Una palabra se repite en el País Vasco cuando estos días se habla de la OPA de Siemens a su filial Gamesa: miedo. Miedo en la plantilla a que se produzcan fuertes recortes que incluyan despidos. Miedo en las numerosas empresas proveedoras a que la multinacional alemana decida llevarse toda o una parte de su negocio a otras latitudes. Y miedo en el Gobierno vasco a que continúe la paulatina marcha de Euskadi de la compañía.
Era un secreto a voces pero las alarmas se dispararon el pasado fin de semana. Ocurrió cuando Siemens Energy anunció una oferta pública de adquisición voluntaria en efectivo sobre la totalidad de las acciones de Siemens Gamesa Renewable Energy (SGRE) que aún no posee, es decir, aproximadamente el 32,9% de las mismas, con la intención de excluirla de cotización. No todos los días se conoce que una empresa del Ibex 35 dejará de estar en Bolsa. Por ello se disparó su cotización, claro, pero también se dispararon los temores, sobre todo en el País Vasco, donde Siemens Gamesa mantiene su sede social.
La fabricante de aerogeneradores es una de las principales compañías con sede en Euskadi. Su centro de operaciones está en Zamudio (Vizcaya). Allí, en las oficinas donde ya solo queda uno de los miembros de la cúpula de la empresa, así como en sus plantas del País Vasco y de Navarra cunde la preocupación por los últimos acontecimientos. Así, este mismo lunes los sindicatos CCOO y UGT lanzaban un duro comunicado contra la gestión de la compañía desde que Siemens y Gamesa se fusionaron allá por 2017.
CCOO y UGT afirman que "siempre que ha habido un movimiento por parte de Siemens, ha tenido negativas repercusiones en el empleo en nuestro país"
Ambas centrales sindicales repasaban lo que a su juicio son clamorosos errores. Y concluían afirmando que "no podemos ocultar nuestra máxima preocupación por nuestros puestos de trabajo, porque la triste experiencia que tenemos es que siempre que ha habido un movimiento por parte de Siemens, ha tenido negativas repercusiones en el empleo en nuestro país".
Tal y como informaba Vozpópuli, los gestores de Siemens se comprometen por ahora a mantener su sede social en España y, más en concreto, muestran su apuesta por la continuidad en el País Vasco. "No prevemos ningún cambio. Estamos comprometidos con las operaciones en España y en el País Vasco y no veo que esto tenga que cambiar", sostenía el consejero delegado de Siemens Energy, Christian Bruch, en su comparecencia ante los medios de este lunes.
Despidos y plantas cerradas desde 2017
Sin embargo, en la plantilla no se fían, como ya se ha dicho. Menos aún después de que recientemente se conociera que la compañía registró unas pérdidas de 780 millones de euros en seis meses. Desde CCOO no se cansan de repetir que desde la fusión de 2017 han sido despedidos casi 1.500 empleados, así como que se ha echado el cierra a las plantas de Miranda de Ebro, Aoiz (Navarra), Cuenca y Somozas (Galicia). Ahora mismo en Siemens Gamesa trabajan más de 5.000 personas en toda España.
No puede olvidarse que hace cinco años Gamesa y Siemens acordaron fusionar sus negocios para crear una de las mayores compañías eólicas del mundo, con 70 gigavatios (GW) instalados, una cartera de pedidos valorada en 22.000 millones de euros y casi 10.000 millones de ingresos. Pero desde entonces las cosas no han salido como se esperaban. En los últimos tres años las pérdidas han sido constantes. Y tampoco ha ayudado mucho a la reputación de la empresa la patente lucha entre Siemens e Iberdrola que se saldó con la salida del accionariado de la eléctrica española, que a principios de 2020, justo antes de la pandemia, se desprendió de su paquete del 8,07% acciones por 1.100 millones de euros.
Proveedores y Gobierno vasco
Al temor de la plantilla hay que añadir la incertidumbre que se ha generado entre la multitud de empresas que actúan como proveedores de Siemens Gamesa. El pasado año la compañía adquirió hasta 322 millones de euros en material a más de 700 empresas vascas, según datos publicados por El Correo. Lógicamente una hipotética marcha o reducción del volumen de negocio amenaza a todos estos proveedores.
Y, por último, en el Gobierno presidido por Íñigo Urkullu tampoco pueden disimular su honda preocupación por lo que pueda ocurrir con la fabricante de aerogeneradores. Este lunes, durante una entrevista radiofónica recogida por Europa Press, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, decía que una vez se conozcan todos los detalles de la OPA de Siemens Energy el Ejecutivo vasco trabajará para "garantizar" los puestos de trabajo en Siemens Gamesa y para que se continúe trabajando con proveedores vascos". Eso sí, lo decía tras admitir que lo que está pasando, unido a la conocida mala situación de la empresa, solo sirve para "generar más incertidumbre".
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