Nunca unas elecciones vascas han tenido tan poca emoción. Todos en Euskadi dan por hecho que el PNV ganará holgadamente y que, por ello, Íñigo Urkullu continuará como lehendakari con el más que probable respaldo del PSE. Bildu será la segunda fuerza. Tanto Podemos como la coalición de PP y Cs padecerán sendas debacles. Y la gran duda de las últimas horas es si Vox logrará entrar en el Parlamento vasco.
Todos los sondeos coinciden en las previsiones acerca de esta extraña cita con las urnas que está condicionada por la pandemia del coronavirus. La campaña, en fechas nada habituales, ha sido de baja intensidad, con escaso interés de los ciudadanos y pocos sobresaltos. Pero que los resultados sean más que previsibles no es óbice para que los contendientes sí se jueguen cosas importantes. Estas son las verdaderas expectativas de cada formación más allá de las encuestas, de los mítines y de las promesas.
PNV. Su victoria está más que clara. Urkullu seguirá en la Lehendakaritza salvo sorpresa monumental. Pero la clave es hasta dónde llegará el triunfo. Los peneuvistas aspiran a mejorar los resultados de 2016, cuando lograron 28 escaños. Ahora algunas encuestas apuntan incluso a los 34, muy cerca de la mayoría absoluta (38) y que supondría su récord histórico, si bien estos datos parecen exagerados según varias fuentes de otros partidos. La realidad, que transcurre lejos de los titulares interesados, es que los jeltzales serían más que felices si llegasen a 31 asientos de la Cámara vasca. Y superar esa cifra sería una victoria enorme.
Bildu. Los bildutarras serán la segunda fuerza política. Su principal objetivo en estas elecciones es consolidarse como única alternativa posible al PNV y como líderes de la oposición. Los 18 escaños de 2016 les supieron a poco tras los 21 con que irrumpieron en el Parlamento en 2012. Precisamente esa es la cifra que pretenden recuperar este domingo. Para ello, su candidata, Maddalen Iriarte, ha desarrollado una campaña de corte moderado, centrada en defender su izquierdismo sin olvidar su consabido abertzalismo. Su estrategia busca claramente hacerse con los votos de los desencantados de Podemos.
Pugna por el primer puesto de los no nacionalistas
PSE. La candidatura que encabeza Idoia Mendia tiene un doble objetivo. El primero, desde el punto de vista de las cifras, es superar a Podemos y volver a ser tercera fuerza (primera entre los no nacionalistas) tras los discretos resultados de las anteriores elecciones, en las que se quedaron en 9 parlamentarios y en cuarto lugar. El segundo objetivo, relacionado con el anterior, es aumentar su presencia en el Gobierno de coalición con el PNV, para lo que necesitan el buen resultado que prevén los sondeos. Con más escaños, mejor podrán negociar el acuerdo de gobernabilidad y el número de consejeros socialistas en el futuro Ejecutivo.
Unidas Podemos y Equo. Estos dos partidos pretenden evitar la debacle que les auguran los sondeos. Juntos alcanzaron el éxito en 2012, con 11 escaños y como primera fuerza no nacionalista. Ahora van por separado y lo tienen mucho más complicado. Para Podemos, el desgaste tras aprobar los últimos presupuestos del Gobierno vasco (decisión que muchos aún no entienden), las numerosas crisis internas y la consiguiente marcha de algunos cuadros de la formación hacen presagiar lo peor para los morados. Para Equo sería un éxito entrar en la Cámara de Vitoria.
Las dudas en el centroderecha
PP y Cs. La lista que lidera Carlos Iturgaiz busca salvar los muebles este 12-J. Las elecciones suponen una prueba del nueve para ambos partidos, porque es la primera vez que populares y naranjas concurren coaligados a las urnas. Pero las perspectivas son peor que negativas. Y las expectativas están a la baja. El PP logró en solitario 9 escaños en 2012. A tenor de los sondeos y de las sensaciones de la campaña, si ahora la coalición lograse 7 diputados, hasta podría decirse que no sería un desastre.
Para el PP pintan bastos. Hace menos de un año Alfonso Alonso y Borja Sémper empujaban un cambio de rumbo para que el PP vasco buscase una voz y una idiosincrasia propias con las que renacer en Euskadi tras años de caída libre. Hoy ambos están fuera del partido y tanto la destitución de Alonso como la designación de su sustituto se interpretaron dentro y fuera del PP como un golpe de mando de la dirección nacional. Para Ciudadanos las sensaciones son algo mejores porque, aunque el resultado común sea malo, por primera vez sus cargos tendrán cabida en el Parlamento vasco.
Vox. Sus opciones son escasas, pero antes parecían nulas. Precisamente por ello nada tienen que perder en estas elecciones. Su pretensión es entrar por vez primera en la Cámara de Vitoria con un escaño por Álava, cuna de su presidente, Santiago Abascal. Si fuera así, tendrían motivos para estar contentos. La mayoría de sondeos desinflan esa posibilidad.
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