Euskaltel era mucho más que el nombre de un equipo de ciclismo. Desde su creación en 1995, esta empresa de telecomunicaciones era uno de los buques insignia de la economía vasca. Era también una suerte de símbolo del País Vasco, en especial para los nacionalistas que en su día la pusieron en marcha. El Gobierno vasco del PNV y las tras cajas vascas, luego fusionadas en Kutxabank, alumbraron esta teleco que ahora ha sido engullida por la pujante MásMóvil.
La empresa que ya está en manos de la empresa dirigida por Meinrad Spenger nació a mitad de los noventa como un invento peneuvista. Sus propietarios eran el Ejecutivo autonómico, con un 40% de las acciones, y las tres cajas de ahorro vascas (BBK, Kutxa y Caja Vital), con un 60% entre todas. Kutxabank, la caja vasca resultante tras la fusión de las tres precedentes, siempre en manos del todopoderoso PNV, llegó a disponer de casi el 70% de las participaciones de la teleco vasca.
El PNV como impulsor
El maridaje entre esta empresa y la política fue obvio desde sus inicios. En 1996 el impulso de Euskaltel como alternativa a Telefónica estaba entre los pactos alcanzados por el PNV y el PP para la investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno. Así consta en las hemerotecas y así, por ejemplo, lo admitía estos días en su blog el portavoz parlamentario peneuvista de esa época, Iñaki Anasagasti. Hechos son amores y no buenas razones. El exlehendakari José Antonio Ardanza fue su presidente entre 1999 y finales de 2010.
Ha habido muchos socios y muchos intereses cruzados en la historia de Euskaltel. Después de la crisis de 2008, entraron grandes empresas como Iberdrola y Endesa, amén del Grupo Mondragón. En 2012, durante el Gobierno de Patxi López, el Parlamento de Vitoria aprobó vender a la compañía la red pública vasca de comunicaciones. PSE, PP y PNV votaron a favor de aquella polémica operación que muchos veían como una suerte de rescate encubierto de la empresa. Ese mismo año los fondos Trilantic e Investindustria entraron de lleno en la empresa.
La salida a Bolsa
Con el tiempo Euskaltel empezó a tener otros dueños, sobre todo desde que en 2015 salió a Bolsa. Esa decisión, quizás necesaria para el negocio, acaso está en el inicio del fin de la compañía (o de la previsión de lo que iba a ser, mejor dicho). Porque los dos fondos citados, que ganaron mucho dinero con la operación, acabaron enfrentados al Gobierno vasco en los tribunales por diferencias contables.
Y sobre todo porque desde esa salida al mercado bursátil la macrocajavasca fue vendiendo sus participaciones y perdió el control de la compañía. Kutxabank pasó a tener sólo el 20% de las acciones. El pretendido simbolismo político no se correspondía con la realidad accionarial. Tampoco con la expansión del negocio, ya que Euskaltel iba aumentando sus intereses en otras comunidades, con las compras de la gallega R y la asturiana Telecable.
En los últimos tiempos, sobre todo tras el desembarco en 2019 del fondo británico Zegona, parecía obvio que la teleco vasca se encaminaba a acabar en manos de otros operadores más grandes. Urkullu prometía mantener el "arraigo"
La principal consecuencia de la llegada nuevos accionistas de referencia es que Euskaltel dejaba de ser propiamente vasca, pese a tanto arraigo alimentado durante años por los propios partidos de la comunidad. La realidad es que en los últimos tiempos, sobre todo tras el desembarco en 2019 del fondo británico Zegona, parecía obvio que la teleco vasca se encaminaba a acabar en manos de otros operadores más grandes. Tambores de OPA.
Hacia una OPA siempre negada
Había resistencias en la sociedad y en la política de Euskadi a esa hipotética operación. De hecho, en 2020 el propio fondo colocó como presidente al número dos de Kutxabank para calmar al PNV. El regreso a la carretera del extinto equipo de ciclismo con el nombre de la empresa y la presentación de un plan para aumentar clientela en el resto de España también ayudaron a templar los ánimos entre quienes veían como un sacrilegio la compraventa en ciernes.
Parecía que Virgin y Orange eran los mejor colocados para llevarse el gato al agua. Pese a todo, en el PNV templaban el ambiente. El Ejecutivo de Íñigo Ukullu siempre apelaba a que el consabido "arraigo" de la empresa se mantendría pasase lo que pasase. Lo que ha pasado finalmente es que MásMóvil ha completado su OPA anunciada meses atrás y ya controla Euskaltel. La empresa de raíces vascas dejará de cotizar en Bolsa en los próximos días. Una de las primeras decisiones de los nuevos dueños ha sido deshacerse del negocio televisivo.
Cinco años ¿Y luego?
Lo único vasco que va a quedar de Euskaltel, para disgusto de casi todos los partidos de la comunidad, es la sede, que se mantendrá en el País Vasco durante al menos cinco años. El mantenimiento de la sede, de la marca y del empleo durante un lustro es el compromiso de MásMóvil, que por cierto sale ganando con la operación y que, tal y como publicó este diario, tiene al alcance convertirse en el tercer operador de España. Qué ocurrirá después del citado compromiso es una incógnita, si bien en la plantilla de Euskaltel se temen lo peor.
Vaticinios aparte, los hechos dicen que aquel invento del PNV y las cajas vascas -es decir, también del PNV- simplemente se acabó. La gran teleco de Euskadi ya no es lo que fue. Ni lo que se prometió que iba a ser.
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