En las cárceles españolas y francesas hay ahora mismo unos 250 presos de ETA. De todos ellos, solo seis se han desvinculado del colectivo de presos 'tradicional' para encuadrarse en la organización Amnistía ta Askatasuna, conocida por sus siglas de ATA, la corriente más radical de la izquierda abertzale. Una corriente que critica el final de la banda terrorista, está en contra de la estrategia política de Bildu y se niega a que los reos se acojan a beneficios penitenciarios.
Para los miembros de ATA (Movimiento Pro Amnistía y contra la Represión), la coalición que lidera Arnaldo Otegi es un ejemplo de traición a la causa independentista vasca. Este grupo es minoritario en la izquierda abertzale, pero se moviliza de manera permanente en diferentes localidades del País Vasco y Navarra para reclamar la "amnistía" de todos y cada uno de los presos etarras. Sin ir más lejos, el próximo día 24 celebrará una manifestación durante la Semana Grande de Bilbao.
Seis de 250
Más allá de la propaganda, la realidad es que solo seis de los 250 reclusos de ETA se encuadran en ATA. Se trata de Iñaki Bilbao, Daniel Pastor, Jon Kepa Preciado, Patxi Ruiz, Saioa Sánchez e Ibai Aginaga. El primero de ellos es uno de los presos etarras más conocidos porque en su día profirió amenazas contra varios jueces de la Audiencia Nacional durante algunos de los juicios por los que acabó condenado.
Bilbao, expulsado en su día de ETA, llegó a firmar una carta desde la cárcel del Puerto de Santa María (Cádiz), donde aún permanece, en la que defendía, por ejemplo, que “la guerra se gana a tiros”. Este recluso, con varias condenas por asesinato, es el más veterano del grupo. Porque todos los demás son jóvenes nacidos en los ochenta o poco antes.
Los otros 240 reos condenados por su pertenencia a ETA y por sus crímenes siguen fieles al Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, por sus siglas en euskera), integrado en la izquierda abertzale de Otegi y los suyos. Históricamente el EPPK, casi siempre controlado por los presos más intransigentes, siempre abogaba por que sus miembros no se acogiesen a beneficios penitenciarios. Pero eso cambió un par de años atrás, en el contexto del fin de la banda terrorista. De alguna manera, ATA intenta reivindicar esos postulados que el EPPK defendía en el pasado.
Una escisión
ATA nació como una suerte de escisión de Sortu, la marca de la tradicional Batasuna que detenta la mayor parte de poder en la coalición Bildu. Los miembros de este colectivo muestran siempre que pueden sus diferencias tanto con Sortu como con Bildu, a los que consideran unos 'traidores' a su causa.
El propio Otegi llegó a tildar a ATA de "escisión" de la izquierda abertzale 'oficialista'. Durante meses se especuló con que este grupo podría volver a cometer atentados terroristas al estar en desacuerdo con cómo fue el final de ETA. El propio colectivo negó ese extremo en un comunicado que publicó en mayo de 2018. Pero, sea cual sea su futuro, lo que está claro es que, como se ha dicho, este grupo no ha conseguido demasiadas adhesiones en las cárceles.
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