A muchos les ha sorprendido que esta semana el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, un político que no suele elogiar a los rivales, celebrase la más que probable llegada al liderazgo del PP de Alberto Núñez Feijóo. Pero hay motivos para explicar por qué los peneuvistas aplauden que el hasta ahora presidente de la Xunta de Galicia tome los mandos de los populares.
La primera de esa razones es que en el PNV consideran que Feijóo entiende mejor que otros rostros del PP el estado autonómico y, por ello, las demandas de las formaciones nacionalistas. A nadie se le escapa que en Sabin Etxea, sede bilbaína del partido hegemónico en el País Vasco, veían y ven con preocupación que líderes como Isabel Díaz Ayuso, que siempre han exhibido un discurso duro contra el nacionalismo, pudieran llegar a la Moncloa. De hecho, nunca ha habido una buena sintonía entre los peneuvistas y el PP durante el liderazgo del ahora saliente Pablo Casado.
Otro de los motivos, sin duda íntimamente relacionado con el anterior, tiene que ver con el auge de Vox. No por casualidad Ortuzar afirmaba esta semana que "todos necesitamos un PP fuerte", es decir recompuesto, recuperado de su actual crisis, como alternativa de Gobierno que esté muy por encima de la formación que lidera Santiago Abascal.
Para los peneuvistas Vox es el principal enemigo político porque, a su juicio, supone un peligro para la democracia y un posible retroceso en el estado autonómico justo cuando ellos quieren completar el traspaso de competencias del Estatuto de Gernika, primero, y alumbrar un nuevo Estatuto, después. En cambio, Feijóo representaría un PP más centrista o moderado que, como en Galicia, podría frenar a los voxistas.
No puede decirse que las palabras de Ortuzar de esta semana constituyan un guiño al PP como posible socio en el futuro, pero está claro que prefieren a Feijóo en Génova
El tercer argumento por el que el PNV aplaude la llegada de Feijóo tiene que ver con la buena relación que mantienen desde hace años el presidente gallego y su homólogo vasco, el lehendakari, Íñigo Urkullu. Ambos mandatarios autonómicos se conocen hace tiempo, siempre dan muestras de su sintonía en las conferencias de presidentes y, sin ir más lejos, ya se han puesto de acuerdo en varias ocasiones en las fechas de las elecciones autonómicas.
Tal y como contaba El Correo este viernes en un artículo al respecto, el vínculo entre Urkullu y Feijóo se forjó allá en 2013, cuando la Unión Europea se pronunció contra el sistema de ayudas a los astilleros. Ambos hicieron causa común para defender juntos ante Bruselas los intereses del sector naval, tan relevante en ambas comunidades.
No puede decirse que las palabras de Ortuzar de esta semana constituyan un guiño al PP como posible socio en el futuro, porque eso es mucho decir y de hecho el propio presidente del PNV dijo que "mucho tendrían que cambiar" los populares para ser socios, pero está clara la preferencia de los jeltzales. Para ellos, Feijóo en Génova es mucho mejor que Casado o Ayuso.
Cualquier hipotético entendimiento entre PP y PNV se antoja ahora mismo harto complicado. En las filas populares no olvidan cómo en 2018, solo una semana después de acordar los Presupuestos Generales del Estado, los peneuvistas decantaron la moción de censura contra Mariano Rajoy. Además, esos acuerdos no parecen fáciles a la vista de que no existe sintonía alguna hoy día en Euskadi, donde el líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, hace una fuerte oposición al PNV.
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