y llamaba a la reflexión.
"¿Se abrirá una reflexión en el PSE sobre la no continuidad en el gobierno de coalición con el PNV?", se preguntaba. "¿Se conformará el PSE con mantener la coalición con PNV otros 4 años, sin asfixiar nuestro proyecto, o tenemos que reflexionar sobre un cambio de estrategia para estar al servicio de la sociedad vasca y su estabilidad desde una oposición responsable y constructiva?", añadía.
Mendia y los suyos consideran que lo mejor es gobernar junto a los peneuvistas "para dar certezas a los ciudadanos" y colaborar en "un gobierno fuerte y progresista" que haga frente a la crisis derivada de la pandemia
En otros términos se expresaba durante una entrevista con Vozpópuli el ex líder del PSE Nicolás Redondo Terreros. "El PSE tendría que tener la misma capacidad de pactar que de no pactar. La sensación que tiene la mayoría es que tiene más necesidad de pactar que voluntad de no pactar. No veo mal el pacto y, como he dicho, puede moderar al PNV, pero si la gente tiene la sensación de que vives para el pacto, tu posición es la que es". Y es, a la vista de los hechos, de apoyo al partido hegemónico, renunciando a hacerle oposición.
Tanto Elorza como Izquierda Socialista debieron predicar en el desierto. El acuerdo y la investidura ya están aquí. El riesgo de desgastarse todavía más por ser la muleta del PNV es evidente. Pero a la dirección del PSE no le preocupa. Mendia y los suyos consideran que lo mejor es gobernar junto a los peneuvistas "para dar certezas a los ciudadanos" y colaborar en "un gobierno fuerte y progresista" que haga frente a la crisis derivada de la pandemia. Por ello, la secretaria general va un paso más allá al integrarse en el Ejecutivo. Lo hace sin que ese escuchen voces críticas. Al menos por ahora.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación