En el Partido Nacionalista Vasco (PNV) están que trinan. No les ha gustado nada el comportamiento de Pedro Sánchez para reclamar su apoyo a una hipotética investidura. Pero, como siempre, los peneuvistas anteponen el pragmatismo. Tienen muy claro qué van a pedirle al presidente del Gobierno en el encuentro que, si no hay cambios de última hora, se celebrará este miércoles: inversiones para impulsar el Tren de Alta Velocidad (TAV) y reactivar las 36 competencias que el Ejecutivo prometió transferir pero quedaron bloqueadas con el adelanto de las elecciones generales.
Para Íñigo Urkullu y los suyos es una prioridad que no se repitan los comicios el 10-N. Como ya contó este diario, los peneuvistas quieren su traída y llevada "estabilidad". O sea, prefieren que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, que se negocie la cifra del cupo vasco sin sobresaltos y, si es posible, que el propio Ejecutivo vasco pueda sacar adelante sus cuentas públicas. Así, está claro que el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, pedirá a Sánchez que no haya repetición electoral en la cita que presumiblemente será este miércoles.
Dos exigencias
El apoyo de los peneuvistas a un posible gobierno de coalición de PSOE y Podemos o a un gobierno en solitario de los socialistas se da por hecho. Pero los diputados nacionalistas no darán su apoyo gratis, sino que solo votarán a favor a cambio de sus exigencias. Dichas exigencias son básicamente dos: las competencias pendientes y el impulso de las infraestructuras de la alta velocidad.
Las obras de TAV, con la famosa y griega vasca como eje, llevan en marcha años. Para que terminen, quedan las construcciones de las nuevas estaciones en las tres capitales vascas, con carísimos soterramientos incluidos. A esto hay que sumar, además, el cierre definitivo de la conexión de la Y vasca con Navarra. Todo ello no es gratis y depende del impulso del Estado. Las fuentes consultadas por Vozópuli cifran en al menos unos 3.000 millones de euros el coste que todavía queda por desarrollarse.
Unas obras clave
Las cuentas son claras. Las obras del TAV en las capitales vascas costarán alrededor de 2.000 millones, de los que el Estado, a través del Ministerio de Fomento, tendría que pagar unos 1.500 millones, mientras el resto correría a cargo de instituciones vascas (Diputación y Gobierno vasco y ayuntamientos). Y la conexión con Navarra costaría al menos otro tanto. Esto último parece asegurado una vez que el PSOE gobierna dicha comunidad junto a los peneuvistas. En total, unos 6.000 millones, de los que el Gobierno central pagaría aproximadamente la mitad. No son cifras redondas, sino estimaciones publicadas por varios medios vascos y refrendadas por varias fuentes consultadas.
Cifras aparte, el PNV quiere que el TAV se inaugure en 2024. Es una de sus grandes apuestas políticas. Las obras acumulan retrasos y es evidente que, para llegar a tiempo a esas fechas, es necesario un impulso estatal. De hecho, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, lo recuerda siempre que tiene ocasión. Este miso lunes volvía a hacerlo.
Las competencias y el 28-A
La otra gran petición está en la competencias. Los gobiernos central y vasco acordaron meses atrás un calendario por el que el Estado cedería 33 competencias que constan en el Estatuto de Gernika y que todavía no se han hecho efectivas. Aquel acuerdo, que incluía la cesión progresiva por parte estatal, quedó truncado, en suspenso, por el adelanto electoral del pasado 28-A. Eso sí, en plena campaña electoral, PSOE y PNV volvieron a acordar el traspaso de otras cuatro transferencias.
Pese a las promesas de esas 37 competencias, la realidad es que solo una se puso en marcha. Para aprobar uno de sus 'decretazos' sociales, el Gobierno de Sánchez entregó al Ejecutivo de Urkullu la gestión de la autopista AP-68. Así, quedan 36 competencias pendientes. Y Ortuzar y su partido tienen claro que Sánchez tiene que cumplir con esa promesa si quiere sus votos en la investidura.
El acuerdo no parece difícil. No puede olvidarse que PNV y PSOE gobiernan coaligados en Euskadi desde hace tres años. Lo mismo ocurre en Navarra desde hace un mes. El clima es positivo desde que los peneuvistas respaldaron la moción de censura de Sánchez contra Mariano Rajoy. Precisamente por eso, en Sabin Etxea no entienden las maneras de actuar del presidente del Gobierno. Prometió una visita que no hizo. Y ellos se han enterado de sus posibles reuniones "por la prensa". Tanto Ortuzar como Erkoreka han levantado la voz por esto en los últimos días. Pero todo quedará en anécdota si el Ejecutivo central impulsa el TAV y reactiva el traspaso de las competencias.
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