Es una obviedad que la relación entre el PNV y Bildu no pasa por su mejor momento. Los choques son continuos en el Parlamento vasco y en el Congreso de los Diputados. El tono de los reproches sigue creciendo en un contexto de enfrentamiento por la hegemonía nacionalista. En las últimas semanas los peneuvistas han abierto otra suerte de frente de batalla contra la coalición abertzale que dirige Arnaldo Otegi. Y tiene que ver con el manido "relato" sobre lo que fue ETA. En concreto, sobre el "daño injusto" que perpetró la banda terrorista.
El PNV ha aumentado sus exigencias a Bildu en esta materia durante las últimas semanas. Primero el Gobierno vasco presentaba el Plan de Convivencia, Derechos Humanos y Diversidad que guiará el trabajo sobre la memoria del terrorismo durante el resto de la legislatura. La redacción del texto, pulida tras recoger las propuestas de algunas asociaciones de víctimas del terror, incluye párrafos que no han gustado en la izquierda abertzale.
Diez años después del fin de los atentados de ETA, este documento, presentado hace unos días por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, estipula que es necesaria una "nueva actitud" por parte, en primer lugar, "de quienes han tenido responsabilidad directa o indirecta en medio siglo de terrorismo y violencia".
Plan de Convivencia como base
Además, demanda una "autocrítica sincera y real" para "quienes han ejercido la violencia y las culturas políticas que han amparado ese ejercicio", a los que se reclama "un reconocimiento en términos éticos, políticos y democráticos" de que el sufrimiento causado "fue injusto". Asimismo el documento incluye un rechazo expreso a los ongi etorri a presos de ETA porque "suponen de facto una exaltación simbólica de la cultura política de la violencia y un agravio y revictimización de las víctimas".
Cuanto más incide el PNV en este tema, más difícil se lo pone a Bildu, que intenta izquierdizarse desde hace tiempo pero no rompe con el pasado de Sortu, el partido heredero de Batasuna que ocupa el papel central en la coalición
El Plan de Convivencia es la base de una estrategia cristalina de los peneuvistas: erosionar a los bildutarras porque no condenan el pasado de ETA. Esta es una de las grandes diferencias, acaso la principal, entre los dos partidos nacionalistas que pelean por la hegemonía en la Cámara de Vitoria. Cuanto más incide el PNV en este tema, más difícil se lo pone a Bildu, que intenta izquierdizarse desde hace tiempo pero no rompe con el pasado de Sortu, el partido heredero de Batasuna que ocupa el papel central en la coalición. Todo ello, además, justo cuando se va a cumplir el citado aniversario del "cese definitivo de la violencia" anunciado por ETA en 2011.
El movimiento estratégico del PNV es obvio porque esta misma semana el propio lehendakari, Íñigo Urkullu, afirmaba que "el nuevo tiempo" que se vive en Euskadi después del terrorismo exige "una autocrítica clara ética, política y democrática" que pasa indefectiblemente por un movimiento de Bildu. Para el jefe del Gobierno vasco "es imprescindible que ETA y su universo político digan: 'Lo que se hizo fue injusto".
En esa misma línea, la citada consejera de Justicia enviaba en una entrevista un claro mensaje tanto a los presos de ETA como a sus afines: "Es necesario aclarar de una vez por todas que lo que hicieron, apoyaron, no condenaron e incluso legitimaron no tuvo sentido, estuvo mal y fue injusto. Ese es el sentir del Gobierno, pero también el de la mayoría de la sociedad vasca".
La líder del PNV en Vizcaya, Itxaso Atutxa, defendía igualmente en una entrevista que Bildu sea "mucho más tajante" para rechazar los recibimientos a reclusos etarras y añadía que "ya que estamos en ese pasito, podían reconocer también que el dolor causado no tenía que haber sucedido y no tendrá que suceder". La presión de los jeltzales a los abertzales es evidente.
La injusticia y una entrevista de Iriarte
No es casualidad esa insistencia del PNV sobre la injusticia de los atentados de ETA. Porque el pasado enero se generó una enorme controversia en el País Vasco a raíz de que la candidata a lehendakari y líder de Bildu en el Parlamento vasco, Maddalen Iriarte, cuestionó en una entrevista que el daño causado fuera "injusto". En esa misma entrevista y en otras la coalición abertzale sí dice que reconoce "el daño causado" por ETA pero no con el matiz de que fuera "injusto". Ya entonces los jeltzales censuraron la actitud de su rival y dijeron que sus palabras constituían "una barbaridad".
La pelea por el "daño injusto", tan relevante para el célebre "relato", simboliza al mismo tiempo esa batalla permanente entre ambas formaciones. Además de los calificativos al terrorismo de ETA, la violencia desatada en los últimos meses contra la Ertzaintza también está enfrentando a los dos partidos soberanistas vascos. Recientemente el número dos del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, mantuvo una agria discusión con Otegi por este asunto. El peneuvista hizo algo que hasta ahora no era costumbre en su partido: recordar al líder de Bildu su pasado dentro de ETA.
Pese a que se ha publicado que PNV y Bildu acercan posturas en materia educativa, la realidad es que en general su relación está peor que nunca dentro y fuera del Parlamento. Y para este nuevo curso político, marcado por el aniversario del fin de ETA y por el debate sobre un nuevo Estatuto vasco, no se atisban pactos entre ambos partidos, sino más bien todo lo contrario.
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