Gobierne quien gobierne en España, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) siempre sale ganando en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Pese al mayúsculo enfado de los jetlzales por el acercamiento del Gobierno de coalición a Bildu, el pacto presupuestario ya es una realidad que solo tiene que presentarse en público.
La estrategia negociadora siempre es la misma. Invariable. Por un lado, sus enviados al Congreso negocian contrapartidas a cambio de sus votos y por el otro, desde Sabin Etxea, sede bilbaína del partido, se alza la voz para amagar pero nunca golpear. Mano izquierda en la negociación y fiereza en algunas declaraciones. La eterna ambigüedad. Y el mismo resultado. Esta vez el Gobierno liderado por Pedro Sánchez cede a las pretensiones del PNV al igual que el Ejecutivo de Mariano Rajoy cedió cuando logró aprobar sus últimas cuentas públicas con los votos peneuvistas.
Merced al acuerdo que anunciaba el viernes el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, los peneuvistas logran más inversiones para el País Vasco y, sobre todo, la desaparición del famoso impuesto al diésel. De paso, además, se apuntan un tanto en su novedosa y particular pelea con Bildu para ver cuál de los dos partidos vascos le saca más tajada al Ejecutivo de PSOE y Podemos.
Ortuzar amenaza y Esteban negocia
Cuando el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, pedía esta semana a Sánchez que diera "un puñetazo encima de la mesa" por la actitud de Pablo Iglesias y después de la famosa enmienda sobre la educación concertada en el debate sobre la Ley Celaá, podía parecer, y así lo publicaron no pocos medios, que en el PNV estaban hartos y hasta dudaban si cambiar de socios. Nada más lejos de la realidad.
Aunque no les gustó el pacto con Otegi, los peneuvistas seguían creyendo y aún creen que "el socio prioritario del Gobierno seguimos siendo nosotros y no Bildu"
Porque mientras resonaban los ecos de las palabras de Ortuzar sobre su posible rechazo a las cuentas, se fraguaba otra negociación entre Esteban y el Gobierno. Si bien es cierto que en el PNV no gustó nada el papel protagonista que Iglesias concedió a Bildu con el pacto presupuestario, también es verdad que los peneuvistas seguían creyendo y aún creen que "el socio prioritario del Gobierno seguimos siendo nosotros y no Bildu".
El impuesto al diésel y más inversión
Más allá del teatro declarativo, lo que quería el PNV era acabar con el impuesto al diésel y que los Presupuestos aumentasen la inversión para Euskadi, como ya informó este diario. El propio Esteban denunciaba públicamente que había algunas cifras que "corregir" para que el dinero destinado a su comunidad creciera, porque era poco en comparación con las partidas destinadas a otras comunidades. Dicho y hecho.
El pacto anunciado por Esteban este viernes supone que no habrá un nuevo gravamen para el uso del combustible diésel. Es obvio que esta cuestión interesaba al PNV sobremanera tanto por el impacto que tuviera en las empresas de automoción del País Vasco como por los intereses del gigante Petronor. Doble tanto que vender, por tanto, para los peneuvistas.
Además, este primer acuerdo incluye 50 millones de euros que se destinarán a un plan renove de la máquina herramienta y otros seis millones que se utilizarán para soterrar las vías del tren en el barrio bilbaíno de Zorrotza. Teniendo en cuenta que en el primer borrador de las cuentas se destinaban 570 millones a inversiones Euskadi, de momento el PNV arranca un 10% más de gasto.
La negociación continúa. De manera que no es descartable que Esteban arranque más dinero o más cambios que defiende el PNV. El manual seguirá siendo el mismo. Si las cosas se ponen feas, Ortuzar lanzará alguna otra soflama hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Así pasaba con Rajoy, así pasa con Sánchez y así pasará con quien venga después. Tanto en la negociación presupuestaria como en la cesión de competencias. Como bromeaba un cargo del PNV en los pasillos del Parlamento vasco, "si Bildu quiere jugar a esto, aún tiene mucho que aprender".
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