Un PNV y un PSOE a la baja podrían mantener su coalición de Gobierno en País Vasco con una raquítica mayoría

Victoria por la mínima del PNV en Euskadi. El tablero vasco está tan ajustado que anticipa un escenario político donde habrá partido hasta el último minuto, como muestra la encuesta elaborada por Hamalgama Métrica para Vozpópuli. Que se incline hacia un lehendakari peneuvista o uno de EH Bildu es difícil de prever, aunque por el momento parece que la candidatura de Imanol Pradales parte con una ligera ventaja. El PNV sería el partido más votado y alcanzaría los 28 escaños, cifra que le permitiría reeditar un Gobierno de coalición con el apoyo de los 8 escaños que obtendría el Partido Socialista. Una mayoría raquítica que pone de manifiesto el desgaste de ambas formaciones.

Pradales, elegido por el máximo órgano del PNV -el Euskadi Buru Batzar (EBB)- con la venia de su líder Andoni Ortuzar para suceder a un decepcionado Íñigo Urkullu -que aspiraba a revalidar candidatura-, se deja un punto en el porcentaje de voto y tres escaños respecto a 2020. El PNV se desinfla en escaños -pese a tener 81.000 votos más- mientras que EH Bildu sigue aunando adeptos en cada cita electoral -aumentaría en 123.901 votantes- y con los 26 asientos que conseguiría en el Parlamento Vasco a punto está de alcanzar a los de Ortuzar.

No obstante, la exigua suma de 37 escaños que alcanzarían PNV y PSOE (a uno de la mayoría absoluta) sería suficiente para investir a Imanol Pradales como lehendakari y extender la hegemonía vasca del PNV otros cuatro años más. La legislación electoral de País Vasco es singular, y el proceso de elección del presidente vasco se asemeja al de alcalde. A una investidura se pueden presentar varios candidatos a la vez, y gana el que obtenga más votos sin necesidad de alcanzar una mayoría absoluta. En ninguna de las dos votaciones se puede votar 'no', únicamente 'sí' o abstención.

Es por ello que la reedición de un Gobierno PNV-PSOE es posible, aunque encontrará serias dificultades para gobernar y sacar adelante los presupuestos anuales. Para tal fin, y si no quiere contar con el apoyo de Bildu, Pradales va a necesitar buscar el respaldo del Partido Popular, con quien las relaciones no pasan por su mejor momento tras la negativa de los nacionalistas vascos a votar la investidura de Alberto Núñez Feijóo.

EH Bildu pisa los talones del PNV

En cuanto a la variación de voto, el PNV se deja por el camino un 5% de votantes, que van a parar a la abstención, y un 2% que es absorbido por su rival nacionalista, EH Bildu. El hombre de confianza de Arnaldo Otegui, Pello Otxandiano, uno de los ideólogos de la formación abertzale, aspira a dar el sorpasso al PNV. De momento, su partido es el que más crece en apoyos respecto a las elecciones de 2020, con 120.000 electores más, un 5% más de intención de voto y 5 escaños más que los conseguidos entonces.

De alcanzar los 28 escaños del PNV, ¿a quién apoyará el PSOE? Esa es la pregunta del millón. Lo que está claro es que Otxandiano está más cerca de acariciar el bastón de lehendakari que su predecesora, Maddalen Iriarte. De decantarse los socialistas por Bildu en lugar de por el PNV, Pradales se vería obligado a pactar con el PP para que le ceda los 9 votos necesarios para superar los 37 escaños resultado de una hipotética reedición del acuerdo pamplonica (EH Bildu+PSOE+Ekarrekin-Sumar).

El pasado viernes, el líder socialista de País Vasco, Eneko Andueza, dio su "palabra" públicamente de que no pactaría el Gobierno con EH Bildu "ni mañana, ni pasado, ni tras las autonómicas". Esta película ya nos la sabemos, y los cambios de opinión -tan a la orden del día en el PSOE actual- podrían dar la vuelta a la baraja.

Sorpasso del PP al PSOE

La encuesta de Hamalgama Métrica no dibuja un futuro muy prometedor para Andueza y los socialistas vascos. El PSE perdería un 3% en intención de voto y 2 escaños respecto a las elecciones de 2020, alcanzando apenas 8 asientos en la Cámara vasca. Su declive contrasta con un Partido Popular catapultado a los 9 escaños, 3 más que los que consiguió en coalición con Ciudadanos en la última cita electoral. La candidatura de Javier de Andrés duplicaría los votos conseguidos en 2020, pasando de 60.000 a 120.000, y ganando 4 puntos en intención de voto.

El sorpasso del PP al PSOE -con 61.984 votantes más que en las últimas elecciones- serviría para impedir que EH Bildu se hiciera con el Gobierno vasco si los socialistas deciden apoyar a Otxandiano. Si el PNV se decantase por el PP como socio en lugar del PSOE, los populares no tienen intención de ponérselo fácil. “Lo previsible es que PNV y PSE sumen más que Bildu, pero si eso no ocurre, si no suman, el PNV tendrá que pedirnos apoyo y formalizar un acuerdo para negociar qué políticas apoyamos”, apuntaban fuentes populares vascas en conversación con este periódico.

Desplome de Sumar y aguante de Vox

Otro de los partidos damnificados por la demoscopia es Ekarrekin-Sumar. Se prevé que Podemos y la formación de Yolanda Díaz concurran juntos a las elecciones, algo que de momento no supondría un gran plus electoral. Más bien al contrario. La formación alcanzaría solo tres escaños, la mitad que en las últimas elecciones, y perdería un 4% de intención de voto.

La marca Vox resiste en País Vasco y volvería a conseguir un escaño, como en 2020. Sus votos prácticamente se multiplicarían por dos, pasando de 17.569 a los 32.896. Su escaño, sumado al de PNV y PP, serviría para bloquear las iniciativas de un presunto Gobierno PNV-PSE.

La abstención cae

Se prevé una altísima participación en la próxima contienda electoral por el Gobierno de Euskadi. La abstención pasará del 49% al 35%, y se quedarán en casa 600.000 ciudadanos frente a los 800.000 que lo hicieron en 2020. La mayor parte de los ciudadanos que se abstendrá por primera vez procede de las filas del PNV, mientras que su rival nacionalista, EH Bildu, solo compone el 10% de la abstención. También se percibe pérdida de confianza en el PSOE, que supone un 26% de la nueva abstención, y en Ekarrekin-Sumar, que aporta el 17,3%.