El PNV libra desde hace semanas una suerte de batalla soterrada contra un lobby de empresarios que han sido críticos con la marcha de la economía vasca. El diagnóstico que al respecto hizo Zedarriak, que así se llama este nuevo think thank empresarial, levantó ampollas en el seno del Gobierno vasco. Hasta el punto de que el propio lehendakari, Íñigo Urkullu, y la patronal vizcaína, Cebek, respondían esta semana presentando una visión mucho más positiva. Y dos de los hacedores del grupo de empresarios abandonaban por sorpresa.
Ya es de sobra conocido ese aserto que dice que todo aquel que se mueve no sale en la foto. Y en las últimas semanas en el establishment de Euskadi está quedando claro que quienes se mueven atacando al PNV lo tienen más que complicado. En un momento de no pocas tensiones entre algunos empresarios y el partido hegemónico, el caso de Zedarriak, además, se entrevera con la sorpresiva renuncia del presidente de la patronal vasca, Confebask, por "motivos de salud".
Más allá de las vagas elucubraciones, los hechos acontecidos durante el último mes hablan por sí solos. Todo empezó a mediados de abril, cuando se conoció el contenido de un informe sobre la economía vasca realizado por Zedarriak, una nueva plataforma cívica formada por catorce conocidos empresarios y expertos, entre ellos Pedro Luis Uriarte, consejero del Ejecutivo vasco en los ochenta, ex consejero delegado del BBVA y considerado como el padre del concierto económico, el catedrático de Derecho Internacional de la UPV Juan José Álvarez, la ex ministra de Ciencia Cristina Garmendia o la presidenta del Eibar, Amaia Gorostiza.
Lo relevante del informe no eran sus firmantes, aunque ese dato no era baladí, sino sobre todo el diagnóstico que presentaba sobre la economía del País Vasco. Como en su día contó Vozpópuli, el documento concluía en general que ""Euskadi ya no ocupa posiciones de liderazgo". Y señalaba defectos concretos como "la creciente pérdida relativa de peso económico y empresarial de nuestra economía", "el desarraigo en la mayoría de las empresas tractoras que impulsaron el desarrollo económico en el pasado" o "la progresiva pérdida de atractivo para realizar actividad económica y que sufre el país".
Malestar en el Gobierno y el PNV
Esa visión generó un enorme malestar en el seno del Gobierno vasco. En público y en privado algunos consejeros del Ejecutivo autonómico, los principales dirigentes del PNV -Itxaso Atutxa o Joseba Egibar- y el propio Urkullu mostraron su disconformidad con dicho texto. Según desveló El Correo, hubo hasta llamadas a los hacedores del documento para pedir explicaciones.
El propio presidente de Confebask, la patronal vasca que aúna a las tres patronales provinciales, Eduardo Zubiaurre, llegó a alinearse en gran medida con las tesis del citado lobby empresarial al decir en una entrevista a El Diario Vasco. Aseveraba entre otras cosas que "el mundo empresarial comparte que Euskadi ha perdido punch". Llovía sobre mojado, además, porque no son pocos los empresarios, incluida la propia patronal, que llevan tiempo mostrándose a favor de las políticas fiscales que en Madrid impulsa el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
Las citadas tensiones entre el Ejecutivo vasco y algunos empresarios parecían ir creciendo. Esta semana se celebraba la asamblea general de Cebek, patronal vizcaína. En un primer momento se anunciaba que, contra lo que es habitual en estos casos, Urkullu no estaría presente por "problemas de agenda". Sin embargo, de pronto cambiaron las tornas.
La presidenta de Cebek, Carolina Pérez Toledo, marcaba distancias claramente con el informe de la discordia y, de hecho, afirmaba que "Euskadi es muy atractivo para invertir". Casi al mismo tiempo, trascendía que el lehendakari sí estaría allí pero no hablaría. Y, finalmente, no solo estuvo, sino que clausuró el acto.
Allí, flanqueado entre otros por su amigo Josu Jon Imaz, ex presidente del PNV y consejero delegado de Repsol, Urkullu reclamaba a los empresarios "actitudes proactivas" para el futuro, afirmaba que en su Ejecutivo no hay "autocomplacencia" sino "confianza" en la economía vasca y defendía la colaboración entre políticos y empresarios. Algo que hacía denunciando "una tendencia contraria condicionada por el virus de la búsqueda permanente de lo negativo; en ocasiones, incluso, sin correspondencia con la realidad objetiva que vivimos". No mencionó a Zedarriak ni su informe, pero el mensaje estaba claro.
Dos bajas... o tres
Casi al mismo tiempo que el lehendakari hablaba ante la asamblea de los empresarios vizcaínos, se conocía que en el citado lobby había dos bajas entre sus catorce creadores. Abandonaban el grupo el mentado catedrático Juan José Álvarez y la presidenta de Gaia y directora general de LKS Next, la economista Elena Zarraga. Esta última no se ha pronunciado pero el primero sí, para dejar claro que las cosas no se habían hecho bien en el lobby.
Asimismo, y en paralelo a la batalla con el nuevo think thank, el Gobierno vasco lleva meses manteniendo claros desacuerdos con la patronal vasca. Por la política fiscal. Por la reforma laboral. Por el informe de Zedarriak. Y hasta por la visita de Ayuso a Vitoria. En ese contexto, a principios de la semana anterior trascendía que el propio Eduardo Zubiaurre dejaba la presidencia de Confebask por "motivos de salud".
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